Luc Besson le pone su impronta a la historia de “Drácula” de Bram Stoker
El escritor y director francés se adentró en los intríngulis de la historia del vampiro y se esmeró en que la trama hiciera énfasis en unas de las fuerzas más poderosas del mundo: Sí, el amor
¡Qué genio tan indiscutible el de Bram Stoker! 128 años después siguen llegando al cine versiones de la novela de terror gótico que escribió en la que contaba la historia del abogado Jonathan Harker y su estadía en el castillo del conde Drácula.
En esta oportunidad, fue Luc Besson quien se adentró en los intríngulis de la historia del vampiro y se esmeró en que la trama hiciera énfasis en unas de las fuerzas más poderosas del mundo, lo que queda claro desde que nos detenemos en el título que le dio: “Drácula: Una historia de amor”.
El escritor y director francés, vigente en la memoria de los espectadores gracias a “Lucy”, “El Mensajero: La historia de Juana de Arco” y “El quinto elemento”, entre otras piezas destacadas de su filmografía, despliega en este largometraje su esteticismo, la acción, el drama y la fantasía, al tiempo que retrata a personajes emocionalmente complejos, en el que no faltan héroes que luchan contra el mal.
En la ficción, que se lleva a cabo en París, hay escenas que simplemente pueden dejar boquiabiertos a los espectadores debido no solo a lo que se desarrolla allí sino también a vibrantes coreografías, fuerte contenido y efectos especiales.
Besson transforma al conde, más allá de su crueldad, malignidad y deseo de sangre, en una criatura movida por un corazón roto y la depresión, obsesionado por reencontrarse física y emocionalmente con su esposa Elisabeta, quien fue asesinada en la guerra y cuyo rostro consigue 400 años después en la joven Mina.
El multiganador de premios del mundo del entretenimiento, Christoph Waltz, hace gala nuevamente del uso de la ironía, sutileza y ese don que tiene para dar vida a personajes carismáticos, pero al mismo tiempo amenazantes, como es el caso esta vez del sacerdote encargado de detener la ola perniciosa provocada por el conde Drácula.
Caleb Landry Jones (“X-Men: First Class” y “Get Out”) responde con vehemencia a las exigencias propias de un ser tan atormentado como lo ideó Stoker hace más de un siglo. El objeto de su afecto es encarnado por Zoë Bleu, digna heredera de la familia Arquette, hija de Rosanna y sobrina de Patricia.
¿Es usted amante del género del terror? Le doy mi palabra que saldrá satisfecho de la sala de cine luego de ver la obra de Besson. @yolilu
En esta oportunidad, fue Luc Besson quien se adentró en los intríngulis de la historia del vampiro y se esmeró en que la trama hiciera énfasis en unas de las fuerzas más poderosas del mundo, lo que queda claro desde que nos detenemos en el título que le dio: “Drácula: Una historia de amor”.
El escritor y director francés, vigente en la memoria de los espectadores gracias a “Lucy”, “El Mensajero: La historia de Juana de Arco” y “El quinto elemento”, entre otras piezas destacadas de su filmografía, despliega en este largometraje su esteticismo, la acción, el drama y la fantasía, al tiempo que retrata a personajes emocionalmente complejos, en el que no faltan héroes que luchan contra el mal.
En la ficción, que se lleva a cabo en París, hay escenas que simplemente pueden dejar boquiabiertos a los espectadores debido no solo a lo que se desarrolla allí sino también a vibrantes coreografías, fuerte contenido y efectos especiales.
Besson transforma al conde, más allá de su crueldad, malignidad y deseo de sangre, en una criatura movida por un corazón roto y la depresión, obsesionado por reencontrarse física y emocionalmente con su esposa Elisabeta, quien fue asesinada en la guerra y cuyo rostro consigue 400 años después en la joven Mina.
El multiganador de premios del mundo del entretenimiento, Christoph Waltz, hace gala nuevamente del uso de la ironía, sutileza y ese don que tiene para dar vida a personajes carismáticos, pero al mismo tiempo amenazantes, como es el caso esta vez del sacerdote encargado de detener la ola perniciosa provocada por el conde Drácula.
Caleb Landry Jones (“X-Men: First Class” y “Get Out”) responde con vehemencia a las exigencias propias de un ser tan atormentado como lo ideó Stoker hace más de un siglo. El objeto de su afecto es encarnado por Zoë Bleu, digna heredera de la familia Arquette, hija de Rosanna y sobrina de Patricia.
¿Es usted amante del género del terror? Le doy mi palabra que saldrá satisfecho de la sala de cine luego de ver la obra de Besson. @yolilu
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