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Gregorio Nieto, chelista venezolano: “Siempre estoy soñando y trabajando”

Como una fábula se materializó la grabación de su primer álbum, a lo grande y en Nueva York, con un repertorio ecléctico que destaca que “la música latinoamericana es tan importante y universal como la europea”

  • ANDRÉS CORREA GUATARASMA

05/05/2024 01:00 am

Nueva York.- Gregorio Nieto lleva una racha de sueños cumplidos a alta velocidad en los últimos meses, tocado por hadas madrinas caraqueñas en Nueva York que han hecho posible la grabación de su primer álbum como chelista.

Así nació ESENCIA: Latinamerican masterpieces for violoncello and piano, donde resume clásicos que han guiado su carrera de más de tres décadas y que comenzó ya con nacer premonitoriamente en Barquisimeto (1984), la llamada “capital musical” de Venezuela.

La magia del proyecto incluyó a los músicos Riko Higuma, Paquito D´Rivera y Emilio Solla; y trajo a Nueva York a Fernando Arias, creador del sello ARIA Classics, un “extraordinario percusionista e ingeniero de sonido que vino desde España especialmente para la grabación”, comentó Nieto días después del cierre. Todo bajo la producción ejecutiva de Cora Capriles e Irma Contreras, y con “agradecimiento especial” a Carolina Herrera, Luis Delgado y la legendaria Goldy Karam, matriarca de los venezolanos en Nueva York.

Aunque se haya concretado súbitamente, en realidad sumaba tiempo en la imaginación. “Es un proyecto que llevo muchos años ideando, tanto que ya los CDs prácticamente han desaparecido en su versión física. Sin embargo creo que ahora es el mejor momento de presentarle este material musical al mundo, ya que con las plataformas digitales el alcance puede ser más rápido y a nivel global. Desde muy joven comencé a comprar y escuchar discos de violonchelo; nunca compraba sinfonías, siempre compraba de chelistas solistas y en ocasiones los reproducía mientras tocaba encima de la música que sonaba, imaginando que yo era el solista”.

Terminada la grabación, entre el afán, la satisfacción y los altibajos de todo artista, se abre la reflexión, donde destaca una macerada ambición de distinguirse. “Comencé a estudiar música en el Conservatorio Jacinto Lara de Barquisimeto a la edad de 6 años. Antes de tocar el violonchelo toqué el contrabajo por varios meses. Cuando tenía 8 años hicieron una demostración de instrumentos para que los niños pudieran elegir uno y al escuchar que la mayoría elegía el violín, yo elegí el contrabajo. Ese día no conocí el violonchelo porque el chelista no se presentó… El contrabajo no era lo mío, pero hasta ese momento yo sólo sabía que no quería tocar violín”.

“Unos meses después escuché al hijo de mi profesor de contrabajo tocando el violonchelo y hasta ese día llegaron mis clases de contrabajo: el violonchelo me cautivó totalmente. Tenía 9 años cuando comencé a estudiarlo y hoy por hoy sigo estudiándolo con la misma emoción e ilusión que sentí siendo un niño”, recuerda Nieto.

Siendo miembro de la Sinfónica Nacional Infantil de Venezuela (SNIV) comenzó a girar “y desde entonces así he vivido, viajando con mi violonchelo a múltiples destinos”. En 2005 vivió unos meses en París, en 2009 fue a Rusia “donde tuve el privilegio de ser unos de los cinco alumnos de la reconocida violonchelista Natalia Gutman hasta 2012. Estando en Moscú fui invitado por la Symphony Orchestra of India para ser el violonchellista principal durante una temporada de conciertos en 2011 por lo que me trasladé un par de meses a Mumbai; y en 2016 me mudé a México. Ese mismo año recibí una beca para el Aspen Music Festival. Fueron dos meses en los que aprendí mucho y sirvieron para que se despertara en mí el interés de continuar mi carrera en Estados Unidos”, resume Nieto, quien en 2013 ganó el Concurso Internacional de Violonchelo RICE (Rio International Cello Encounter) en Brasil.

-¿Qué hace diferente al violonchelo?
-Para empezar, su capacidad de pasearse por el registro de todos los instrumentos de la familia de cuerda frotada. El chelo puede sonar como un violín, como una viola e incluso como un contrabajo. Además para mí el violonchelo es capaz de hablar y cantar, no siempre suena como un instrumento de cuerda, dependiendo de la ejecución claro está; pero sin duda es un instrumento muy especial.

-¿Qué fue lo más difícil al conjugar tantas variables en este proyecto?
-Cuando me planteé grabar por primera vez sabía que ya existían demasiados discos del mismo repertorio; por eso quería que mi primer álbum ofreciera algo diferente. Pensé en venezolano, latinoamericano y siempre en formato clásico, porque para mí ésta es mi “esencia”. Llevo toda mi vida estudiando música clásica y encuentro que la música latinoamericana es tan importante y universal como la europea. Yo estudio la suite de Aldemaro Romero con la misma seriedad, respeto y pasión que estudio una sonata de Beethoven o Rachmaninov; y por eso quizás lo más difícil no fue grabar, sino llegar al momento de decir: ´Ahora sí, estoy listo para dar este paso´. Quizás así se siente un pintor o un escritor con el primer cuadro o el primer libro. Mi primer álbum es mi forma de decirle al mundo quién soy artísticamente.

-¿Qué enlaza a estos temas, siendo que son muy diferentes?
-Son muy diferentes, pero todos tienen en común su origen latinoamericano. La diversidad del álbum radica en los diferentes estilos de cada compositor. Están presentes Venezuela, México, Brasil, Argentina y Cuba. E incluso entre los mismos compositores venezolanos que elegí hay una gran diversidad de estilos: Simón Díaz y Aldemaro Romero. Confío en que mis años de estudio de la música clásica me permitan mostrar a cada uno de estos compositores con un estilo único y diferente.

-¿Cómo ha sido trabajar con Riko Higuma, Emilio Solla y Paquito D´Rivera?
-Trabajar con Riko es un verdadero placer, ella es una pianista con un gran dominio técnico y un nivel de comprensión musical extraordinario. Los ritmos latinos pueden ser complejos y ella ha hecho un trabajo excelente; además de que complementa perfectamente lo que yo buscaba transmitir, que es la mezcla de lo latino y lo clásico. También toco una de las obras con Emilio Solla en el piano, él es el productor de este álbum y también un gran músico. Precisamente la que toco con Emilio es una obra en trío, compuesta por el maestro Paquito D’Rivera, a quien admiro mucho y quien me hace el honor de ser el invitado especial de mi álbum. De por sí tocar su música es un deleite y tocarla junto a él ha sido una experiencia maravillosa; y debo decir que en parte desafiante para mí, porque la única grabación que tenía Paquito de su trío con violonchelo era nada más y nada menos que con Yo-Yo Ma y ahora existe ésta.

-Muy pocos logran un debut súbito y a lo grande en Nueva York. ¿Cómo se ve de aquí a 10 años, profesionalmente hablando?
-En 2016 fui becado por Patricia Phelps de Cisneros y Gustavo Cisneros para asistir al Aspen Music Festival. Allí tuve la oportunidad de trabajar con un gran maestro (Richard Aaron) que me planteó la posibilidad de hacer un Master en The Juilliard School (NY), pero eso no lo concreté. No me veía viviendo en Nueva York, quizás tenía planes un poco distintos, pero siempre me veo haciendo buena música y estoy agradecido de todo lo que he vivido, aprendido y logrado. En los próximos 10 años quizás me veo aún en Nueva York junto a mi familia y los nuevos amigos que estoy haciendo en esta ciudad, y materializando muchos de mis proyectos. Yo siempre estoy soñando y trabajando.

Gregorio Nieto y Riko Higuma (CORTESÍA)

Riko Higuma: Japón en ritmo latino
Riko Higuma acompaña a Nieto en la mayoría de las interpretaciones de esta producción. Nacida en Japón, estudió música de cámara con el Ysaye String Quartet en su prestigioso programa en el Conservatorio de París. Actualmente es pianista y entrenadora vocal en la reputada Escuela de Música de Manhattan (MSM), donde estudió con Phillip Kawin.

-¿Cómo resumiría la experiencia de esta grabación?
- Fue una de las experiencias musicales más agradables que he tenido. Explorar esta música en un nivel más profundo con un talento como Gregorio (Nieto), luego ser guiada por un músico de primera clase como Emilio (Solla) y estar en manos de Fernando (Arias), quien tiene uno de los oídos más agudos en los que puedo confiar… Fue una experiencia espectacular. ¡Y ahora la extraño!

-¿Qué tan peculiar fue esta experiencia en su carrera y sobre lo que conocía de la música latinoamericana y venezolana?
-Realmente tuve que canalizarme hacia el lenguaje rítmico tan específico que tiene la música latina. Como mejor decía Emilio (Solla): “un pie en 3 y otro en 2 en todo momento”. Tuve que practicar mucho con el metrónomo para intentar sentir cierto pulso. El aspecto rítmico de la música fue definitivamente algo muy diferente y desafiante para mí en comparación con la música "clásica" que estoy acostumbrada a tocar. Sin embargo, al final lo pasé muy bien, sintiendo estos fantásticos ritmos.




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