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El nuevo vientre de la creación artística es el hogar

Los artistas José Vivenes, Rolando Peña, Isabel Cisneros, Dianora Pérez-Montilla y Jeanne Jiménez hablan de su conexión creativa con el lugar en el que transcurre su confinamiento por el Covid-19

  • CAROLYN MANRIQUE

20/04/2020 01:00 am

El aislamiento es una de las pocas prácticas en las que coinciden los artistas visuales. Lo que sí es distinto es la forma en que éstos se plantean esos aislamientos: a veces para pensar e idear conceptos; a veces, simplemente, para crear.

"En esencia, el artista tiene un pedazo de trabajo en el que este confinamiento le favorece", dice la artista Isabel Cisneros, quien hasta antes de la cuarentena, tenía en el Centro Cultural BOD la exposición Traslaciones.

"Por lo general, cuando estoy en proceso de desarrollar una obra o una idea, me aíslo porque necesito concentración para reflexionar, meditar, sobre la idea y el desarrollo posterior de la misma", explica Rolando Peña, artista que participó este año en Arco Madrid, una de las ferias de arte de mayor renombre a nivel mundial.

Dianora Pérez-Montilla, por su parte, plantea: "La reflexión constante hace que las ideas nazcan continuamente. Unas fortalecen proyectos que vengo desarrollando y otras quedan como tareas pendientes. Hay elementos que afectan a los artistas y a cualquier ciudadano, como la situación sociopolítica y económica del país en el que se reside, y todo lo que de esto deriva (tecnología, educación, salud pública, alimentación, vivienda, etc.). En la situación actual se agudizan estos problemas y se visibilizan otros. Así que el acto de la creación es una vía de escape, una burbuja de oxigeno en la que se dejan de contar días y se descubren otras habilidades".

Vistas en conjunto, las tres declaraciones anteriores son la confirmación de que el aislamiento es una condición intrínseca al oficio de artista plástico. Está en su esencia. Es un tiempo de reflexión y meditación que permite la sostenibilidad del trabajo final de cada creador, bien sea que se trate de grandes instalaciones, obras en pequeño formato o ensamblaje de objetos.

Pero, ¿qué sucede cuando ese aislamiento no es decidido por el propio artista visual ni responde a ese planificado ensimismamiento previo a la ejecución de una obra? ¿Sigue siendo esa conexión con el hogar, o la casa-taller, la misma de antes?

Más que una obligación, un deber
El aislamiento social como medida para prevenir el contagio con el Covid-19, es obligatorio, pero dada la magnitud de la pandemia, cuya cifra de víctimas mortales supera en le mundo las 150.000 personas, para muchos es un deber, una conducta lógica dentro de una crisis mundial.

Así lo visualiza Cisneros: "En este momento, si yo salgo a la calle y veo a alguien sin máscarilla me siento ofendida. Uno además de sentir que esa persona no se está cuidando, siente que esa persona no está cuidando de los otros. Esta puede ser una de las únicas consecuencias bonitas que tiene esta historia, que te da noción del Otro".

Un poco por esa sensibilidad o necesidad de cuidado, Cisneros se dedica por estos días a dos tareas: el seguimiento de una actividad planteada por Artquest London, en la que debe publicar una obra en Instagram siguiendo una serie de lineamientos, y la realización de tapabocas.


Esta artista cuenta con un taller muy cerca de su casa: "Estoy trabajando en mi casa. Las veces que he ido al taller lo único que he hecho son máscaras, es lo único que me provoca hacer. Al terminar todo tendré un lote de máscaras para regalarlas a mis conocidos porque yo creo que vamos a tener que usarlas por un buen rato, por lo menos hasta diciembre. Veo tutoriales, voy adaptando cosas que me interesan para hacerlas lo más cómodas posible".

Pérez-Montilla, por su lado, ha tomado una posición más "religiosa" de esta cuarentena. "Cuando algo es obligado el sentido cambia, pero hay que revisar que nos obliga y por qué lo hace, en una pandemia el aislamiento más que una obligación es un deber. Mi visión tiene un sentido místico y religioso, así que lo tomé como 'cuaresma', no como 'cuarentena', porque el sentido de la palabra le da otro carácter. Eso sumado al pensamiento del 'aquí y ahora' lo importante es convertir el tiempo en algo productivo y cuando esto pasa, los días se hacen pocos y las horas insuficientes", cuenta Pérez-Montilla, quién hasta el momento de la declaración de alarma y confinamiento exhibía Crónica[s] en la Sala Mendoza.

En este momento la artista, ganadora del Salón Jóvenes con FIA 2017, se encuentra investigando para un proyecto que tenía previsto para finales de este año. Además, está produciendo dos catálogos, uno de la exposición El tiempo tiende a olvidar, que se realizó en Mérida a finales del año pasado bajo la curaduría de Elizabeth Marín, en la sala expositiva Espacio Proyecto Libertad, y el de Crónicá[s] en la Sala Mendoza, con la curaduría de Patricia Hambrona.

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Dejadnos llorar, 2019 Instalación [Bandera de #Cataluña ] 1/19 piezas de algodón moreno, bordada con sedalina, y bordes tejidos en hilo de algodón color crema. 28 x 29cm ~ En la #España de #guerra y dictadura uno de los tantos #maltratos hacia la #mujer era la prohibición del luto, pues no se podía vestir de negro ni llorar a los familiares perdidos. Maria José Gironella en Un millón de muertos (1961), narra como las mujeres iban casi de manera clandestina a buscar los cuerpos de sus esposos entre cientos de cadáveres, tendidos a los lados de la calle, para despedirlos y cubrirles el rostro con su pañuelo como un úlltimo adiós. En esas circunstacias se alude a la restricción “…enlutadas, a pesar de la prohibición…” ~ Cada pañuelo ofrece consuelo para llorar a los familiares que fallecieron por la #violencia ejercida por el poder cívico-militar, o por aquellos que se fueron en busca de una mejor calidad de vida. El uso del mismo color -beige sobre beige- y el tipo de puntada del bordado, punto atrás, remiten al relieve del #braille, a lo que está pero no es evidente, a lo imperceptible de un lugar incluido en la simbología de una bandera. El punto atrás también enfatiza la necesidad de retroceder un paso para avanzar e ir construyendo una historia, así como el hilo que, por medio de puntadas, establece límites de una forma que, aparentemente, fue vaciada de significados. ~ El título de esta obra coincide con la petición de un grupo de familiares que, actualmente, conforman una asociación en #Córdoba que promueve la exhumación de los cadáveres de la guerra para que no se olvide el genocidio. Esta petición, Dejadnos Llorar, es una súplica que no debe solicitarse hoy en día, tiempos en los que, en principio, los #derechoshumanos son bandera para bregar por la igualdad y la democracia. Pese a esto, hay quienes aún piden se le deje llorar a sus víctimas. Ante esto, solo se debe brindar consuelo, ofrecer un pañuelo de “algodón moreno”. ~ #DejadnosLlorar es una obra que forma parte de la Exposición #Crónica[s] exhibida en la @sala_mendoza a propósito del #PremioEugenioMendoza15 con el Apoyo de la #EmbajadadeEspañaenVenezuela.

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Peña, artista visual residenciado en Estados Unidos, uno de los países más afectados por la pandemia, conversa en positivo: "No me siento tan mal. Por supuesto que tiene sus altos y bajos, pero soy positivo al 100%, siempre le busco la vuelta a todo y le saco el máximo de provecho. Eso me ha ayudado mucho en mi vida y en el arte. Y sí, me encuentro en el país más afectado, pero pienso que en cualquier lugar del planeta existe el riesgo de contraer este nefasto virus. Por lo tanto, soy positivo y me cuido".

Peña tiene claro de quién debe cuidarse, y no es del aislamiento y mucho menos de su hogar, es del Covid-19. Esa claridad lo ha llevado a desarrollar una video-instalación sobre el virus, todavía en desarrollo. "Con esta obra quiero dejar mi punto de vista sobre esta terrible y nefasta epidemia".

Ese entendimiento de la pandemia también busca dejarlo claro José Vivenes.

"El Covid-19 no solo es el diagnostico medico, es todo lo que esta generando, transformando y cambiando en el panorama mundial, social, colectivo, individual, político y económico. Es un experimento social que está permitiendo reflexionar interna y externamente, en realidad. ¿Qué somos los seres humanos, a dónde vamos? El confinamiento está cambiando el rumbo de la historia y del posthumano", afirma el autor de la serie Basta de falsos héroes.

Este artista, que se encuentra actualmente trabajando en los proyectos que estaban en proceso antes del anuncio de emergencia sanitaria, busca durante estos días agregar otros lenguajes a su pintura.

"El confinamiento está cambiando el rumbo de la historia y del posthumano", asegura José Vivenes (ARCHIVO)

"Sin vivencias, el sujeto artístico pierde detonantes para la creatividad", dice Jeanne Jiménez (ARCHIVO)

Jeanne Jiménez, artista y diseñadora gráfica, reafirma la idea del aislamiento como una necesidad, pero acota: "La cuarentena ha afectado más la vida social, los intercambios no se pueden limitar a mundo digital; sin vivencias, el sujeto artístico pierde detonantes para la creatividad".

Al contrario de otros artistas que han potenciado sus obras o encontrado nuevas historias y a pesar de estar trabajando en muchas pinturas antes de la cuarentena, la incertidumbre asalta a Jiménez: "Quizás he pensado en reactivar algunas ideas suspendidas. La situación actual afecta la materialización de ciertos procesos, abriendo un tiempo imprevisto para lo que se encontraba en un estado latente".

El vientre en el que se forma la obra
El hogar. Estos artistas hacen de su casa, el taller, a pesar de tener espacios destinados para trabajar. En la actualidad, esos espacios que comparten con familias, se han convertido en el vientre en el que se va formando la obra de cada uno.

"El hogar es taller y estudio, gran parte de lo que me rodea en mi entorno privado se ha convertido en material o signo de mi trabajo artístico", explica Jiménez.

Sin embargo, en el hogar radica mucho más que las ganas de hacer; en él se encuentra el desespero y la ansiedad, además de la conexión con los seres queridos.

"Yo creo que hay que tomárselo con mucha calma, porque no tenemos una energía bonita, hay miedo, preocupación y angustia. Yo no soy de las que defiende que hay que hacer quinientos cursos, trabajar y leer muchísimos. ", dice Cisneros.

Basándose en ese "tomárselo con calma", Peña relaciona el hogar con la comodidad que ofrece el estar con las personas amadas. Sobre esa conexión con el hogar dice: "Por años fui un solitario empedernido, un aventurero extremadamente curioso que buscaba descubrir los secretos de la vida, del universo, y por supuesto del arte, eso me llevó a recorrer gran parte del mundo y a descubrir cosas muy interesantes, buena y malas. Debo decirte que en ese sentido estoy muy satisfecho. Ahora bien, eso que llaman 'el destino' me hizo encontrarme un día con un ser maravilloso, mi ángel Karla, con quien vivo y estoy totalmente satisfecho. Vivimos en un lugar maravilloso y somos muy felices".


Por su parte, Pérez-Montilla cuenta: "Desde hace algunos años pasó mucho tiempo en mi hogar, es el lugar donde se reflexiona y se produce al tiempo que las situaciones cotidianas van transcurriendo; mi obra no surge en aislamiento, por el contrario al producirse, siempre falta espacio, soledad y silencio. Pero la clave es la observación, la integración y la disciplina. Así que desde acá me toca ver otras realidades que parten de las individualidades de quienes convivimos en este espacio como familia. Entendiendo la religiosidad del tiempo de cuaresma, el producto del trabajo no solo debe ser un objeto o un texto, sino el de uno mismo, corporal, emocional y mental".

Vivenes asume su cuarentena como un experimento social, en el que "se amplían composiciones, dándole tiempo a las metáforas visuales de enriquecer plásticamente narración visual. Otros soportes buscan relacionar los vacíos burocráticos, la deshumanización, la intolerancia y lo incierto. Los resultados del experimento social son muchos, el principal y que más afecta a todos, es lo económico".

Para este artista su hogar es "un gran soporte de apoyo y complicidad".

El aislamiento obligatorio afecta, no por ser imperativo, sino por lo que hay detrás, al mundo entero y es inevitable que no toque al artista que busca expresar inquietudes a través de su oficio. Y el hogar se ha convertido en el nuevo refugio -que a su vez es taller- en el que los artistas no cesan de conectarse con la creación. Es el nuevo vientre de la creación. Finaliza Rolando Peña: "Por fortuna existe el arte para librarnos del horror de la verdad".

@CarolynManrique
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