José Balza celebra 80 años de vida entregada a la escritura
Nacido en el Delta del Orinoco en 1939, su nombre surge entre los de la generación que en la década de los 60 reclama la necesidad de una renovación en nuestra literatura
MARITZA JIMÉNEZ
Nacido en el Delta del Orinoco en 1939, su nombre surge entre los de la generación que en la década de los 60 reclama la necesidad de una renovación en nuestra literatura que diera cuenta de la compleja realidad del momento que le corresponde enfrentar.
"La década de la iracundia", la denominó Jesús Sanoja Hernández, por su correspondencia con las secuelas de la lucha armada en que se sumía el país para entonces, mientras, en el arte y la literatura, los jóvenes, provenientes de la provincia en su mayoría, llevaban a cabo una de las aventuras más fructíferas de nuestra historia.
Década de revistas y grupos artísticos de distinto signo, un nombre aparece en esos momentos, no solo como uno de los pocos narradores reconocidos por las nuevas generaciones, sino también por el apoyo que a su conocimiento y divulgación emprendió desde las páginas inolvidables de su revista Cal: Guillermo Meneses.
"Yo era todavía demasiado joven y desconocido, y era muy difícil que alguien me publicara entonces", rememoraba alguna vez Balza, añadiendo: "Pero le envié un artículo firmado con seudónimo, e inmediatamente me publicó. Desde entonces nos hicimos amigos".
"Era muy irónico -prosigue- y me llamaba la atención sobre los vocablos. Y si yo escribo La mujer de espaldas, es en homenaje a su obra La mano junto al muro. Pero si su obra quiere ser un espejo, a mí no me interesa tanto la dualidad, sino lo múltiple. Ver cómo una persona contiene multitudes, es maravilloso y terrible a la vez".
No en vano, es egresado de la Escuela de Psicología de la UCV, donde se inaugura como docente a los 25 años.
Largo (1968), Setecientas palmeras plantadas en el mismo lugar (1974) y D (1977), cierran una década y marcan su apertura a los años 80, cuando aparece la que para algunos es su novela más destacada, Percusión (1982), así como Un rostro absolutamente (1982), La mujer de espaldas (1986) o El vencedor (1989), muchas de ellas traducidas al italiano, francés e inglés, y otros idiomas.
Balza es, sin duda, un intelectual de amplio registro, a cuya profusa obra narrativa se suma su trabajo de crítica y reflexión sobre teoría literaria, artes plásticas, cine, música y televisión, reunido en volúmenes como Proust (1969), Este mar narrativo (1987) o Ensayos invisibles (1994).
En 1984 dirigió el programa de televisión Texto y Figura, transmitido en Venezuela y EEUU.
La obra de José Balza destaca en la narrativa venezolana como un verdadero "ejercicio" de reflexión creativa, que le ha deparado el lugar que ocupa en las letras venezolana desde la publicación de su primera novela, Marzo anterior, que publica a los 26 años.
Nacido en el Delta del Orinoco en 1939, su nombre surge entre los de la generación que en la década de los 60 reclama la necesidad de una renovación en nuestra literatura que diera cuenta de la compleja realidad del momento que le corresponde enfrentar.
"La década de la iracundia", la denominó Jesús Sanoja Hernández, por su correspondencia con las secuelas de la lucha armada en que se sumía el país para entonces, mientras, en el arte y la literatura, los jóvenes, provenientes de la provincia en su mayoría, llevaban a cabo una de las aventuras más fructíferas de nuestra historia.
Década de revistas y grupos artísticos de distinto signo, un nombre aparece en esos momentos, no solo como uno de los pocos narradores reconocidos por las nuevas generaciones, sino también por el apoyo que a su conocimiento y divulgación emprendió desde las páginas inolvidables de su revista Cal: Guillermo Meneses.
"Yo era todavía demasiado joven y desconocido, y era muy difícil que alguien me publicara entonces", rememoraba alguna vez Balza, añadiendo: "Pero le envié un artículo firmado con seudónimo, e inmediatamente me publicó. Desde entonces nos hicimos amigos".
"Era muy irónico -prosigue- y me llamaba la atención sobre los vocablos. Y si yo escribo La mujer de espaldas, es en homenaje a su obra La mano junto al muro. Pero si su obra quiere ser un espejo, a mí no me interesa tanto la dualidad, sino lo múltiple. Ver cómo una persona contiene multitudes, es maravilloso y terrible a la vez".
No en vano, es egresado de la Escuela de Psicología de la UCV, donde se inaugura como docente a los 25 años.
Largo (1968), Setecientas palmeras plantadas en el mismo lugar (1974) y D (1977), cierran una década y marcan su apertura a los años 80, cuando aparece la que para algunos es su novela más destacada, Percusión (1982), así como Un rostro absolutamente (1982), La mujer de espaldas (1986) o El vencedor (1989), muchas de ellas traducidas al italiano, francés e inglés, y otros idiomas.
Balza es, sin duda, un intelectual de amplio registro, a cuya profusa obra narrativa se suma su trabajo de crítica y reflexión sobre teoría literaria, artes plásticas, cine, música y televisión, reunido en volúmenes como Proust (1969), Este mar narrativo (1987) o Ensayos invisibles (1994).
En 1984 dirigió el programa de televisión Texto y Figura, transmitido en Venezuela y EEUU.
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