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Bienal de São Paulo recupera su carácter experimental

La segunda bienal de arte más importante del mundo, después de la de Venecia, reúne obras de 103 artistas, incluyendo los venezolanos Armando Reverón y Gego

  • Diario El Universal

09/09/2018 01:00 am

YASMÍN MONSALVE REAÑO 
(Especial para El Universal) 

 São Paulo, Brasil.- La trigésimo tercera Bienal de São Paulo ya abrió sus puertas y durante los próximos tres meses, en los 25 mil metros cuadrados del pabellón creado por Oscar Niemeyer en el corazón del Parque Ibirapuera, pretende brindar al público un espacio que favorezca encuentros significativos con el arte, mediante momentos de pausa, observación, reflexión y experimentación. Bajo estas premisas Gabriel Pérez-Barreiro, curador general, cuestiona el sistema operacional de la segunda muestra de arte contemporáneo más tradicional del mundo, después de la Bienal de Venecia.

Bajo el título Afinidades afectivas (una comunión de las ideas del escritor y filósofo alemán Johann Wolfgang von Goethe en su libro Las afinidades electivas (1908) y del crítico de arte brasileño Mario Pedrosa en De la naturaleza afectiva de la forma en la obra de arte (1949), Pérez-Barreiro propone un modo útil y enriquecedor de pensar los desafíos y contribuciones de una bienal de arte contemporáneo. 

Pensando en una experiencia más diversificada, en la que las jerarquías entre el arte y la práctica curatorial pudieran ser repensadas, invitó a siete artistas (Antonio Ballester Moreno, Sofía Borges, Alejandro Cesarco, Claudia Fontes, Wura-Natasha Ogunji, Mamma Andersson y Waltercio Caldas) para componer su equipo curatorial y organizar exposiciones independientes en el pabellón, en las cuales sus propias obras estuviesen incluidas al lado de las de los artistas de su selección.

Pérez-Barreiro manifiesta estar “cómodo y contento con los resultados” de este gesto de delegación y confianza en los propios artistas coautores del proyecto curatorial. “Creo que independientemente del resultado, que puede agradar más o menos, está bien hacer el ejercicio como experimento, pues la bienal tiene una misión y una historia de experimentación. Este modelo muestra como los artistas construyen sus genealogías y sistemas para entender sus propias prácticas en relación a la de otros artistas, permitiendo al mismo tiempo que los temas y relaciones surjan orgánicamente del proceso de hechura de la exposición en vez de partir de un conjunto predeterminado de interrogantes”.

Además de las muestras colectivas que reúnen obras de 103 artistas (que incluye trabajos de Armando Reverón y Gego), el curador general quiso presentar la obra de doce creadores. Aníbal López, Feliciano Centurión y Lucia Nogueira con exposiciones póstumas; mientras que Siron Franco expone obras de la década de los ochenta y Alejandro Corujeira, Bruno Moreschi, Denise Milan, Luiza Crosman, María Laet, Nelson Felix, Tamar Guimarães y Vânia Mignone presentan nuevos proyectos comisionados para el evento. 

Escala humana 
 Las exposiciones que están repartidas en los tres pisos del pabellón priorizan en la experiencia más que en el discurso. Una vez en el interior del edificio el espectador escoge el recorrido que quiere hacer en una bienal en la que, ciertamente, no será agredido por el volumen de información. La curaduría se propuso “preservar una mirada a escala humana, en contraposición con la monumentalidad del pabellón, creando una coreografía de la atención”. Entendida ésta como la capacidad de concentrarse en la experiencia.

En la planta baja, el español Antonio Ballester Moreno desarrolla la exposición colectiva Sentido/Común, en la que reúne su obra con la de Alberto Sánchez, Andrea Büttner, Benjamín Palencia, Friedrich Fröbel, José Moreno Cascales, Mark Dion, Matríztica (Humberto Maturana y Ximena Dávila) y Rafael Sánchez-Mateos Paniagua. Ballester destacó la experiencia e intereses en común. “Porque ver las cosas unidas, en su infinita diversidad, es más enriquecedor y satisfactorio”.

La brasileña Sofía Borges es la responsable de la muestra La infinita historia de las cosas o el fin de la tragedia de uno, con piezas de Adelina Gómez, Ana Prata, Antonio Malta Campos, Arthur Amora, Bruno Dunley, Carlos Ibraim, Jennifer Tee, José Alberto de Almeida, Lea M. Afonso Resende, Leda Catunda, Martín Gusinde, Rafael Carneiro, Sara Ramo, Sarah Lucas, Serafín Alvares, Sônia Catarina Agostinho Nascimento, Tal Isaac Hadad, Thomas Dupal y Tunga. Es la zona más densa de la bienal, museográficamente hablando, recargada en algunos espacios, y se basa en interpretaciones filosóficas sobre la tragedia griega para sumergirse en un collage de referencias mitológicas e investigar los límites de la representación y de la imposibilidad del lenguaje como instrumento de mediación de lo real.

Claudia Fontes, argentina radicada en el Reino Unido, presenta en el segundo piso la colectiva El pájaro lento cuyo concepto entra en concordancia directa con la intención de la bienal de desacelerar para intensificar la percepción de la obra de arte. Para ello convocó a Ben Rivers, Daniel Bozhkov, Elba Bairon, Katrín Sigurdadóttir, Pablo Martín Ruiz, Paola Sfreco, Roderick Hietbrink, Sebastián Castagna y žilvinas Landzbergas.

Al respecto dice: “La velocidad y la lentitud son experiencias políticas enraizadas en el cuerpo. Ambas influencian nuestro entendimiento de espacio, distancia y posibilidad. Por más de un siglo nuestra especie viene siendo entrenada desde la infancia para despreciar la lentitud y desear la rapidez. Como resultado, todos nosotros ahora tenemos dificultad de imaginar otros medios de estar consigo mismo y con los otros”.

Se une en este espacio expositivo Wura-Natasha Ogunji, estadounidense residenciada en Nigeria, con su selección titulada Siempre/Nunca, compuesta por obras de Lhola Amira, Mame-Diarra Niang, Nicole Vlado, Ruby Onyinyechi Amanze y Youmna Chlala. “Para mí –comenta Ogunji- fue muy natural conectarme con artistas que estaban hablando de relaciones entre arquitectura, espacio y cuerpo: y también sobre como los cuerpos se mueven en los diversos espacios. Estaba profundamente interesada en artistas que tienen una cierta abertura en la creación. Pensé en artistas que trabajan fuera de la expectativa y estructuras típicas de identidad, que están en cierto sentido creando teoría en vez de reaccionar a las circunstancias del mundo actual”.



Aproximación esencial 
 El ciclo de exposiciones del segundo piso cierra con la contribución del uruguayo, establecido en Nueva York, Alejandro Cesarco y sus colegas: Andrea Büttner, Cameron Rowland, Henrik Olesen, Jennifer Packer, John Miller, Louise Lawler, Matt Mullican, Oliver Laric, Peter Dreher, Sara Cwynar y Sturtevant, reunidos en la muestra A nuestros padres.

Para el artista-curador Cesarco “es una dedicatoria, una ofrenda, una forma de tratamiento, una definición de público. Es el reconocimiento del pasado y de su continua presencia en el presente. Dedicar la exposición a una relación primordial (biológica o adoptiva, literal o metafórica) es un modo de construir una genealogía y de intentar aproximarse a la esencia de nuestro entendimiento, métodos, inhibiciones, posibilidades, expectativas, etc.”

A lo largo del recorrido de la bienal es posible encontrar vastos espacios libres y algunas estaciones donde poder sentarse a realizar prácticas de atención, en las cuales se proponen experiencias como: encontrar una obra, dedicar atención, registrar la experiencia y compartir en modo individual entrando en el site exercicio33.org.br para hacer un registro de la vivencia. 

En el tercer piso se encuentran la últimas dos colectivas, junto a las individuales de Denise Milan, Aníbal López, Feliciano Centurión, Siron Franco y Vânia Mignone. A diferencia del resto de la muestra en el pabellón donde predominan las instalaciones, videos y performances, las exposiciones organizadas por la sueca Mamma Andersson (Stargazer II) y el brasileño Waltercio Caldas (Los aparecimientos) se revelan más tradicionales tanto en la museografía como en el conjunto de obras que presentan: pinturas, esculturas, objetos y fotografías.

Stargazer II reúne la obra de Åke Hodell, Bruno Knuyman, Carl Fredrik Hill, Dick Bengtsson, Ernst Josephson, Gunvor Nelson, Henry Darger, Iconos Rusos, Ladislas Starewitch, Lim Johan y Miroslav Tichy. “Los artistas que aquí presento se diferencian uno de los otros, aunque para mí están todos conectados. Todos fueron cruciales para mi propio proceso creativo. El foco principal es la pintura, una vez que soy pintora. Pero si me siento tocada por una obra de arte no importa si es una pieza sonora, película, fotografía, escultura o dibujo”, explica Andersson.

"Los aparecimientos", la propuesta curatorial de Waltercio Caldas, trae a la 33 Bienal de São Paulo obras de Anthony Caro, Antonio Calderara, Antonio Dias, Armando Reverón, Blaise Cendrars, Bruce Nauman, Cabelo, Friedruch Vordemberge-Gildewart, Gego, Jorge Oteiza, José Resende, Miguel Rio Branco, Milton Dacosta, Oswaldo Goeldi, Richad Hamilton, Sergio Carmargo, Tunga, Vicente do Rego Monteiro y Víctor Hugo.

Caldas ha tomado la historia del arte como materia para su propuesta, componiendo una muestra que reúne obras que se desvían de lo que más se conoce de cada uno de los artistas y se destacan por su valor y especificidad.

“Presento mi selección como una composición musical, evitando conceptos o excesos que intenten minimizar la experiencia con las obras. La música resultante sería la forma explícita de la relación entre el espectador y lo que tiene delante de sí. Es siempre bueno recordar que las verdaderas obras de arte ignoran cualquier discurso que las desvirtúe, y son suficientemente elocuentes para desautorizar interpretaciones oportunistas”.

La 33 Bienal de São Paulo es una invitación a recuperar el sentido del arte como canal de experiencia y comunicación, como un lugar en el que podemos vivenciar algo nuevo y aprender con la experiencia allí vivida. Recordando a Mario Pedrosa cuando dice: “La voluntad de comunicar es, sin duda, condición absoluta de todo ser vivo”. 

“En la esencia de esta edición hay un deseo de reafirmar el poder del arte como lugar único para concentrar la atención en el mundo y a favor del mundo. Si pudiéramos pensar en el arte y en sus exposiciones esencialmente como experiencias, y no como declaraciones, tal vez podamos imaginar una Bienal en que los artistas, curadores y espectadores son tratados como iguales, todos capaces de construir sus propias afinidades afectivas con el arte y con el mundo más allá de el”, finaliza Pérez-Barreiro.

Quién es el curador general 
 Gabriel Pérez-Barreiro (español, residenciado en Nueva York) es director de la Colección Patricia Phelps de Cisneros. De 2002 a 2008, fue curador de Arte Latinoamericano en el Blanton Museum of Art, en la Universidad de Texas, en Austin. En 2007, fue curador jefe de la 6a Bienal de Mercosur, en Porto Alegre. PhD en Teoría e Historia del Arte por la Universidad de Essex, e MA en Historia del Arte y Estudios Latinoamericanos por la Universidad de Aberdeen (Reino Unido). De 2000 a 2002, fue Director de Artes Visuales en The Americas Society, en Nueva York, EUA. Anteriormente, fue coordinador de exposiciones y programas en Casa de América, en Madrid. De 1993 a 1998, Pérez-Barreiro fue curador fundador de la colección de Arte Latinoamericano de la Universidad de Essex. Ha escrito publicaciones y realizado conferencias sobre Arte Moderno y Contemporáneo de América Latina. Bienal On-line bienal.org.br app33.bienal.org.br facebook.com/bienalsaopaulo twitter.com/BienalSaoPaulo instagram.com/bienalsaopaulo youtube.com/bienalsp br.pinterest.com/bienalsaopaulo          
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