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Magdalena Fernández: “Las instalaciones permiten sumar la experiencia al espacio de la obra”

En la sala RGR de la capital mexicana la artista venezolana presenta la exposición "Obra abierta", que estará abierta el 11 d enero de 2025

  • MARITZA JIMÉNEZ

08/12/2024 01:00 am

En su reciente exposición, Obra abierta, que tiene lugar en la galería RGR de la capital mexicana, Magdalena Fernández (Caracas, 1964) confirma la importancia de la apertura de la obra no solo al interior mismo del trabajo, sino en su conexión con ese otro cuya participación la justifica y da sentido.

El cambio, el movimiento, la fragmentación y la transformación presentes en la naturaleza, constituyen el punto de partida para relacionar arte, artista y espectador, a la vez que marcan el aporte personal de esta reconocida artista de medios e instalaciones que ha trascendido el discurso de la abstracción geométrica, llevándolo a niveles de interpretación poética del espacio.

En la exposición, que estaba programada para 2020 pero fue postergada por la pandemia, la venezolana expone por primera vez pinturas, al tiempo que la naturaleza fortalece su presencia en el trabajo mediante la utilización del video.

“Gracias a las piezas que se habían programado para hace cuatro años y no se pudieron realizar por el Covid, aparecieron una serie de dibujos, monotipos, y este año incluso pinturas, que realizo primera vez, y todas están dialogando con el tema de la vibración, de la transformación. En las que vienen, el punto y la línea son eje de la obra, pero no solo eso, también está la cosa performática, del elemento que golpea el papel, deja una huella y vibra. Los monotipos son piezas únicas donde trabajo en el papel y muevo cada elemento yo. Son piezas que no se repiten, en las que queda la huella de la interacción con el papel y la tinta”.

1i024, 2024. Esferas de silicona, acero con pintura electrostática. Dimensiones variables (CORTESÍA GALERÍA RGR MÉXICO)

Una instalación es la obra central, de la que derivan todas las demás. Es una especie de bosque flexible, explica su autora, que se mueve gracias a la interacción con las personas. “Primero nace la instalación en 2020 como módulo y como imagen, y a partir de ella elaboro la serie de dibujos, monotipos y pinturas que dialogan con el concepto de la instalación. Yo llamo a la serie estructura abierta porque son estructuras que no están cerradas generando retículas, sino más bien creando curvas que modulan y se mueven en el espacio”.

Sus piezas, sostiene, generalmente están en equilibrio inestable, “y es justamente ese movimiento afuera que las hace vibrar y transformarse. Son siempre instalaciones muy simples, pero obviamente que dependen mucho del material, de su elasticidad, de su dureza, de sus posibilidades de agarre, y no son piezas que puedes programar con mucho cuidado porque justamente van acoplándose a lo que el material va diciendo”.

Las instalaciones, opina, tienen la posibilidad de colocar al espectador en otro lugar, al sumar la experiencia al espacio mismo de la obra. “Con el tiempo he comenzado a hacer instalaciones con videos, que arropan al espectador, y me han permitido que la naturaleza esté presente de una manera más contundente”.

La naturaleza ha estado presente en su trabajo desde el comienzo. Primero mediante los sonidos, capaces hoy incluso de generar el movimiento y la línea; luego en el juego de luces y sombras, y posteriormente en la incorporación del cuerpo. “Aunque ya estaba en la primera instalación de la pieza en el sonido de una gota de agua cayendo, poco a poco la naturaleza se ha ido como metiendo y el trabajo ha ido transformándose un poco en relación con este diálogo con la naturaleza”.
 3pea024, serie Estructuras abiertas, 2024. Acrílico sobre lienzo (CORTESÍA GALERÍA RGR MÉXICO)

Tras haber estudiado artes gráficas en Boston, Magdalena Fernández comenzó estudios de Docencia en Física y Matemáticas, carrera que abandonó por el Diseño Gráfico en el Instituto Neumann. En 1990 ingresa a la Scuola Bottega, en Milán, Italia, donde el reconocido diseñador AG Fronzoni le señala el camino del arte. “Fue él quien empezó a decirme que lo que yo estaba haciendo podía ser arte, y no tanto como yo lo estaba considerando, como diseño”.

“Me sugirió, por ejemplo, no tener herramientas ni máquinas, porque eso limitaba mi imaginación. Y la verdad es que es una metodología que ha sido fundamental para mí porque sin máquinas, sin límites, la imaginación siempre está abierta y siempre es el otro, la colaboración del otro, lo que termina de completar la pieza”.

“El otro -prosigue la artista- siempre es fundamental en el trabajo, porque no solamente complementa la obra con su visión. Yo no pongo títulos, porque para mí es importante que todo quede abierto, que el espectador ponga su propio título y su propia experiencia en la obra. Esta experiencia del otro termina completando mi propia experiencia y dándole significado a lo que yo haga con el tiempo. Es el diálogo con el otro lo que me hace crecer a mí, darle sentidos distintos y entender los otros sentidos”.

Menciona la pieza central de su muestra, “un bosque muy elástico y abierto donde los puntos funcionan como peso, pero también como eslabones, como conectores, gracias a sus características pesadas y elásticas sostienen las varillas que hacen como de línea terminando como de dibujar un poco esa curva en el espacio”.

“Es como un diálogo entre ese bosque y entre esa cosa de gráfica expandida donde se crea otro lugar, un lugar que es como efímero, como frágil, que está allí esperando que alguien dialogue y lo toque”, finaliza.
@weykapu




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