Big, mimo trotamundos
La intolerancia, o sea la falta de tolerancia en los ámbitos
religiosos, sociales y sexuales, fue el tema escogido por el
barquisimetano Victor Vargas para su debut profesional en el
teatro, a una edad que no es precisamente para dar los
primeros pasos en tan exigente y competida disciplina
artística, para ese entonces estaba en los 40.
Lo conocimos, pues, en el teatro San Martín de Caracas,
durante la temporada del 2007, con su pieza Mientras
amanece, dirigida muy profesionalmente por Gonzalo Cubero
y con las precisas de David Villegas y William Escalante,
quienes escenificaron un estrujante drama sobre un asesinato
cometido en un motel y además revelaron las historias
íntimas de esos hombres involucrados en semejante crimen:
un macho heterosexual mata a un amadamado gay porque le
cobra “servicios prestados”, después de amanecer juntos.
Aquel novel dramaturgo nos declaró, en ese entonces, que “el
racismo, la homofobia, la xenofobia y el genocidio, que es lo
tratado en Mientras amanece, no son más que diferentes
tipos de intolerancia. Han servido de excusa para hablar
precisamente sobre la intolerancia, un tema que me preocupa
en extremo. Los venezolanos, que tenemos fama mundial de
afables y receptivos con aquellos que son diferentes, para mí
es un cuento que tiene más de mito que de realidad, algo que
me ha costado tragar desde siempre. Hemos estrenado el
siglo XXI como una sociedad con niveles muy bajos de
tolerancia, niveles casi alarmantes. Algo que debería
llevarnos a la reflexión a todos”.
Victor, tras las normales repercusiones de aquel drama,
calcado de la vida real, tomó las de Villadiego y con su
esposa saltó a Madrid, y ahora desde esa urbe nos manifiesta
que ha continuado escribiendo y haciendo literatura. “Desde
que en 2003 decidiera abandonar mi profesión de informático
y retomar mi vocación literaria no he dejado de hacerlo. Por
ejemplo, sin ir más lejos, hace un par de semanas se lanzó
en el mercado español mi más reciente novela titulada Me
llaman Big. La ha publicado Huso Editorial (una edición
cuidada y hermosa) y estimamos presentarla acá durante la
segunda quincena del mes de febrero. En ella se relata la
historia de un mimo que crea sus propios espectáculos para
luego representarlos, de forma exclusiva, a niños en situación
de riesgo en países que se encuentran inmersos en conflictos
bélicos. Big, el nombre artístico del protagonista principal de
la novela, es una especie de mimo trotamundos que va
saltando de guerra en guerra con el fin de llevar un poco de
alegría a los niños”.
Puntualiza que durante el año pasado también presentó su
texto La naturaleza de las cosas (Ediciones Carena, 2018),
un libro de relatos cuyos textos giran en torno a los objetos y
la influencia que dichos objetos ejercen sobre la cotidianidad
de los seres humanos. "El libro tuvo muy buena acogida, tanto
en medios, lectores, así como en la crítica especializada. Y
para cerrar mi respuesta a tu pregunta, en estos días me
encuentro trabajando en lo que será mi próxima novela. Estoy
apenas en la etapa preliminar, tomando algunas decisiones
importantes antes de sentarme a escribir, pero el tema, el
argumento y gran parte de lo que va a suceder en esta nueva
obra los tengo bastante claros en mi cabeza. Quizá con lo
que me encuentro ahora mismo luchando es con el tono que
tendrá la novela. El tono es un elemento esencial y hasta que
no lo tenga definido no puedo iniciar el proceso de escritura.
Como has visto, la literatura continúa siendo parte importante
de mi vida”.
¿Satisfecho?
Qué puedo decirte… Por cuestiones de mi propia naturaleza
me cuesta aceptar que estoy satisfecho al cien por ciento con
lo que hago o he hecho. Siempre aspiro más. Así que
dejémoslo en que estoy contento y entusiasmado con los
resultados logrados.
¿Qué viene ahora?
Ahora me toca promocionar a Me llaman Big. Parte de mi
tiempo durante los próximos meses lo dedicaré a esta
actividad. Luego haremos una pequeña gira por varias
ciudades de España. Lo que sigue será intenso y es quizá la
parte que menos me agrada del oficio de escribir, pero a la
vez soy consciente de que en esta época el que un autor se
involucre con la promoción de sus libros es esencial para
darlos a conocer entre los lectores. Te confieso que yo
preferiría utilizar ese tiempo para seguir creando, pero,
insisto, es algo con lo que los autores debemos involucrarnos
y que debemos comprometernos a hacer para dar a conocer
nuestra obra.
¿Dónde dejó al teatro o el teatro lo abandonó?
No. De ninguna manera. Ni yo he dejado al teatro ni él me ha
abandonado a mí. Me costaría sacar mi vida adelante sin
estar ligado de una u otra forma al teatro. De hecho la novela
que acaban de publicarme tiene un lazo muy fuerte con el
teatro. Si bien la última pieza que subí a mi web está fechada
en 2014, no significa que desde entonces no haya creado
nuevas obras. Aunque te confieso que sí hubo un pequeño
parón de un par de años. Pero en 2017 y 2018 he retornado a
la escritura teatral. Ahora mismo mantengo dos piezas
reposando en el cajón de “cuarentena” para, en su momento,
darles una revisión exhaustiva y posteriormente colgarlas en
mi web. Además, me rondan en la cabeza nuevas ideas para
crear al menos otras cinco piezas más. Solo necesito
organizarme y encontrar el tiempo para sentarme a
escribirlas. Permíteme añadir que el parón que tuve con la
escritura teatral se debió en buena medida a que, en 2015,
estrenamos un espectáculo con el que fuimos invitados a un
festival de teatro en Medellín, después hicimos un par de
temporadas en salas de teatro alternativas de Madrid y a esto
siguió una gira por varias ciudades de España. Tuvimos
ocasión de presentamos en lugares emblemáticos para las
artes escénicas españolas como el Teatro Real Carlos III de
Aranjuez o el Teatro Guiniguada de Las Palmas de Gran
Canaria. Te estoy hablando del montaje de Babyboom en el
Paraíso, pieza de Ana Istarú que he dirigido, un espectáculo
que conservamos en el repertorio de la compañía y con el
que seguimos presentándonos de tanto en tanto en centros
culturales de la Comunidad de Madrid gracias a nuestra
alianza con una productora que ha asumido su distribución.
La última función que dimos fue en octubre pasado y estamos
en conversaciones para una posible función en Lanzarote el
próximo mes de mayo. Estela Perdomo (la actriz que
interpreta a la Ariana Morelli de la obra) y yo estamos muy
contentos con el trabajo que hemos conseguido porque es un
espectáculo que llega muy bien al espectador que viene a
verlo; se ríe y conmueve a la vez que reflexiona sobre ese
maravilloso misterio que es la maternidad.
¿O sea que el teatro sigue?
Por supuesto que sí, mis piezas continúan produciéndose y
estrenándose alrededor del mundo. Por estos días dos
compañías trabajan en el montaje de dos de ellas: una en
Chile y otra en Ecuador. Y me siento un gran afortunado por
todo esto.
¿Y Venezuela?
Se todo lo que pasa en mi patria. Me preocupa.
emorenouribe@gmail.com
@EAMORENOURIBE
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