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A CONTROL REMOTO

La “Tercera República” de Billo

Al cumplirse otro aniversario de la muerte del maestro, cuya orquesta vivió tres etapas hasta su consolidación, recordamos la más exitosa de todas, la tercera, que irrumpió con los cantantes Felipe Pirela y Cheo García, una dupla legendaria e imbatible

  • AQUILINO JOSÉ MATA

11/05/2025 01:00 am

Desde que fundó su orquesta en 1940, Billo Frómeta tuvo que suspender sus actividades en dos ocasiones: la primera, para enfrentar un juicio por bigamia, del que salió absuelto; y la segunda, por un absurdo veto de la Asociación Musical, que le prohibió actuar “de por vida ”en Venezuela, por haber supuestamente contratado a un saxofonista extranjero. Esta circunstancia lo obliga a irse a Cuba, donde desarrolló una fructífera labor hasta que finalmente le levantan el veto. Regresa a Caracas y reorganiza su banda por tercera vez, una etapa que él mismo solía calificar jocosamente como “La Tercera República”, que no solo sería la última, sino también la más exitosa, y que dirigió hasta su muerte el 5 de mayo de 1988. En la parte vocal de la nueva Billo’s Caracas Boys se estrenaban dos artistas emergentes, ambos marabinos: Felipe Pirela como bolerista y José “Cheo” García como guarachero.

Pirela, de 19 años, venía de actuar con Los Peniques, orquesta de planta del famoso Show de las 12 de Víctor Saume, mientras García, de 34 años, tenía un recorrido artístico más prolongado, pues se inició como vocalista infantil y posteriormente como intérprete de diferentes bandas zulianas, para luego venirse a Caracas y formar parte de las orquestas de Juanito Arteta, Pablo Armitano y Los Peniques, de donde pasa a la Billo’s. Ambos, cada uno en su estilo, marcarían época. Uno de los primeros éxitos de Pirela fue el bolero de Italo Pizzolante Puerto Cabello, al que seguirían Para qué recordar, Por la vuelta, Quisqueya, Pobre del pobre, El malquerido y Sombras, con los que inició una serie interminable de sucesos discográficos. Cheo García no se quedó atrás y de la mano de Billo se convirtió en uno de los guaracheros más populares del país y del área del Caribe, gracias a su sabroso y muy contagioso estilo interpretativo, con el cual convirtió en sucesos temas emblemáticos de la orquesta, como La vaca vieja, Canto a Caracas, Toy contento, Jardinero, Ariel, Caballo Alazán, Al Paso, Si yo tuviera una novia, Bacosó, Pájaro Picón y un largo etcétera.

Ambos vocalistas acrecentaron también su fama como intérpretes de los mosaicos, que era la denominación que Frómeta le daba a los popurrís de viejas canciones que estableció como señales de identidad en esta “Tercera República” de la orquesta. Aunque esta fórmula ya la había empleado en las primeras etapas de la agrupación, entre los años 40 y 50, cuando la responsabilidad vocal recaía en el guarachero Manolo Monterrey y el bolerista Rafa Galindo, formalmente los mosaicos se comenzaron a grabar a partir de 1960, uno por cada elepé, los primeros once en las voces de los zulianos, con Pirela recreando los boleros y la voz de García en las guarachas y los temas afrocubanos, que era generalmente la estructura musical de esta celebrada fórmula. De hecho, el que se considera el mosaico más famoso de la orquesta, el número siete, forma parte de los que los dos legendarios cantantes hicieron juntos. Sin duda, una consistente Tercera República que recordamos hoy en homenaje al eminente maestro.
@aquilinojmata




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