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Aditus promete música hasta que el cuerpo aguante

La agrupación de pop-rock venezolana celebra cinco décadas manteniéndose fiel a su esencia

  • YOLIMER OBELMEJÍAS

08/10/2023 01:00 am

Lo que a finales de los 60 comenzó con la reunión de un grupo de amigos de San José de Los Altos, hoy celebra el camino que ha recorrido artísticamente y la consolidación de una de las agrupaciones musicales más respetadas de la escena venezolana: Aditus.

Conformada por George Henríquez, Valerio González, Julio Sánchez, Manuel Muñoz y Manuel Mirabal, la banda suma 15 discos y se mantiene subiendo a los escenarios, interpretando sus éxitos y defendiendo con pasión letras y sonido.

Henríquez y González, los integrantes con más kilometraje en Aditus, hablaron con El Universal de cómo ha sido su experiencia en el conjunto.

-¿Cómo definen este viaje?
George Henríquez: -Han sido 50 años de gozo, de disfrute, de aprendizaje porque aprendemos de los errores, no de los aciertos.

Valerio González: -Como un proyecto de vida que surgió a medida que fueron pasando los años, nos reuníamos con amigos y empezamos a tocar y todo fluyó de buena manera. La clave de Aditus ha sido el ensayo, tengamos o no conciertos.



-¿Cuáles han sido los mayores cambios musicales que ha sufrido Aditus?
George Henríquez: -El sonido de hoy es más orgánico. En los 80 se usaban baterías electrónicas, hoy se usan ampliadas, pero el sonido es natural. En los teclados había muchos sonidos digitales. En los 70, escuchaba rock progresivo o sinfónico tipo Yes o Génesis. Con el tiempo hemos ido hacia un sonido más natural, con un piano acústico, eléctrico, órgano y menos sonidos sintéticos. Más hacia guitarra que al teclado.

-¿Cuál ha sido la fórmula para que la banda se mantenga en el tiempo?
Valerio González: -Aditus ha sido sincero en reflejar en vivo lo que grabamos en estudio. Somos los mismos instrumentistas. Lo que la gente oye en los discos es lo que oye en los conciertos. Siempre hemos querido tener canciones pegajosas, con coros melódicos. La mayoría de las canciones las tocamos en vivo antes de ser grabadas y vemos la reacción de la gente y decidimos “esta va o esta no”.

George Henríquez: -Es difícil. Te pudiera dar ciertas características. La fórmula da a entender que si la sigues está garantizado el éxito. Y en el arte no está garantizado nada. El primer filtro que tienen que tener nuestros temas es un gancho melódico, un elemento que hemos cuidado desde los 80. Lo otro es la parte rítmica. El otro aspecto ha sido ser auténticos, no proyectar lo que no somos. En Sonográfica aprendimos a romper esquemas. Cuando salimos en televisión doblando, dijimos que en lugar de pretender que estábamos tocando, quisimos que nuestro público entendiera que estábamos vacilando. Salíamos con lentes y trajes oscuros y zapatos de goma. Y eso nos ayudó a diferenciarnos de otras agrupaciones.



-Aditus ha sido protagonista y testigo de la transformación de la industria, ¿Se sienten contentos con el momento actual o extrañan alguno en específico?
Valerio González: Extraño mucho la época más arcaica, más de ir a las bases, en la que las bandas ensayaban permanentemente, donde las grabaciones se hacían en los estudios, en los 80. Hoy en día, las cosas han cambiado, tanto así que nosotros nunca grabamos canciones compuestas por otros, pero de un tiempo para acá, hemos aceptado y delegado esa responsabilidad a terceros. De hecho, la canción de los 50 años es compuesta por Manuel Diquez, el mismo de No pasa el tiempo.

George Henríquez: -Doy clases en la universidad y hago esa pregunta, pero cuando me la hacen a mí digo que no hay industria musical en Venezuela. La hubo. Siempre fue muy sólida, mucho más que la de los países vecinos. Y en los 80, con la aparición de Sonográfica y Sonorodven, teníamos dos monstruos relacionados con canales de televisión y, además de ellos, también había muchas disqueras. Tenemos un país donde no hay disqueras. Tienes un Sacven que no funciona. Faltan elementos claves para una industria. Extraño un contexto donde había disqueras, pero ahora hay cosas más beneficiosas, puedes montar cosas en la red y tener visibilidad. Hoy en día no compites con cuatro músicos en Caracas sino con 500 del mundo. Yo sí extraño ese entramado que tenía la industria musical en los 80. Entramos al siglo 21 sin disqueras, pero como te digo eso te digo lo otro: Ahora, los jóvenes tienen el campo abierto para hacer lo que quieran. No tienen resistencia. Lo que pareciera malo también pudiera ser bueno.

-¿Cómo han hecho para sortear las diferencias?
Valerio González: -Las diferencias se hablan y afortunadamente en Aditus hay una característica muy particular que no tiene nada que ver con la música, pero sí con la madurez de sus integrantes, que siempre han estado involucrados en otras disciplinas. Álvaro, Sandro y Pedro son ingenieros, George es profesor de idiomas, yo, abogado. El hecho de ser profesionales hace que le agarremos un cariño especial a lo que comenzó siendo un hobby y se convirtió en algo tan importante como nuestras profesiones. Eso hace que las diferencias puedas conciliarlas. Se trata de llegar a acuerdos musicales en cuanto a orientaciones. Estamos satisfechos con la labor de cada uno. Es normal que en las bandas haya cambios.

George Henríquez: -Ha sido diferente en las distintas etapas, en unas han sido más llevaderas o más difíciles, pero eso es parte del aprendizaje. Cómo formar equipo, cómo gerenciar teniendo en mente que la meta debe ser algo que todos compartan.



-¿Le quedan a Aditus sueños por cumplir?
Valerio González: -La vida nos ha regalado mucha música, vivencias, satisfacciones, todavía nos las sigue regalando. La música es hasta que el cuerpo aguante. Solo el creador nos dirá hasta cuándo. Cada concierto es como si fuera la primera vez y cada vez que subimos las ganas son brutales y mientras eso se sienta así, hay compromiso.

George Henríquez: -Con Aditus me gustaría compartir, llevar música a los venezolanos que se encuentren en otros países. No soy perseguidor de premios. Veo artistas que han ganado Grammys y me sorprendo. Ganarme un Grammy no me sirve de nada, a menos que me ayude a subir mi precio como talento. Hoy, ver a medio público llorando mientras actuamos me hace un nudo en la garganta, tanto que no sé cómo seguir cantando. Y ahí, reflexiono sobre el poder emotivo de la música.
@yolilu




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