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"Haz ruido con mi ataúd" advierte de la magia y los terrores de la música

Se trata del cuarto poemario del psicólogo clínico, poeta y comentarista deportivo Manuel Llorens, publicado dentro de la colección OT Poesía de Oscar Todtmann Editores

  • MARITZA JIMÉNEZ

09/03/2025 01:00 am

El mundo sin música sería un error, afirmó Nietzsche. Sin embargo, el presente siglo ha sido testigo de cómo la más sublime y universal de las artes puede tener también tener otros usos en manos del poder, colindantes con el terror y la tortura: las armas acústicas.

“Esto surgió a la luz pública por primera vez en 1989 –afirma la crítico musical Suzanne G. Cusick en el trabajo «La música como tortura/la música como arma»-, cuando las tropas de Estados Unidos utilizaron como fuerza de ataque, música a alto volumen con el fin de hacer rendir al entonces presidente de Panamá, Manuel Noriega”.

En Haz ruido con mi ataúd, Manuel Llorens (Caracas, 1973) se libera de la división entre los géneros para presentarnos un trabajo novedoso en nuestras letras, como una advertencia que nos invita a acercarnos a un enfoque más amplio sobre el tema musical desde insólitas perspectivas: la muerte, la enfermedad, la historia, la música y el baile. Por sus páginas desfilan como ejemplos los nombres de Coltrane, Clive Wearing, Karel Čapek, Dylan, Shostakovich, Nikonov, los osos de Bulgaria, o, más cercanos, los tambores venezolanos, o un concierto sinfónico como trasfondo del conflicto social.

-Psicoterapia, música, política y poesía se entrelazan en su libro.
-Sin duda son todos terrenos que me interesan y se entrecruzan. La música, la psicoterapia, la política son ámbitos que entrelazan la razón y la pasión. Quizás la poesía es el terreno en que esos puentes se entrecruzan de manera más fluida. Siempre recuerdo la frase de Virginia Woolf, “El mundo púbico y el mundo privado están entrelazados de manera inseparable. Las tiranías y servidumbres de uno son las tiranías y servidumbres del otro”.

-¿Cómo podríamos definir su libro? ¿Poesía? ¿Ensayo poético?
-No podría decir si es poesía o ensayo. Lo que sí es que apela a la poesía como herramienta para pensar desde el afecto. Es decir, a la indagación que parte de la conmoción que produce una imagen, a la posibilidad de explorar un problema con la razón y el afecto al mismo tiempo, al intento de pensar a los márgenes de la lógica, para así poder asimilar las contradicciones de un país donde convive la alegría y el horror hasta fundirse en un mismo acto.

Magister en Psicología Comunitaria de la Manchester Metropolitan University, Manuel Llorens es un investigador y psicoterapeuta especializado en violencia y cofundador de la Red de Activismo e Investigación por la Convivencia, que indaga e interviene en temas de violencia, derechos humanos y exclusión en Venezuela. Al mismo tiempo, ha ejercido como comentarista deportivo.

Su libro, editado en la colección de poesía del sello Oscar Todtmann, parte de un fenómeno que todos de alguna manera hemos observado. “Este libro -relata- surge de imágenes que han circulado en redes sociales de funerales de jóvenes de sectores populares en los que mujeres perrean sobre las urnas. Imágenes de alguna manera grotescas y difíciles de entender, pero, al ser repetidas, invitan a pensar qué significan. Que de alguna manera dicen algo de nuestro tiempo”.

“Pero al investigar con la poesía -prosigue-, encuentro que no es algo único de nuestra época. En la Edad Media las endechas eran cantos y bailes alrededor de los funerales que la Iglesia consideró escandalosos. A la vez, los usos que se ha dado a la música considerada mucho más elegante, en muchas ocasiones, han sido aún más grotescos, como en los campos de concentración nazi. La música clásica en Venezuela mientras se ejerce la represión es una imagen complementaria de esos funerales. El uso de la música para contrabandear el horror”.

Como escritor y poeta, Llorens ha sido ganador del premio Fernando Paz Castillo 2006 con el libro Poema para un lunes bancario y del premio nacional Lugar Común de 2019 con Zoocosis. Publicó también la plaquette Vaca peligrosa y otras aves migratorias (2000).

Igualmente ha recibido dos menciones honoríficas del Premio Transgenérico de la Fundación para la Cultura Urbana (2006 y 2011) y publicado escritos sobre psicología y arte, entre los cuales están el libro La belleza propia: arte, adolescencia e identidad (Fundación Polar, 2013) y el artículo: “The Nudity of the Madman: poetry talks back to psychiatry” (2010).

Radicado actualmente en España, en 2017, año difícil en el país, se marcha a Bolivia “por una combinación de hechos”: “Por un lado, he trabajado siempre como psicólogo atendiendo a personas y a comunidades afectadas por la violencia. Por el otro, he trabajado muchos años en el fútbol. La violencia estatal contra las protestas de ese año fue algo difícil para mí y mi familia, pero justo en esos momentos surge la oportunidad de trabajar en el fútbol boliviano y nos mudamos a La Paz, lo que resultó una experiencia maravillosa para toda mi familia. Este poemario es también un intento de procesar el dolor de esa época”.

-¿Qué piensa de la frase de Nietzsche, la vida sin música sería un error?
-Bella frase. Creo que tiene razón, pero al mismo tiempo pienso que lo maravilloso de esa experiencia es precisamente de lo que se ha aprovechado en Venezuela y en otros escenarios como la Alemania Nazi, que Nietzsche prefiguró para contrabandear el horror.
@weykapu




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