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Claudia Sierich: “La escritura poética está íntimamente ligada al acto de la traducción”

La traductora, intérprete y poeta caraqueña, radicada hace una década en Berlín, vino a presentar el libro "Los alemanes en Venezuela"

  • MARITZA JIMÉNEZ

04/08/2024 01:00 am

“El reencuentro resulta alucinante. La noche de llegada estoy sola. Llueve a cántaros sobre la ciudad, mangos caen de las matas de golpe en golpe sobre el techo del garaje vecino, relámpagos iluminan por momentos un inquieto escenario. Amaina la lluvia y cantan los sapitos caraqueños a todo dar como campanitas en una catedral invisible, que solo cesan cuando cede la noche. Entonces inician los coros impertérritos de las chicharras y las guacharacas trepan mañaneando la araucaria y anuncian el día, luego el turno es de las guacamayas que se posan en los altos del yagrumo de mi jardín en Sebucán”.

El entusiasmo de Alejandro de Humboldt por estas regiones equinocciales despierta ante las imágenes de la traductora, intérprete y poeta Claudia Sierich, en su regreso a Caracas, luego de diez años de “ausencia involuntaria”, desde Berlín, donde ha fijado residencia, a cumplir compromisos literarios y honrar la memoria de su madre.

Creció a caballo entre dos culturas, dos mundos, dos idiomas: la Venezuela cuya capital la vio nacer en 1963 y de cuya exuberancia tropical lleva la huella, y la Alemania de la filosofía, el orden y el idioma de sus padres inmigrantes en la casa familiar.

Sierich es licenciada en Idiomas por el Sprachen- und Dolmetscherinstitut de Múnich y realizó estudios literarios en la Universidad Simón Bolívar. Profundiza sus conocimientos del francés en Lausana, Suiza, y se diploma como Intérprete de Conferencias y Traductora en Múnich, profesión que ejerce durante décadas desde Caracas en toda Latinoamérica, Centroamérica y el Caribe, en política de alto rango, “como testigo de excepción de encuentros históricos y memorables resguardados por el sigilo profesional al que se deben los intérpretes”.

Por otra parte, fue creadora y coordinadora del Festival Traficantes de Palabras, evento multidisciplinario dedicado al pensamiento creativo y experimental en torno a la traducción y la interpretación.

Su pasión por el idioma discurre también por una obra poética y ensayística que le ha deparado importantes reconocimientos: Premio Concurso de Poesía del Taller Literario Lugar Común de la Universidad Simón Bolívar (1999); premio Monte Ávila Editores y mención honorífica del Premio Municipal de Literatura a su poemario Imposible de lugar (2010). En 2011 publica dicha la dádiva (Equinoccio) y en 2015 Sombra de Paraíso (OT editores).

 
"Vine a ver mi mar y lanzarle flores en memoria de mi madre”, dice Sierich sobre su reencuentro con el país (Foto: VASCO SZINETAR)

En 2013 se instala en Alemania, donde ejerce como traductora e intérprete, y tras diez años lejos, regresó a la tierra que la vio nacer, impulsada por el fallecimiento de su madre y la presentación del libro Los alemanes en Venezuela, con el sello OT.

“Vine a ayudar a recoger la casa de mi querida Mutti”, confiesa. “A asistir a la presentación del libro de Rolf Walter, Los alemanes en Venezuela (1914-1949), que acabo de traducir, en la Asociación Cultural Humboldt, mi casa amada y tan bien cuidada, de cuya junta directiva formé parte durante unos 15 años y me esmeré en acercar más a los artistas, músicos, pensadores y escritores venezolanos. Vine a ver mi mar y lanzarle flores en memoria de mi madre por los lados de Paramancito, a ver a mis amigos y a votar en las elecciones del 28J”.

-Ha dicho que traducir es “la manera más densa e intensa de pensar un texto”. ¿Qué pasa en el caso de la poesía? ¿Es la más difícil?
-Escribir poesía está íntimamente ligado al acto de traducir, que no es otra cosa que un acto de profunda reflexión, la manera más densa e intensa de pensar un texto. ¿Es la traducción de poesía la más difícil? Cada género tiene su especial dificultad. Sin embargo, mientras ciertas terminologías especializadas se pueden adquirir estudiando, que es los que hacemos los intérpretes de conferencias y traductores diariamente, es evidente que la lengua del poema no ostenta terminologías determinadas ni se puede estudiar. Es más, cada poema tiene su propio “idioma”. Allí entra en juego un talento individual, una vena poética, digamos, unidos a mucha lectura –mejor tal vez en varias lenguas– de poesía y pensamiento, ensayos, ciencia, cultura general. Para ingresar más en este mundo, sugiero leer mi tercer libro Sombra de Paraíso. Astillas en tres cuerpos de lenta lectura (OT editores, 2015).

Actualmente prepara un poemario “al amparo de título provisional Grados de felicidad. Mis títulos -acota- curiosamente me aparecen primero, como de una fuente, un manantial, un volcán, en el momento que cierro la escritura del poemario anterior. Luego, soy de lento escribir”.

-¿En qué idioma escribe su poesía?
-De niña escribí en alemán. Luego, de adolescente, y en adelante, en español. Es interesante, porque cuando escribía en alemán, vivía en un entorno venezolano, y cuando comencé a escribir en español, vivía en un entorno alemán. Tiene que ver con las lecturas del momento, sobre todo cómo pienso, con la fricción y curiosidad que genera el contraste entre lenguas y culturas. Entretanto, de nuevo, a veces escribo en alemán o reformulo textos míos en éste mi idioma materno, trastocado, como se ven publicados, por ejemplo, en la revista berlinesa bilingüe alba.lateinamerika lesen, donde publiqué también traducciones mías de Rafael Cadenas y Yolanda Pantin (2017).

-¿Qué pasó con la experiencia de Traficantes de Palabras?
-No he podido continuar desde Alemania con esos festivales creados y coordinados por mí, que incluían cine, gastronomía, música y poesía. En aquel contexto, quedó asentada la serie Lenguas en Poesía, reuniones y lecturas bilingües en las que participaron los poetas y artistas Adalber Salas (francés) , Igor Barreto (rumano), Alfredo Herrera (sueco), Gina Saraceni (italiano), Belén Ojeda (ruso), Nidia Hernández (portugués), Luis Miguel Isava (inglés), Lihie Talmor (hebreo), y yo (alemán). Tradujimos a grandes poetas del siglo XX y los leímos en ambas lenguas, respectivamente. Fue la primera vez que en Venezuela se dieron recitales multilingües. Antes, desarrollé recitales de contrapunteo espontáneo, llamados Voces en Espiral, celebrados en Kalathos, también únicos y novedosos, que felizmente fueron trasladados al Ateneo, ya sin mi participación, bajo el nombre de Jamming Poéticos, que persisten hasta hoy día con la coordinación de Kira Kariakin.
@weykapu




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