Lupita Ferrer: “La belleza no tiene nada que ver con la actuación”
La “reina de la telenovela latinoamericana” presenta en febrero en Miami “Divas cantan y cuentan”, un musical con anécdotas y canciones de la época de oro de las producciones que le dieron fama
Divas cantan y cuentan es el título del espectáculo que Lupita Ferrer, “la reina del drama”, ofrecerá el próximo 22 de febrero en la ciudad de Miami, donde, acompañada por la cantante Gioconda Almenar, compartirá con su público recuerdos, historias, anécdotas, canciones románticas y temas de la época de oro de la telenovela venezolana, de la que es sin duda una de sus máximas representantes.
Su belleza equiparada a la de Sofía Loren y Brigitte Bardot, y su profesionalismo actoral, han hecho de Lupita Ferrer la estrella más destacada de la telenovela latinoamericana. Su participación en más de 40 producciones en teatro y televisión en Venezuela, México y Estados Unidos, entre otros países, dan fe del respeto que, como actriz, se ha ganado en el mundo.
Pero Lupita Ferrer le da poca importancia como actriz a las bondades de la genética. “Yo no me intereso mucho en mi belleza, si es que la tengo o no. Me interesa mucho más la interpretación del personaje que pueda hacer, y eso viene todo de adentro de mí. Muchas grandes actrices son feas. La actuación no tiene nada que ver con la belleza”.
Tal vez menos conocida en su faceta como cantante, destaca también su talento en las listas musicales como Spotify, donde su interpretación de temas como Las flores que me diste, Enamorada, Quién sabe, Te quiero así, Contigo aprendí, Cariño malo y otros clásicos, comprueban que el canto en ella no es resultado del azar ni de su fama como actriz.
“Yo siempre he cantado”, afirma. “Incluso en mi primera obra de teatro profesional en el Ateneo de Caracas, canté una canción antigua. Y luego, a medida que mi carrera de actriz se fue consolidando, siempre cantaba en mis presentaciones en el exterior, como en el famoso teatro Million Dollar, en Los Ángeles, y en Nueva York, cuando hice Luminaria en el prestigioso teatro Repertorio Español.
La conocida como “Reina” de las telenovelas, vive en Miami desde 2007, cuando fue llamada por Telemundo para participar en la producción Pecados ajenos, como Agata Mercenario. Allí se apartó un tiempo de la actuación para cuidar de su madre, fallecida hace dos años.
Después de la pandemia regresó a las tablas precisamente con Drama Queen, un unipersonal dirigido por Abraham Pulido en el que sus fans la vieron cantando, actuando y contando detalles de su vida y trayectoria en la televisión y la situación de Venezuela.
Nació en Maracaibo el 6 de diciembre de 1947, bajo el signo de sagitario, hija de un matrimonio de ascendencia española, donde la cultura era moneda corriente. Formado en Francia, su padre, Atilio Ferrer, un próspero comerciante, se ocupó de brindarle una esmerada educación que comenzó en el Colegio Americano de Maracaibo, donde aprendió el inglés, lo que luego le facilitaría su carrera en Estados Unidos, y desde muy niña sintió inclinación por el teatro, la música y la escritura.
“Creo que nací artista”, confiesa, “pues desde niña me gustaba escribir, actuar, cantar. Preparaba espectáculos con una amiga, tocaba el piano, hacía ballet. ¡Me gustaban todas las artes!”.
A los 15 años realizó su primera actuación como Ofelia, en el Hamlet de Shakespeare. A los 18, el Presidente Raúl Leoni la vio actuar en Doña Rosita, la soltera, de García Lorca, en el Ateneo de Caracas, y le otorgó una beca para estudiar en Nueva York, donde poco después haría Medea en Madrid y otras ciudades norteamericanas.
En esa década participa en diversas coproducciones cinematográficas y televisivas entre México y Venezuela, entre las que destacan su actuación con Mario Moreno Cantinflas en Un Quijote sin mancha, y su rol en la primera versión televisiva de Doña Bárbara, en 1967.
En los años 70 regresa a Venezuela para protagonizar la telenovela de Delia Fiallo que la catapultará a la fama: Esmeralda. Un éxito sin precedentes en la pantalla chica, igualado solamente en 1997 por su versión Topacio, escrita también por la autora cubana, con la dirección de Luis Manzo.
En Esmeralda debutó con José Bardina como protagonista, una relación actoral que se prolongaría por ocho años, en producciones como María Teresa (1972), Mi hermana gemela y Mariana de la noche (1975), La Zulianita (1976) y Ligia Sandoval (1981), con una química que le costaría su primer matrimonio, con el ingeniero Alfredo Carrillo, por celos.
“Delia Fiallo –afirma- fue la escritora más destacada del género romántico y de lo que se ha descrito como la Edad de Oro de la Novela Venezolana. Fue una gran amiga que me apoyó mucho. Incluso mi bella hermana Carolina se casó con su hijo mayor, Bernardo Pascual”.
En la década de los 80, su carrera da otro salto con Victoria Ascanio, su papel en Cristal, junto a Raúl Amundaray, Carlos Mata y Jeannette Rodríguez, que abriría al teledrama nacional las puertas en España y el mundo, al punto de que todavía hoy las jóvenes audiencias corean la canción tema Mi vida eres tú, de Luis Ángel, interpretada por Rudy La Scala.

-¿Cuál ha sido su papel más difícil, y con qué actores fue más difícil trabajar?
-Mi papel más difícil en el cine ha sido el de Consuelo, la hija rebelde de Jesús Sánchez que interpreto en Los hijos de Sánchez, junto al gran actor Anthony Quinn, y en la TV hubo dos papeles muy difíciles, el de Esmeralda y el de Victoria Ascanio en Cristal. Me fue muy difícil trabajar con Tony Quinn al principio, por su enorme fuerza al actuar, y no era muy amistoso. Pero después nos hicimos amigos. Y luego con José Bardina, porque al principio era muy introvertido, un poco difícil. Pero siempre he tratado de llevarme bien con mis compañeros de trabajo.
“Estoy bien de salud, y siempre esperando nuevas oportunidades de actuación en teatro, cine o TV”, dice, aunque la lista de sus presentaciones continúa.
En 2022, el público de Miami pudo disfrutar de sus dotes actorales al verla transformarse en la anciana y discapacitada Ann Marie, el ama de llaves de Casa de muñecas 2. El retorno de Nora, una respuesta del estadounidense Lucas Hnath al drama de Ibsen, ganadora de ocho premios Tony en 2017, junto a Lili Rentería, Raúl Cruz y Ariadna González.
“Me divertí mucho haciendo Dramáticas, dice sobre la serie de televisión venezolana producida por Hispanomedios y transmitida por Venevisión el año pasado, donde la vimos en el rol de Yolanda Mistral, una diva de la pantalla pequeña decidida a volver a su reinado, para el que tuvo que aprender a dar bofetadas en cámara.
“Fue una serie muy divertida dentro del género dramamedy, una combinación de drama y comedia que está muy de moda en el mundo, escrita y producida por un joven zuliano muy talentoso, Daniel Ferrer Cubillán, en un intento de impulsar la producción de TV en Venezuela, que prácticamente ha desaparecido. Y para mí fue la oportunidad de reencontrarme con mi querido país y con muchos magníficos actores y actrices que hacía mucho tiempo no veía, como Amando Gutiérrez, Hilda Abrahamz, Jorge Palacios, Tania Sarabia, entre otros, y el Señor Teatro en Venezuela, Javier Vidal”.
El año pasado también hizo el papel de una actriz en Tango perdido, del argentino Mario Diament, una combinación de drama, suspenso y comedia, presentada en el Tower Theater de Miami, bajo la dirección de César Sierra, junto a Raúl González, en la relación de una legendaria diva latinoamericana y un insistente periodista.
“Espero poder ir muy pronto con esa obra a Venezuela, o con cualquier otro proyecto que me presenten. Ya tengo mi pasaporte y cédula renovada. El Ávila me espera y mi inolvidable lago de Maracaibo, al que extraño mucho. Y es que a pesar de haber viajado tanto, mi corazón siempre está pegado a mi patria. Recuerda que sigo siendo La Zulianita”.
-¿Cómo se siente Lupita Ferrer en esta etapa de su vida y su carrera?
-Gracias por compararme con grandes divas como Sofía Loren y Brigitte Bardot. Estoy agradecida con mi carrera por haberme dado grandes oportunidades, aunque siempre sigo esperando el próximo papel para dar lo mejor de mí. Respecto a mi vida, allí sí me queda mucho por alcanzar, como un matrimonio o unión estable que no he podido lograr. Mi última pareja, William Paulson, actor y director de Nueva York, murió hace poco de cáncer. Pero yo sigo adelante, como buena sagitario, con mi arco en la mano y la flecha en la otra, hacia nuevas metas. ¡Feliz Navidad a todos los compatriotas, y miremos el futuro con esperanza!
@weykapu
Su belleza equiparada a la de Sofía Loren y Brigitte Bardot, y su profesionalismo actoral, han hecho de Lupita Ferrer la estrella más destacada de la telenovela latinoamericana. Su participación en más de 40 producciones en teatro y televisión en Venezuela, México y Estados Unidos, entre otros países, dan fe del respeto que, como actriz, se ha ganado en el mundo.
Pero Lupita Ferrer le da poca importancia como actriz a las bondades de la genética. “Yo no me intereso mucho en mi belleza, si es que la tengo o no. Me interesa mucho más la interpretación del personaje que pueda hacer, y eso viene todo de adentro de mí. Muchas grandes actrices son feas. La actuación no tiene nada que ver con la belleza”.
Tal vez menos conocida en su faceta como cantante, destaca también su talento en las listas musicales como Spotify, donde su interpretación de temas como Las flores que me diste, Enamorada, Quién sabe, Te quiero así, Contigo aprendí, Cariño malo y otros clásicos, comprueban que el canto en ella no es resultado del azar ni de su fama como actriz.
“Yo siempre he cantado”, afirma. “Incluso en mi primera obra de teatro profesional en el Ateneo de Caracas, canté una canción antigua. Y luego, a medida que mi carrera de actriz se fue consolidando, siempre cantaba en mis presentaciones en el exterior, como en el famoso teatro Million Dollar, en Los Ángeles, y en Nueva York, cuando hice Luminaria en el prestigioso teatro Repertorio Español.
La conocida como “Reina” de las telenovelas, vive en Miami desde 2007, cuando fue llamada por Telemundo para participar en la producción Pecados ajenos, como Agata Mercenario. Allí se apartó un tiempo de la actuación para cuidar de su madre, fallecida hace dos años.
Después de la pandemia regresó a las tablas precisamente con Drama Queen, un unipersonal dirigido por Abraham Pulido en el que sus fans la vieron cantando, actuando y contando detalles de su vida y trayectoria en la televisión y la situación de Venezuela.
Nació en Maracaibo el 6 de diciembre de 1947, bajo el signo de sagitario, hija de un matrimonio de ascendencia española, donde la cultura era moneda corriente. Formado en Francia, su padre, Atilio Ferrer, un próspero comerciante, se ocupó de brindarle una esmerada educación que comenzó en el Colegio Americano de Maracaibo, donde aprendió el inglés, lo que luego le facilitaría su carrera en Estados Unidos, y desde muy niña sintió inclinación por el teatro, la música y la escritura.
“Creo que nací artista”, confiesa, “pues desde niña me gustaba escribir, actuar, cantar. Preparaba espectáculos con una amiga, tocaba el piano, hacía ballet. ¡Me gustaban todas las artes!”.
A los 15 años realizó su primera actuación como Ofelia, en el Hamlet de Shakespeare. A los 18, el Presidente Raúl Leoni la vio actuar en Doña Rosita, la soltera, de García Lorca, en el Ateneo de Caracas, y le otorgó una beca para estudiar en Nueva York, donde poco después haría Medea en Madrid y otras ciudades norteamericanas.
En esa década participa en diversas coproducciones cinematográficas y televisivas entre México y Venezuela, entre las que destacan su actuación con Mario Moreno Cantinflas en Un Quijote sin mancha, y su rol en la primera versión televisiva de Doña Bárbara, en 1967.
En los años 70 regresa a Venezuela para protagonizar la telenovela de Delia Fiallo que la catapultará a la fama: Esmeralda. Un éxito sin precedentes en la pantalla chica, igualado solamente en 1997 por su versión Topacio, escrita también por la autora cubana, con la dirección de Luis Manzo.
En Esmeralda debutó con José Bardina como protagonista, una relación actoral que se prolongaría por ocho años, en producciones como María Teresa (1972), Mi hermana gemela y Mariana de la noche (1975), La Zulianita (1976) y Ligia Sandoval (1981), con una química que le costaría su primer matrimonio, con el ingeniero Alfredo Carrillo, por celos.
“Delia Fiallo –afirma- fue la escritora más destacada del género romántico y de lo que se ha descrito como la Edad de Oro de la Novela Venezolana. Fue una gran amiga que me apoyó mucho. Incluso mi bella hermana Carolina se casó con su hijo mayor, Bernardo Pascual”.
En la década de los 80, su carrera da otro salto con Victoria Ascanio, su papel en Cristal, junto a Raúl Amundaray, Carlos Mata y Jeannette Rodríguez, que abriría al teledrama nacional las puertas en España y el mundo, al punto de que todavía hoy las jóvenes audiencias corean la canción tema Mi vida eres tú, de Luis Ángel, interpretada por Rudy La Scala.

"Fue muy difícil trabajar con Anthony Quinn", afirma la actriz (CORTESÍA LUPITA FERRER)
En la gran pantalla, fue la primera venezolana en pisar los escenarios de Hollywood con Los hijos de Sánchez, en la que compartió roles principales con Anthony Quinn, Dolores del Río, Katy Jurado y Lucía Méndez, y la dirección del productor norteamericano Hall Bartlet, que se convertiría en su segundo marido.
“Sí creo que tengo ese honor de haber sido la primera venezolana en Hollywood. ¿Cómo es ese medio? La respuesta sería muy extensa, y creo que es mejor que la lean en mi autobiografía, Lupita Ferrer al desnudo, disponible en la plataforma Amazon.com. En aquel momento la imagen del tipo latino era una mujer de piel oscura y cabello negro, lo cual yo no tengo por mi ascendencia española. Y, de hecho, mi segundo papel allá fue como una actriz italiana, junto a Tony Curtis”.
En la gran pantalla, fue la primera venezolana en pisar los escenarios de Hollywood con Los hijos de Sánchez, en la que compartió roles principales con Anthony Quinn, Dolores del Río, Katy Jurado y Lucía Méndez, y la dirección del productor norteamericano Hall Bartlet, que se convertiría en su segundo marido.
“Sí creo que tengo ese honor de haber sido la primera venezolana en Hollywood. ¿Cómo es ese medio? La respuesta sería muy extensa, y creo que es mejor que la lean en mi autobiografía, Lupita Ferrer al desnudo, disponible en la plataforma Amazon.com. En aquel momento la imagen del tipo latino era una mujer de piel oscura y cabello negro, lo cual yo no tengo por mi ascendencia española. Y, de hecho, mi segundo papel allá fue como una actriz italiana, junto a Tony Curtis”.
-¿Cuál ha sido su papel más difícil, y con qué actores fue más difícil trabajar?
-Mi papel más difícil en el cine ha sido el de Consuelo, la hija rebelde de Jesús Sánchez que interpreto en Los hijos de Sánchez, junto al gran actor Anthony Quinn, y en la TV hubo dos papeles muy difíciles, el de Esmeralda y el de Victoria Ascanio en Cristal. Me fue muy difícil trabajar con Tony Quinn al principio, por su enorme fuerza al actuar, y no era muy amistoso. Pero después nos hicimos amigos. Y luego con José Bardina, porque al principio era muy introvertido, un poco difícil. Pero siempre he tratado de llevarme bien con mis compañeros de trabajo.
“Estoy bien de salud, y siempre esperando nuevas oportunidades de actuación en teatro, cine o TV”, dice, aunque la lista de sus presentaciones continúa.
En 2022, el público de Miami pudo disfrutar de sus dotes actorales al verla transformarse en la anciana y discapacitada Ann Marie, el ama de llaves de Casa de muñecas 2. El retorno de Nora, una respuesta del estadounidense Lucas Hnath al drama de Ibsen, ganadora de ocho premios Tony en 2017, junto a Lili Rentería, Raúl Cruz y Ariadna González.
“Me divertí mucho haciendo Dramáticas, dice sobre la serie de televisión venezolana producida por Hispanomedios y transmitida por Venevisión el año pasado, donde la vimos en el rol de Yolanda Mistral, una diva de la pantalla pequeña decidida a volver a su reinado, para el que tuvo que aprender a dar bofetadas en cámara.
“Fue una serie muy divertida dentro del género dramamedy, una combinación de drama y comedia que está muy de moda en el mundo, escrita y producida por un joven zuliano muy talentoso, Daniel Ferrer Cubillán, en un intento de impulsar la producción de TV en Venezuela, que prácticamente ha desaparecido. Y para mí fue la oportunidad de reencontrarme con mi querido país y con muchos magníficos actores y actrices que hacía mucho tiempo no veía, como Amando Gutiérrez, Hilda Abrahamz, Jorge Palacios, Tania Sarabia, entre otros, y el Señor Teatro en Venezuela, Javier Vidal”.
El año pasado también hizo el papel de una actriz en Tango perdido, del argentino Mario Diament, una combinación de drama, suspenso y comedia, presentada en el Tower Theater de Miami, bajo la dirección de César Sierra, junto a Raúl González, en la relación de una legendaria diva latinoamericana y un insistente periodista.
“Espero poder ir muy pronto con esa obra a Venezuela, o con cualquier otro proyecto que me presenten. Ya tengo mi pasaporte y cédula renovada. El Ávila me espera y mi inolvidable lago de Maracaibo, al que extraño mucho. Y es que a pesar de haber viajado tanto, mi corazón siempre está pegado a mi patria. Recuerda que sigo siendo La Zulianita”.
-¿Cómo se siente Lupita Ferrer en esta etapa de su vida y su carrera?
-Gracias por compararme con grandes divas como Sofía Loren y Brigitte Bardot. Estoy agradecida con mi carrera por haberme dado grandes oportunidades, aunque siempre sigo esperando el próximo papel para dar lo mejor de mí. Respecto a mi vida, allí sí me queda mucho por alcanzar, como un matrimonio o unión estable que no he podido lograr. Mi última pareja, William Paulson, actor y director de Nueva York, murió hace poco de cáncer. Pero yo sigo adelante, como buena sagitario, con mi arco en la mano y la flecha en la otra, hacia nuevas metas. ¡Feliz Navidad a todos los compatriotas, y miremos el futuro con esperanza!
@weykapu
Siguenos en
Telegram,
Instagram,
Facebook y
Twitter
para recibir en directo todas nuestras actualizaciones