Espacio publicitario

UNA ENTRADA A LA SEMANA | Crítica

Salomé no era la villana

“Siete velos”, película dirigida por el cineasta canadiense Atom Egoyan, reversiona la historia bíblica y explora su verdadero significado, con Amanda Seyfried en el papel protagónico

  • CATHERINE MEDINA MARYS

27/07/2025 01:00 am

Existe una cita viral en Internet, atribuida comúnmente al artista callejero Banksy, que sugiere que el arte debe consolar al perturbado y perturbar al cómodo. Pero, ¿qué pasa cuando se usa para perturbar al perturbado, y ratificar la comodidad del cómodo? El artista suele denunciar el abuso, pero también lo perpetua.

Existen miles de casos en los miles de ecosistemas artísticos que se tejen en el mundo. Hay algunos que logran la fama y la impunidad, como los Pablos Picasso y Neruda. Otros también obtienen la impunidad absoluta, como Bernardo Bertolucci, Marlon Brando o Woody Allen.

Siete velos, película canadiense dirigida por Atom Egoyan y estrenada en 2023, habla precisamente de eso. El tema es el abuso, y la historia se zambulle en una compañía de ópera durante el remontaje de Salomé, que bebe de la obra de teatro homónima de Oscar Wilde y del montaje operístico de Richard Strauss.

En Siete velos, la junta directiva de la compañía decide darle la oportunidad a Jeanine (Amanda Seyfried) de dirigirla, poco después de la muerte de su mentor Charles, quien también era el director original. La visión de Jeanine es clara: quiere conservar el montaje del artista fallecido, y hacer cambios pequeños pero significativos. Estas modificaciones generan incomodidad en los directivos y, gracias a ellos, Jeanine convertirá su propia puesta en escena en un testimonio sobre una relación que dejó de ser profesional para convertirse en personal.

En la Biblia, Salomé es la hija de la reina Herodías e hijastra del rey Herodes. Es conocida por seducir a su padrastro con la famosa “danza de los siete velos”, y por causar la decapitación de Juan el Bautista. Por estas acciones, es descrita con frecuencia como un personaje pérfido, y uno de los súcubos más famosos de la historia bíblica.

Esta lectura muere en Siete velos para darle a Salomé, quizás por primera vez, el matiz de víctima. Lejos de ser una princesa maquiavélica, Salomé es una presa de su madre que, consciente de su belleza y del poder que ejerce sobre los hombres, la usa para su propio beneficio. Durante toda la película, el mito bíblico se funde con la historia de Jeanine, de quien se dice que tenía una relación desequilibrada con su fallecido mentor, quien usó pasajes cruciales de su propia historia de abuso para alimentar sus puestas teatrales.

Siete velos podría ser una historia más sobre el movimiento MeToo, pero ambientar la historia en las entrañas de una compañía de ópera le brinda un matiz distinto y poderoso. De la misma manera que Tár (Todd Field, 2022), la película parte de las relaciones complicadas y turbias que establecen los artistas entre sí para surgir y oprimir. Ambas son el recuerdo de que el monstruo no tiene que ser una persona; puede ser una orquesta o una compañía de teatro. Puede dormir en una casa, o en el proscenio de un escenario.

También es el recordatorio de que Seyfried es, quizás, una de las actrices más subestimadas de los últimos años, y que aquí destaca como la trágica directora de escena que busca venganza a través de un remontaje operístico.

Siete velos está disponible en la plataforma de streaming Filmin, y es un visionado recomendado a los apasionados del hecho teatral, a quienes lo han ejecutado y parecido.
@enlazonac





Siguenos en Telegram, Instagram, Facebook y Twitter para recibir en directo todas nuestras actualizaciones
-

Espacio publicitario

Espacio publicitario

Espacio publicitario

DESDE TWITTER

EDICIÓN DEL DÍA

Espacio publicitario

Espacio publicitario