UNA ENTRADA A LA SEMANA | Crítica de cine
¿Es "Joker" la peor película del año?
La secuela de esta película, dirigida por Todd Phillips, hizo su debut en las salas, enardeciendo a los fanáticos en el proceso
Después de cuatro años de espera, llegó a la cartelera nacional la segunda parte de Joker, una versión libre del villano más icónico de Batman, bajo la dirección de Todd Phillips y amparada por Warner Brothers. Joker: Folie à Deux (frase en francés que significa “locura compartida”) iba a ser el regreso triunfal de Joaquín Phoenix como el voluble Arthur Fleck, que también alberga al Joker en su interior.
El tráiler lo prometía todo: momentos musicales de la mano de Lady Gaga como Quinn, persecuciones y revolución social. Lo más importante: el avance mostraba el punto exacto en el que Todd Phillips concluyó la primera parte de Joker, dando a entender que la película respondería todas las preguntas cuyas respuestas quedaron en suspenso.
Sí, Joaquín Phoenix está magistral en Joker: Folie à Deux, y es muy posible que figure de nuevo como candidato en la temporada de premios. No, Lady Gaga no es una buena intérprete, aunque su destreza musical compensa sus carencias actorales. Joker tampoco es un musical, sino una película con momentos musicales. Y su guion, aunque posee la estructura del primero, está muy lejos aún de su contundencia y perfección.
He aquí el meollo del asunto: Joker no quiso complacer al público. Aquí, Todd Phillips demuestra que perdimos de vista al protagonista, y nos lo recuerda con un final agrio y sorpresivo.
Hay errores estructurales, por supuesto. Primero, Joker: Folie à Deux plantea un retroceso en la evolución de nuestro antihéroe, quien cumple condena en prisión mientras aguarda el inicio de su proceso judicial. Si la primera entrega lo bautiza como un líder de masas y de un sugerido levantamiento social, en la segunda lo descubrimos menudo e indefenso, a merced de los guardias.
Uno de ellos es Jackie Sullivan, interpretado magistralmente por el irlandés Brendan Gleeson, quien ejerce como verdugo amistoso de Fleck, y es precisamente quien lo inscribe en las sesiones de canto donde conoce a Lee Quinn (Lady Gaga), quien se hizo internar en Arkham para conocer a Joker.
Es importante comprender que, en esta película, las personalidades de Joker y de Fleck son totalmente distintas, insinuando que el trastorno de personalidad múltiple fue lo que llevó a Arthur a asesinar a cinco personas.
El juicio a Arthur Fleck ocurre sin sobresaltos. Todd Phillips eligió para su película una estructura de drama judicial que carece de la tensión propia de estos casos. Si en un juicio la última palabra la tiene el jurado, y esta depende de los alegatos de las contrapartes y de los testimonios de los testigos, en Joker: Folie à Deux se sabe de antemano que Arthur no sacó buenas cartas, y que sus jugadas no le permitirán obtener unas mejores.
Sin embargo, esta secuela hace aportes interesantes y arriesgados. Tiene una introducción animada en 2D, y referencias a El show de Sonny y Cher. Hay, incluso, una escena de fantasía donde Joker se imagina en el estrado del juez con un mazo caricaturesco, golpeando salvajemente en la cabeza al juez que lo increpa.
Con sus aciertos y fallas, Joker: Folie à Deux no es una película que deba catalogarse como “lo peor del año”, pues se arriesga más -y aporta más- que otros blockbusters estrenados en el año, y cuya única virtud redentora es el grosor de lo recaudado en taquilla.
También plantea esta cuestión: ¿Es mala una película porque no tiene buenos atributos, o porque falla en cumplir los deseos del público al cual está destinada?
@enlazonac
El tráiler lo prometía todo: momentos musicales de la mano de Lady Gaga como Quinn, persecuciones y revolución social. Lo más importante: el avance mostraba el punto exacto en el que Todd Phillips concluyó la primera parte de Joker, dando a entender que la película respondería todas las preguntas cuyas respuestas quedaron en suspenso.
Sí, Joaquín Phoenix está magistral en Joker: Folie à Deux, y es muy posible que figure de nuevo como candidato en la temporada de premios. No, Lady Gaga no es una buena intérprete, aunque su destreza musical compensa sus carencias actorales. Joker tampoco es un musical, sino una película con momentos musicales. Y su guion, aunque posee la estructura del primero, está muy lejos aún de su contundencia y perfección.
He aquí el meollo del asunto: Joker no quiso complacer al público. Aquí, Todd Phillips demuestra que perdimos de vista al protagonista, y nos lo recuerda con un final agrio y sorpresivo.
Hay errores estructurales, por supuesto. Primero, Joker: Folie à Deux plantea un retroceso en la evolución de nuestro antihéroe, quien cumple condena en prisión mientras aguarda el inicio de su proceso judicial. Si la primera entrega lo bautiza como un líder de masas y de un sugerido levantamiento social, en la segunda lo descubrimos menudo e indefenso, a merced de los guardias.
Uno de ellos es Jackie Sullivan, interpretado magistralmente por el irlandés Brendan Gleeson, quien ejerce como verdugo amistoso de Fleck, y es precisamente quien lo inscribe en las sesiones de canto donde conoce a Lee Quinn (Lady Gaga), quien se hizo internar en Arkham para conocer a Joker.
Es importante comprender que, en esta película, las personalidades de Joker y de Fleck son totalmente distintas, insinuando que el trastorno de personalidad múltiple fue lo que llevó a Arthur a asesinar a cinco personas.
El juicio a Arthur Fleck ocurre sin sobresaltos. Todd Phillips eligió para su película una estructura de drama judicial que carece de la tensión propia de estos casos. Si en un juicio la última palabra la tiene el jurado, y esta depende de los alegatos de las contrapartes y de los testimonios de los testigos, en Joker: Folie à Deux se sabe de antemano que Arthur no sacó buenas cartas, y que sus jugadas no le permitirán obtener unas mejores.
Sin embargo, esta secuela hace aportes interesantes y arriesgados. Tiene una introducción animada en 2D, y referencias a El show de Sonny y Cher. Hay, incluso, una escena de fantasía donde Joker se imagina en el estrado del juez con un mazo caricaturesco, golpeando salvajemente en la cabeza al juez que lo increpa.
Con sus aciertos y fallas, Joker: Folie à Deux no es una película que deba catalogarse como “lo peor del año”, pues se arriesga más -y aporta más- que otros blockbusters estrenados en el año, y cuya única virtud redentora es el grosor de lo recaudado en taquilla.
También plantea esta cuestión: ¿Es mala una película porque no tiene buenos atributos, o porque falla en cumplir los deseos del público al cual está destinada?
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