"Madama Butterfly" vuelve al país de los milagros
El montaje se presentará los días 12, 13, 19 y 20 de julio en la Sala Ríos Reyna del TTC, con la dirección escénica de Miguel Issa
Para el siempre activo bailarín, coreógrafo, actor, autor y director de escena Miguel Issa, Venezuela es el país de los milagros. Lo dice convencido de que en todos o casi todos los proyectos artísticos que se realizan aquí, quienes los hacen no reciben la remuneración que deberían. Pero admite que “a veces hacemos producciones con pocos recursos que tienen una factura escénica que supera a otras producciones con mayor presupuesto”.
Es por ello que ante la escasez Miguel Issa opta por cuidar al máximo la estética o la factura escénica de sus espectáculos. “Que no haya ni un hilito que guinde, que todo esté donde tiene que estar. Si es un tratamiento de textura decadente, bueno, cómo se hace eso, cómo se ve de cerca y cómo se ve de lejos”, dice pensando en uno de los trabajos que tiene en puerta para este mes de julio: la dirección escénica de la ópera de Giacomo Puccini, Madama Butterfly, que se presentará en la Sala Ríos Reyna del Teatro Teresa Carreño los días 12, 13, 19 y 20, a las 4:00 pm.
La pieza, producida por la Compañía de Ópera Teresa Carreño, es una tragedia que resulta del choque de valores entre Oriente y Occidente, a través del desengaño amoroso que experimenta una geisha de 15 años que abandona su fe, el budismo, para convertirse a la religión del hombre que ama, el catolicismo, perdiendo además el respeto de su familia.
El amor de Cio-Cio San, la geisha, no tiene restricción alguna, pero el del hombre que adora, un teniente de marina de Estados Unidos apellidado Pinkerton, es, más que una muestra de machismo, de superioridad: compra una casa en las colinas de Nagasaki, embaraza a su amante japonesa y luego regresa a su país, al lado de su esposa.


Es por ello que ante la escasez Miguel Issa opta por cuidar al máximo la estética o la factura escénica de sus espectáculos. “Que no haya ni un hilito que guinde, que todo esté donde tiene que estar. Si es un tratamiento de textura decadente, bueno, cómo se hace eso, cómo se ve de cerca y cómo se ve de lejos”, dice pensando en uno de los trabajos que tiene en puerta para este mes de julio: la dirección escénica de la ópera de Giacomo Puccini, Madama Butterfly, que se presentará en la Sala Ríos Reyna del Teatro Teresa Carreño los días 12, 13, 19 y 20, a las 4:00 pm.
La pieza, producida por la Compañía de Ópera Teresa Carreño, es una tragedia que resulta del choque de valores entre Oriente y Occidente, a través del desengaño amoroso que experimenta una geisha de 15 años que abandona su fe, el budismo, para convertirse a la religión del hombre que ama, el catolicismo, perdiendo además el respeto de su familia.
El amor de Cio-Cio San, la geisha, no tiene restricción alguna, pero el del hombre que adora, un teniente de marina de Estados Unidos apellidado Pinkerton, es, más que una muestra de machismo, de superioridad: compra una casa en las colinas de Nagasaki, embaraza a su amante japonesa y luego regresa a su país, al lado de su esposa.

Miguel Issa, director escénico de Madama Butterfly, prepara su primer cortometraje como director (CORTESÍA FB)
“Por supuesto que la obra es premonitoria”, dice Issa ante la confrontación que muestra Madame Butterfly de dos mitades ilusorias del mundo. “Cuando Pinkerton se aproxima a la cultura japonesa lo ve todo como exótico, pero compra una casa con una geisha incluida, algo insólito, pero todavía puede ocurrir. Evidentemente, hay diferencias importantes en ambas culturas, y hay un choque muy fuerte porque Cio-Cio San renuncia a sus ancestros para convertirse a la religión católica; lo hace desde la ingenuidad porque tiene apenas 15 años, pero renuncia. Eso se comprende solamente en las culturas orientales: la importancia de los ancestros, la importancia de la tradición, que en este caso choca con la frivolidad y el egocentrismo de Pinkerton”.
Y agrega: “Yo creo que todos los artistas tenemos algo de premonitorios, de manera consciente o inconsciente, pero es justamente por esa sensibilidad con la que uno respira el aire de su tiempo, y ese aire es como una premonición”.
En los roles centrales del espectáculo, las sopranos Greylis Bracho y Grace Terán serán las encargadas de interpretar a Cio-Cio-San, mientras que Pinkerton será responsabilidad de los tenores Robert Girón e Iván Cardozo. La música será ejecutada por la Sinfónica Gran Mariscal de Ayacucho, bajo la dirección de Elisa Vega, y el Coro de Ópera del Teatro Teresa Carreño.
“Por supuesto que la obra es premonitoria”, dice Issa ante la confrontación que muestra Madame Butterfly de dos mitades ilusorias del mundo. “Cuando Pinkerton se aproxima a la cultura japonesa lo ve todo como exótico, pero compra una casa con una geisha incluida, algo insólito, pero todavía puede ocurrir. Evidentemente, hay diferencias importantes en ambas culturas, y hay un choque muy fuerte porque Cio-Cio San renuncia a sus ancestros para convertirse a la religión católica; lo hace desde la ingenuidad porque tiene apenas 15 años, pero renuncia. Eso se comprende solamente en las culturas orientales: la importancia de los ancestros, la importancia de la tradición, que en este caso choca con la frivolidad y el egocentrismo de Pinkerton”.
Y agrega: “Yo creo que todos los artistas tenemos algo de premonitorios, de manera consciente o inconsciente, pero es justamente por esa sensibilidad con la que uno respira el aire de su tiempo, y ese aire es como una premonición”.
En los roles centrales del espectáculo, las sopranos Greylis Bracho y Grace Terán serán las encargadas de interpretar a Cio-Cio-San, mientras que Pinkerton será responsabilidad de los tenores Robert Girón e Iván Cardozo. La música será ejecutada por la Sinfónica Gran Mariscal de Ayacucho, bajo la dirección de Elisa Vega, y el Coro de Ópera del Teatro Teresa Carreño.

Greilys Bracho será, junto con Grace Terán, las voces soprano que darán vida a Cio-Cio San (CORTESÍA TTC)
Sobre su planteamiento para Madama Butterfly explica Issa: “Mi abordaje es siempre desde el movimiento, desde la parte coreográfica, pero no es que los actores, los cantantes, van a bailar, sino que procuramos un desarrollo de personajes desde el punto de vista espacial, que para mí es muy importante”.
Y sigue: “La lectura, si se quiere, es convencional dentro de lo que es la ópera, pero valorando cada uno de los aspectos que la integran. Una de las cosas bonitas de este montaje es que se está tomando como punto de partida el vestuario que Anita Pantin creó en 1985 y que César André está rediseñando para conceptualizarlo todo. Lo que busco es que sea un viaje visual, sonoro, musical, corporal… vincular todos los elementos para hacer un gran espectáculo”.
Agradecido del equipo con el que está trabajando, Issa destaca los aportes de Marianery Amin, como diseñadora de escenografía y quien realizó la de Los miserables, además de dirigir Matilda y en el futuro Mamma Mia. “Voy a trabajar en la plataforma giratoria y eso me va a permitir tener prácticamente ocho escenarios distintos, con una misma escenografía. También voy a contar con el video artista Eduardo Arias, y Luis Marcano en la parte de iluminación. Estamos haciendo un equipo súper orgánico y trabajando, por supuesto, todos los detalles que tienen que ver con la conducta y las tradiciones japonesas, muy distintas a las nuestras”, agrega del director escénico al tiempo que destaca el valor académico de la puesta. “Es la oportunidad para que los jóvenes cantantes maduren, y que maduren rápidamente porque la Sala Ríos Reyna es muy exigente a nivel sonoro”.
@juanchi62
Sobre su planteamiento para Madama Butterfly explica Issa: “Mi abordaje es siempre desde el movimiento, desde la parte coreográfica, pero no es que los actores, los cantantes, van a bailar, sino que procuramos un desarrollo de personajes desde el punto de vista espacial, que para mí es muy importante”.
Y sigue: “La lectura, si se quiere, es convencional dentro de lo que es la ópera, pero valorando cada uno de los aspectos que la integran. Una de las cosas bonitas de este montaje es que se está tomando como punto de partida el vestuario que Anita Pantin creó en 1985 y que César André está rediseñando para conceptualizarlo todo. Lo que busco es que sea un viaje visual, sonoro, musical, corporal… vincular todos los elementos para hacer un gran espectáculo”.
Agradecido del equipo con el que está trabajando, Issa destaca los aportes de Marianery Amin, como diseñadora de escenografía y quien realizó la de Los miserables, además de dirigir Matilda y en el futuro Mamma Mia. “Voy a trabajar en la plataforma giratoria y eso me va a permitir tener prácticamente ocho escenarios distintos, con una misma escenografía. También voy a contar con el video artista Eduardo Arias, y Luis Marcano en la parte de iluminación. Estamos haciendo un equipo súper orgánico y trabajando, por supuesto, todos los detalles que tienen que ver con la conducta y las tradiciones japonesas, muy distintas a las nuestras”, agrega del director escénico al tiempo que destaca el valor académico de la puesta. “Es la oportunidad para que los jóvenes cantantes maduren, y que maduren rápidamente porque la Sala Ríos Reyna es muy exigente a nivel sonoro”.
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