Óscar 2020: poco arte, mucha industria
Hoy se entregan en Los Ángeles por premios de la Academia. Los grandes estudios mostrarán su hegemonía y Netflix peleará para que tomen en cuenta sus magníficas películas
El 17 de febrero de 2019, una semana antes de la 91° entrega de los premios de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Estados Unidos, el periodista de The New York Times Brook Barnes, publicó el reportaje “Los secretos de quienes deciden el Óscar”. En él, el reportero consultó a 20 de los votantes de la institución, descubrió que la adjudicación de las estatuillas está a años luz de lo que debería ser: una elección, hecha a consciencia, de las mejores películas por parte de miembros de la industria que antes vieron todas las obras nominadas para luego dejar a un lado los sesgos personales y valorar los aportes artísticos de cada una de ellas.
El hallazgo de Barnes es demoledor. Uno de los miembros de la Academia - cuya membresía sigue siendo 69% masculina y 84 % blanca- le dijo sobre La favorita: “Me encanta esta peliculita indecente, pero no quiero desperdiciar mi voto”. Esta persona esperaba los resultados de los Bafta para tomar su decisión, pero Roma, de Alfonso Cuarón, alejó al filme de Yorgos Lanthimos de las posibilidades de hacerse con el Óscar.
“Nadie de mi muestreo consideró que Green Book - ganadora como Mejor Película de 2018- fuera perfecta; dijeron que sin duda le faltan matices y que la infame escena en la que el personaje blanco le enseña a comer pollo frito al personaje negro los hizo sentir vergüenza. Pero la cinta también conmovió a muchos de los votantes. Un productor, cuya edad ronda los 60, dijo que el final bonito hizo ‘derretir’ su corazón”, escribió Barnes.
Esta noche, la historia de las variables extra cinematográficas que entran en juego a la hora de decidir qué películas ganarán un Óscar, no será muy distinta a la revelada en The New York Times. La pelea ahora será entre la industria del cine y sus formas tradicionales, y las nuevas plataformas de producción de obras audiovisuales. El Hollywood de los grandes estudios se medirá con Netflix. David contra Goliat.

Rodaje de "1917, de Sam Mendes (CORTESÍA)
1917 -un prodigio técnico nada más- luce como la candidata más fuerte a llevarse el Óscar a Mejor Película no solo por lo bien que le ha ido en la temporada de premios, sino porque representaría un espaldarazo al sistema de producción de los grandes estudios. Y es que entre las compañías que la produjeron está DreamWorks, empresa del conglomerado mediático Viacom, con el que Steven Spielberg mantiene una estrecha relación. Recordemos estas palabras del Rey Midas de Hollywood: “La gente necesita tener la oportunidad de dejar su tranquila vida familiar por un rato e ir a un lugar donde todos pueden sentarse en compañía de otros y tener una experiencia compartida -llorar, reír o tener miedo juntos- para que, cuando la película acabe, se sientan menos desconocidos. Quiero ver la supervivencia de los cines, como también que el asistir a salas de cine siga siendo relevante en nuestra cultura”. Más claro imposible.



El hallazgo de Barnes es demoledor. Uno de los miembros de la Academia - cuya membresía sigue siendo 69% masculina y 84 % blanca- le dijo sobre La favorita: “Me encanta esta peliculita indecente, pero no quiero desperdiciar mi voto”. Esta persona esperaba los resultados de los Bafta para tomar su decisión, pero Roma, de Alfonso Cuarón, alejó al filme de Yorgos Lanthimos de las posibilidades de hacerse con el Óscar.
“Nadie de mi muestreo consideró que Green Book - ganadora como Mejor Película de 2018- fuera perfecta; dijeron que sin duda le faltan matices y que la infame escena en la que el personaje blanco le enseña a comer pollo frito al personaje negro los hizo sentir vergüenza. Pero la cinta también conmovió a muchos de los votantes. Un productor, cuya edad ronda los 60, dijo que el final bonito hizo ‘derretir’ su corazón”, escribió Barnes.
Esta noche, la historia de las variables extra cinematográficas que entran en juego a la hora de decidir qué películas ganarán un Óscar, no será muy distinta a la revelada en The New York Times. La pelea ahora será entre la industria del cine y sus formas tradicionales, y las nuevas plataformas de producción de obras audiovisuales. El Hollywood de los grandes estudios se medirá con Netflix. David contra Goliat.

Rodaje de "1917, de Sam Mendes (CORTESÍA)
1917 -un prodigio técnico nada más- luce como la candidata más fuerte a llevarse el Óscar a Mejor Película no solo por lo bien que le ha ido en la temporada de premios, sino porque representaría un espaldarazo al sistema de producción de los grandes estudios. Y es que entre las compañías que la produjeron está DreamWorks, empresa del conglomerado mediático Viacom, con el que Steven Spielberg mantiene una estrecha relación. Recordemos estas palabras del Rey Midas de Hollywood: “La gente necesita tener la oportunidad de dejar su tranquila vida familiar por un rato e ir a un lugar donde todos pueden sentarse en compañía de otros y tener una experiencia compartida -llorar, reír o tener miedo juntos- para que, cuando la película acabe, se sientan menos desconocidos. Quiero ver la supervivencia de los cines, como también que el asistir a salas de cine siga siendo relevante en nuestra cultura”. Más claro imposible.

Noah Baumbach dirige a Scarlett Johansson, Laura Dern y Alan Alda (CORTESÍA)

Scorsese rueda "El irlandés" (CORTESÍA)
El irlandés e Historia de un matrimonio, las apuestas de Netflix, tendrán conformarse con el modesto impacto que han tenido en la temporada. La de Scorsese podría quedarse con sus diez nominaciones, mientras que la de Baumbach, con Laura Dern como Mejor Actriz de Reparto. Guion inalterable.
La industria ha preferido ignorar la sensible interpretación de Scarlett Johansson en Historia de un matrimonio, para encumbrar la perfecta imitación que Renée Zellweger -postizos de por medio- ha hecho de la malograda actriz Judy Garland, por cierto, emblema del dorado pasado de Hollywood. Por algo la llamaban Miss Show Business.
El irlandés e Historia de un matrimonio, las apuestas de Netflix, tendrán conformarse con el modesto impacto que han tenido en la temporada. La de Scorsese podría quedarse con sus diez nominaciones, mientras que la de Baumbach, con Laura Dern como Mejor Actriz de Reparto. Guion inalterable.
La industria ha preferido ignorar la sensible interpretación de Scarlett Johansson en Historia de un matrimonio, para encumbrar la perfecta imitación que Renée Zellweger -postizos de por medio- ha hecho de la malograda actriz Judy Garland, por cierto, emblema del dorado pasado de Hollywood. Por algo la llamaban Miss Show Business.

Renée Zellweger recibe ayuda para encarnar a Judy Garland (CORTESÍA)
Ninguna duda con respecto a quién alzará el Óscar como Mejor Actor: será el nervioso y humilde protagonista de Joker, Joaquin Phoenix.
Lo único verdaderamente auténtico en los Óscar de esta noche será cualquiera de los premios que se le otorguen a Parásitos, del surcoreano Bong Joon Ho. Solo en este segmento de la gala podremos decir que el arte cinematográfico venció a la industria.
Siempre existe la posibilidad de que el guion cambie a último momento, como cuando por las presiones del movimiento #OscarsSoWhite, Moonlight le arrebató la estatuilla a La la land.
@juanchi62
Ninguna duda con respecto a quién alzará el Óscar como Mejor Actor: será el nervioso y humilde protagonista de Joker, Joaquin Phoenix.
Lo único verdaderamente auténtico en los Óscar de esta noche será cualquiera de los premios que se le otorguen a Parásitos, del surcoreano Bong Joon Ho. Solo en este segmento de la gala podremos decir que el arte cinematográfico venció a la industria.
Siempre existe la posibilidad de que el guion cambie a último momento, como cuando por las presiones del movimiento #OscarsSoWhite, Moonlight le arrebató la estatuilla a La la land.
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