María Teresa Chacín rinde tributo a sus compositores fundamentales
La cantante ofrecerá un concierto este 1° de octubre en el Centro Cultural de Arte Moderno para celebrar a Chelique Sarabia, Juan Vicente Torrealba, Simón Díaz, Aldemaro Romero y “Graterolacho”
“En estas seis décadas me han pasado tantas cosas hermosas e importantes”, comenta María Teresa Chacín al recordar varios episodios relevantes de su carrera, que comenzaron cuando viajó, como integrante del Orfeón de la Universidad Central de Venezuela, al Festival Mundial de Coros, celebrado 1965 en el Lincoln Center de Nueva York. “Fue algo muy hermoso. Era la primera vez que salía del país. Hacía apenas tres años que caminaba profesionalmente de la mano de Chelique Sarabia, mi descubridor”.
Y el agua que ha caído desde entonces la llevó a una productiva travesía de logros y éxitos, en buena parte por su buen tino a la hora de escoge su repertorio y rodearse de los compositores más celebrados. A cinco de esos compositores -Chelique Sarabia, Juan Vicente Torrealba, Simón Díaz y Aldemaro Romero, así como al poeta Manuel Graterol Santander “Graterolacho”, letrista de varias de sus canciones- les dedica el espectáculo que este domingo 1° de octubre presentará, a las 11:30 am, en el Centro Cultural de Arte Moderno, con el muy descriptivo nombre de Mis 5 pilares.
Inicios a ritmo de rock
Para abordar este recuento de sus compositores fundamentales, se impone recordar su periplo artístico, iniciado en la época en que aún no cultivaba de lleno la música venezolana, pues a sus 17 años recién cumplidos cantaba baladas, rock y bossa nova.
-Me influyó mucho el haber estado en Club Musical, el programa juvenil de Radio Caracas Televisión que producía Chelique. Me encantaba esa música, muy rica y variada. Chelique me hizo varias versiones en español de canciones famosas de la época, como El bote que remo, Ciudad solitaria, Release Me y cosas así, e incluso Hugo Blanco me escribió la versión de The More I See You, que titulamos en español Poquito a poco. En Club Musical estaban también Los Impala, Cherry Navarro, Los Supersónicos y Henry Stephen, entre otros.
Vale destacar que ya en esos años su predilección por la música venezolana era patente, pues al final de cada long play que grababa aparecía una composición de un autor nacional, títulos como Doña Cuatricentenaria y Sueños de una niña grande, de Aldemaro Romero, o Compae Facundo, de Moisés Moleiro.
Golpe de timón en la Voz de Oro
-En 1970, poco después de graduarme de psicóloga, competí en el Festival de la Voz de Oro, en Barquisimeto, con La paraulata, de Juan Vicente Torrealba, la canción que me introdujo definitivamente en la música venezolana y la que me permitió grabar mi primer elepé completo en ese género, con canciones y acompañamiento de Los Torrealberos, el grupo del maestro. De esa época es también Pasillaneando, que había sido grabada cuatro años antes por Antonio Heredia y no pasó nada, hasta que la grabé yo y la pegué.
La Voz de Oro fue el pasaporte que la condujo a su etapa más consolidada, la del encuentro con sus compositores fundamentales, sus “pilares”, como ella misma los llama.
-Es un privilegio, un orgullo muy grande haber compartido con Simón Díaz y Aldemaro Romero, dos creadores que han estado íntimamente ligados a mi carrera. Simón, antes de Aldemaro, me daba todas las canciones que hacía para que las estrenara. Después nos contrataban para trabajar juntos en presentaciones personales y estuvimos muchos años en eso.
-Con Aldemaro también tuve una suerte muy grande. Enrique Lander, presidente del Banco Hipotecario Venezolano, quería editar un disco corporativo conmigo para sus clientes. Me pidió que le dijera con quién me gustaría grabarlo y en qué lugar del mundo. Yo le dije que con Aldemaro Romero y la Sinfónica de Londres. Para mi sorpresa, aceptó y lo aprobó de inmediato.
Todo sucedió como en una película, que comenzó cuando grabó con Alí Agüero el disco Mi querencia, donde incluyó De repente y le mandó a Aldemaro una cinta para España, donde vivía Romero en ese momento.
-A él le encantó el disco y me hizo una carta donde me decía que deseaba hacer un álbum. A los dos meses vino la propuesta de Enrique Planchart y nos pusimos a trabajar.
El resultado fue el que muchos conocedores consideran uno los álbumes más importantes de todos los tiempos en la discografía venezolana, realizado en 1975, en el cual aparecen, en onda sinfónica, varios temas venezolanos, como El arreo, Golpe y estribillo, Mi querencia, Campesina y Pajarillo, además de varias canciones de Aldemaro, como Así eres tú, Calor, Tú y yo formamos una multitud, Poco a poco, Tema de amor y Quinta Anauco, entre otros, que pasarían a formar parte del repertorio fundamental de María Teresa. A partir de allí, la yunta artística entre Aldemaro Romero y María Teresa Chacín se hizo indisoluble.
El embrujo de una canción
-Lo que me gusta mucho de mi carrera es que cuando me llega una canción por primera vez me conecto rápidamente con ella, como Pasillaneando en 1970, Romance en el año 73, con letra de Graterolacho y música de Rodrigo Troconis, y Mi querencia en el 74. Fueron preámbulos del impacto que me causaron en 1975 las del disco con Aldemaro y la Sinfónica de Londres, y las que Chelique escogió para el elepé de 1983 En este país, otra canción que nunca dejo de interpretar, ya que es una especie de himno para mis seguidores.
Esas y otras canciones las interpretará hoy, en una apretada selección, en el espectáculo Mis 5 pilares, en honor a los compositores que le fueron más entrañables en estos 60 años, que entre otras distinciones le han valido un Grammy Latino, que recibió en Las Vegas el 15 de noviembre de 2012, todo un estímulo a la constancia y a su buen hacer profesional.
@aquilinojmata
Y el agua que ha caído desde entonces la llevó a una productiva travesía de logros y éxitos, en buena parte por su buen tino a la hora de escoge su repertorio y rodearse de los compositores más celebrados. A cinco de esos compositores -Chelique Sarabia, Juan Vicente Torrealba, Simón Díaz y Aldemaro Romero, así como al poeta Manuel Graterol Santander “Graterolacho”, letrista de varias de sus canciones- les dedica el espectáculo que este domingo 1° de octubre presentará, a las 11:30 am, en el Centro Cultural de Arte Moderno, con el muy descriptivo nombre de Mis 5 pilares.
Inicios a ritmo de rock
Para abordar este recuento de sus compositores fundamentales, se impone recordar su periplo artístico, iniciado en la época en que aún no cultivaba de lleno la música venezolana, pues a sus 17 años recién cumplidos cantaba baladas, rock y bossa nova.
-Me influyó mucho el haber estado en Club Musical, el programa juvenil de Radio Caracas Televisión que producía Chelique. Me encantaba esa música, muy rica y variada. Chelique me hizo varias versiones en español de canciones famosas de la época, como El bote que remo, Ciudad solitaria, Release Me y cosas así, e incluso Hugo Blanco me escribió la versión de The More I See You, que titulamos en español Poquito a poco. En Club Musical estaban también Los Impala, Cherry Navarro, Los Supersónicos y Henry Stephen, entre otros.
Vale destacar que ya en esos años su predilección por la música venezolana era patente, pues al final de cada long play que grababa aparecía una composición de un autor nacional, títulos como Doña Cuatricentenaria y Sueños de una niña grande, de Aldemaro Romero, o Compae Facundo, de Moisés Moleiro.
Golpe de timón en la Voz de Oro
-En 1970, poco después de graduarme de psicóloga, competí en el Festival de la Voz de Oro, en Barquisimeto, con La paraulata, de Juan Vicente Torrealba, la canción que me introdujo definitivamente en la música venezolana y la que me permitió grabar mi primer elepé completo en ese género, con canciones y acompañamiento de Los Torrealberos, el grupo del maestro. De esa época es también Pasillaneando, que había sido grabada cuatro años antes por Antonio Heredia y no pasó nada, hasta que la grabé yo y la pegué.
La Voz de Oro fue el pasaporte que la condujo a su etapa más consolidada, la del encuentro con sus compositores fundamentales, sus “pilares”, como ella misma los llama.
-Es un privilegio, un orgullo muy grande haber compartido con Simón Díaz y Aldemaro Romero, dos creadores que han estado íntimamente ligados a mi carrera. Simón, antes de Aldemaro, me daba todas las canciones que hacía para que las estrenara. Después nos contrataban para trabajar juntos en presentaciones personales y estuvimos muchos años en eso.
-Con Aldemaro también tuve una suerte muy grande. Enrique Lander, presidente del Banco Hipotecario Venezolano, quería editar un disco corporativo conmigo para sus clientes. Me pidió que le dijera con quién me gustaría grabarlo y en qué lugar del mundo. Yo le dije que con Aldemaro Romero y la Sinfónica de Londres. Para mi sorpresa, aceptó y lo aprobó de inmediato.
Todo sucedió como en una película, que comenzó cuando grabó con Alí Agüero el disco Mi querencia, donde incluyó De repente y le mandó a Aldemaro una cinta para España, donde vivía Romero en ese momento.
-A él le encantó el disco y me hizo una carta donde me decía que deseaba hacer un álbum. A los dos meses vino la propuesta de Enrique Planchart y nos pusimos a trabajar.
El resultado fue el que muchos conocedores consideran uno los álbumes más importantes de todos los tiempos en la discografía venezolana, realizado en 1975, en el cual aparecen, en onda sinfónica, varios temas venezolanos, como El arreo, Golpe y estribillo, Mi querencia, Campesina y Pajarillo, además de varias canciones de Aldemaro, como Así eres tú, Calor, Tú y yo formamos una multitud, Poco a poco, Tema de amor y Quinta Anauco, entre otros, que pasarían a formar parte del repertorio fundamental de María Teresa. A partir de allí, la yunta artística entre Aldemaro Romero y María Teresa Chacín se hizo indisoluble.
El embrujo de una canción
-Lo que me gusta mucho de mi carrera es que cuando me llega una canción por primera vez me conecto rápidamente con ella, como Pasillaneando en 1970, Romance en el año 73, con letra de Graterolacho y música de Rodrigo Troconis, y Mi querencia en el 74. Fueron preámbulos del impacto que me causaron en 1975 las del disco con Aldemaro y la Sinfónica de Londres, y las que Chelique escogió para el elepé de 1983 En este país, otra canción que nunca dejo de interpretar, ya que es una especie de himno para mis seguidores.
Esas y otras canciones las interpretará hoy, en una apretada selección, en el espectáculo Mis 5 pilares, en honor a los compositores que le fueron más entrañables en estos 60 años, que entre otras distinciones le han valido un Grammy Latino, que recibió en Las Vegas el 15 de noviembre de 2012, todo un estímulo a la constancia y a su buen hacer profesional.
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