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A CONTROL REMOTO

De Italia para el mundo

El Festival de San Remo, que acaba de celebrar su edición número 70, fue en sus años dorados una poderosa cantera generadora de canciones de éxito planetario

  • AQUILINO JOSÉ MATA

14/02/2020 08:41 am

Buena parte de la programación nocturna del canal internacional de la RAI -siglas que identifican a la televisión pública italiana- estuvo dedicada la semana pasada a la edición número 70 del Festival de la Canción de San Remo, que se llevó a cabo en el Teatro Ariston de esa localidad costera del noroeste de aquel país. Esta vez el ganador fue Diodato, joven intérprete que cautivó con la muy pegajosa y sentimental balada Fai Rumore, con la cual competirá en la próxima edición del Festival de Eurovisión, a celebrarse en mayo.

El Festival de San Remo es el de mayor data de este tipo de eventos y aunque ya no ostenta la popularidad de antaño, hay que decir que marcó pautas y vivió momentos estelares, no solamente en Italia -donde aún goza de prestigio e interés-, sino también en el resto del mundo, especialmente desde finales de los años 50 hasta bien entrada la década de los 80.

El 29 de enero de 1951 tiene lugar la primera edición del festival y a partir de allí se impone como una de las marcas de la Italia del boom económico de la postguerra, bajo el patrocinio de la RAI. Pero no sería sino hasta 1959 cuando comenzaría con firmeza su proyección planetaria, con el triunfo de Domenico Modugno con la canción Nel blu dipinto di blu, popularmente conocida como Volare, que rompió con el modelo de balada melodramática que hasta entonces había sido hegemónica en el evento. Con Modugno se abre el festival a las nuevas corrientes musicales. De esta manera, San Remo sirve de plataforma a las voces juveniles que irrumpieron en la década de los sesenta, luminarias como Adriano Celentano, Mina, Lucio Battisti, Lucio Dalla, Gino Paoli, Ornella Vanoni, Pino Donaggio, Patty Pravo, Sergio Endrigo, Claudio Villa y Rita Pavone. También en su larga historia ha contado con competidores de otros países tan ilustres y variados como Louis Armstrong, Frankie Lane, Françoise Hardy, Petula Clark, Roberto Carlos, José Feliciano, Paul Anka, Marianne Faithfull, Sonny and Cher y Dusty Springfield, entre otros, todos formando pareja con intérpretes italianos, pues cada tema en competencia lo presentaban dos intérpretes por separado, un italiano y otro invitado, generalmente internacional, aunque también podía ser un nativo de ese país. Este sistema a veces generaba versiones tan diferentes, que enriquecían ostensiblemente el repertorio de la reseña musical.

Como ya dijimos, el triunfo de Domenico Modugno en 1959, formando pareja con Johnny Dorelli, señala un antes y un después en la historia de San Remo. Quedaba atrás una década de canciones melosas y estilos grandilocuentes, para dar la bienvenida a las nuevas corrientes. Modugno y su Volare fueron el trampolín para la canción italiana más actual, esa que conquistaría a todo el mundo, cada una con su historia. A algunas de ellas nos referiremos.

Historias con música
Aunque la edición de 1961 la ganó una balada, Al di la, cantada por Luciano Tajoli y Betty Curtis -que posteriormente serviría de tema musical a la súper taquillera película de la Warner Bros Los amantes deben aprender-, los nuevos aires que llegaban con el rock conseguían un segundo puesto para 24 Mila Baci y confirmaban a Adriano Celentano como la estrella juvenil del momento, formando pareja con otro pionero del rock made in Italy, Little Tony, Para la anécdota televisiva queda el gesto insolente de Celentano dando la espalda a las cámaras de la RAI cuando lo proclamaron detrás del tema ganador.

En 1964, año en que la adolescente Gigliola Cinquetti triunfó con No tengo edad (para amarte), uno de los éxitos millonarios surgidos del festival, con el cual su intérprete ganaría después en Eurovisión, pasó algo muy curioso con E se domani, canción defendida por el estadounidense Gene Pitney, quien no consiguió clasificar al ser eliminada en la primera ronda. Fue gracias a la versión de Mina, ya convertida en una de las grandes voces de Italia, quien la grabó tres años después, transformándola en una notable balada neorromántica. La convirtió en uno de los himnos de la década de los sesenta y, por supuesto, en icono de su repertorio.

De San Remo no solo pegaban mundialmente las canciones ganadoras, sino también no pocas de las finalistas y hasta las que no llegaban en el cuadro de las 10 primeras de la competencia. Aquí hay que mencionar a Io che no vivo senza te, que en 1965 defendió Pino Donaggio, ubicándose así en la diana de los grandes baladistas. Pero la canción se afianzó fuera de Italia en las voces de Dusty Springfield y Elvis Presley en los mercados anglosajones, mientras que en Europa y Latinoamérica la colocó el italiano Massimo Ranieri. Por cierto, y situándonos en la actualidad, esta versión de Ranieri aparece como cortina musical en una de las escenas más alucinantes de Parásitos, la película surcoreana galardonada este año con el Óscar. En cuanto a Donaggio, le iría mejor posteriormente como compositor de bandas sonoras en Hollywood, siguiendo los pasos de Ennio Morricone y Giorgio Moroder.

Un suicidio y otros escándalos
El cantautor Luigi Tenco, formando pareja con Dalida, compitió en 1967 con su tema Ciao, amore, ciao. Su exclusión de la final acabaría con el suicidio del artista, una tragedia que sigue alimentando la crónica negra y las más diversas hipótesis. Al año siguiente, el festival coronaba a la canción de autor italiana con un tema interpretado por Sergio Endrigo, Canzone per te, que lo consagró como ganador junto a un jovencísimo Roberto Carlos, quien pisaba suelo europeo por primera vez. La única incursión de Lucio Battisti en San Remo la hizo en la edición de 1969 con Una aventura, formando pareja interpretativa nada menos que con el norteamericano Wilson Pickett. Dos años después, en 1971, la Rai censuró a Gesú Bambino, título original de la canción que interpretaría otro cantautor, Lucio Dalla. Tuvo que cambiarle el título por el de 4/3/1943, fecha de nacimiento del artista, aludida en una de las estrofas. La canción contaba la historia de una muchacha que había quedado embarazada de un soldado durante la segunda guerra mundial y da a luz un niño que crece entre marineros, ladrones y prostitutas en la postguerra. Chico Buarque la trasladaría con éxito al portugués con el título de Minha historia.

Venezuela fue uno de los países latinoamericanos que más sucumbió al encanto de San Remo en su época de oro. Varios de nuestros intérpretes más famosos de esos años -hablamos de los 60, 70 y 80- convirtieron aquí en éxitos versiones al español de canciones surgidas del festival. En la lista figuran, entre otros, Mirla Castellanos (Dio come ti amo, Canción para ti), Héctor Cabrera (No pienses en mí, El Arca de Noé), Mayra Martí (El corazón es un gitano, Sentimiento, Lejos de los ojos), José Luis Rodríguez (La inmensidad, Qué quiere esa música esta noche), Mirtha Pérez con Los Naipes (Ninguno me puede juzgar), Mirtha como solista (Cuando me enamoro, Cuando digo que te amo) y Luis D’Ubaldo (Zíngara). El sello Velvet solía editar todos los años un disco de los temas ganadores y finalistas de cada edición, de donde saldrían las versiones en nuestro idioma que mencionamos anteriormente.

Transformado hoy en día en un gran show televisivo, el Festival de San Remo, junto a la competencia como tal, presenta también a invitados internacionales, tanto en rol de cantantes, como de animadores o simplemente dejándose ver en el teatro. El nivel de producción es de una impecable calidad y eso lo notamos en la edición que acabamos de ver, la de los 70 años del certamen, vía el canal internacional de la RAI. Pero si algo inspira San Remo es la nostalgia por su época de mayor esplendor, esa que tantas canciones inolvidables generó.

@aquilinojmata
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