Jugar con la polémica y la denuncia social: "Sound of Freedom"
La película, que retrata el tráfico de niños en América Latina, se estrena en Venezuela el 31 de agosto. Hablan el personaje real que la inspiró y el productor de la cinta
Más allá de la vitrina mediática de Barbie y Oppenheimer, los estrenos del año, el 4 de julio debutó en la cartelera estadounidense Sound of Freedom, en español Sonido de libertad, filme independiente dirigido por el mexicano Alejandro Monteverde que tras ochos años entre el proceso de producción, rodaje y postproducción, logró distribución con Angel Studios después de ser rechazado por grandes estudios como Disney y haber destronado en taquilla a Indiana Jones.
¿Cuál es el secreto? Por un lado la polémica, un poco de escándalo, la campaña de permitir al público donar boletos, cierta postura religiosa y conservadora, y un tema que es un secreto a voces: el tráfico de niños para el mercado de la prostitución, la pornografía y la venta de órganos, una industria perversa tan grande como el narcotráfico.
Pero no es la primera película en retratar la vulnerabilidad de los niños en la sociedad; vale recordar las cintas latinoamericanas La vendedora de rosas (1998), Huelepega (1999) y Ciudad de Dios (2022), o de más reciente data en Holllywood, Sold (2014), dirigida por Jeffrey D. Brown bajo la producción de Emma Thompson. Sin embargo, el hecho de que Sound of Freedom esté inspirada en el ex agente de la CIA Tim Ballard, quien abandona todo para salvar a los niños, hace que el público se conecte con su historia personal y su activismo, donde ha reconocido haber rescatado más siete mil niños, cifra que considera ínfima ante los millones sometidos a este flagelo en el mundo.
Sin posturas políticas
Durante la presentación a la prensa en Bogotá, Tim Ballard, el productor mexicano Jaime Hernández, sus protagonistas infantiles, los actores colombianos Cristal Aparicio y Lucas Ávila, fueron enfáticos en no vincular la película con alguna corriente ideológica.
Ante la pregunta de El Universal sobre el apoyo que han recibido de Donald Trump, el presidente de San Salvador Nayib Bukele o el polémico politólogo argentino Agustín Laje, y si sería mostrado al actual presidente de Colombia, Gustavo Petro, el productor respondió: “El tráfico de niños es uno de los pocos temas que quedan en la mesa que no debe ser partidista, no importan tu ideología política o tus creencias religiosas. Si alguien quiere apoyar la película, no importa si es de derecha o de izquierda, estamos dispuestos a reunirnos con quien sea y mostrarle el filme”.
Hernández destacó que desde el inicio, cuando el equipo conoció a Tim Ballard, su único propósito fue visibilizar y crear consciencia sobre el tema, se rehúsa a que Sound of Freedom sea usada como plataforma política. Ante esto, se le preguntó precisamente sobre el uso político que Eduardo Verástegui, productor y actor del filme, le está dando para su posible candidatura a la Presidencia de México; afirmó que solo puede responderlo él directamente y que ninguno de los involucrados hicieron la película con ese objetivo.
Reescribir al héroe
Con Sound of Freedom, Tim Ballard ha logrado visibilizar el trabajo que viene realizando desde hace veinte años y que implicó sacrificar su carrera, ya que sentía que no podía seguir con tanta burocracia: “La trata de niños no reconoce fronteras, ni culturas, ni países. Nunca me importó de dónde era un niño, su nacionalidad, porque ningún niño merece una vida de esclavitud ni de abuso”,dice.
Si bien para Hernández la figura de Ballard, interpretado por Jim Caviezel, representa a un héroe real y no a los que venden las películas de superhéroes, ante la pregunta de un colega de que si Ballard consideraba que sus hijos tenían esa misma imagen, se quebró emocionalmente: “Yo quería ser como mi padre lo fue conmigo, pero nunca he podido. Mi trabajo no me permite estar en casa. No sé qué piensan mis hijos de mí. Hace un mes los llevé al estreno, mi oración fue que mis hijos al ver la película, tal vez, entendieran porque nunca estuve”.
La otra Colombia
Atrás quedó la Colombia de las narconovelas, la imagen más reciente vendida por la industria del entretenimiento es la de Encanto (2021). Uno de los escenarios de Sound of Freedom es Cartagena, la ciudad turística por excelencia vista sin filtros: la prostitución normalizada bajo el resplandor del Caribe. ¿Cómo reaccionará el público colombiano ante esta imagen de su país? Aunque es una realidad latente, también en otras ciudades como Medellín y Bogotá es un asunto que pocos reconocen y con el que muchos espectadores se pueden sentir incómodos porque aunque haya muerto hace treinta años Pablo Escobar, la cultura narco sigue vigente solo que la mercancía hoy no son las drogas, son niños y mujeres.
Más allá de lo dicho, la temática de Sound of Freedom es necesaria, se debe hablar del tráfico de niños sin tabú. Y si bien la actuación de Caviezel resulta fría y plana, los actores secundarios, especialmente los estelares infantiles, sostienen el relato. Una película que quizás por la originalidad de su guion podría figurar al Óscar; la producción apuesta por la nominación de Cristal Aparicio y Lucas Ávila en la categoría de actuación.
@DulceMRamosR
¿Cuál es el secreto? Por un lado la polémica, un poco de escándalo, la campaña de permitir al público donar boletos, cierta postura religiosa y conservadora, y un tema que es un secreto a voces: el tráfico de niños para el mercado de la prostitución, la pornografía y la venta de órganos, una industria perversa tan grande como el narcotráfico.
Pero no es la primera película en retratar la vulnerabilidad de los niños en la sociedad; vale recordar las cintas latinoamericanas La vendedora de rosas (1998), Huelepega (1999) y Ciudad de Dios (2022), o de más reciente data en Holllywood, Sold (2014), dirigida por Jeffrey D. Brown bajo la producción de Emma Thompson. Sin embargo, el hecho de que Sound of Freedom esté inspirada en el ex agente de la CIA Tim Ballard, quien abandona todo para salvar a los niños, hace que el público se conecte con su historia personal y su activismo, donde ha reconocido haber rescatado más siete mil niños, cifra que considera ínfima ante los millones sometidos a este flagelo en el mundo.
Sin posturas políticas
Durante la presentación a la prensa en Bogotá, Tim Ballard, el productor mexicano Jaime Hernández, sus protagonistas infantiles, los actores colombianos Cristal Aparicio y Lucas Ávila, fueron enfáticos en no vincular la película con alguna corriente ideológica.
Ante la pregunta de El Universal sobre el apoyo que han recibido de Donald Trump, el presidente de San Salvador Nayib Bukele o el polémico politólogo argentino Agustín Laje, y si sería mostrado al actual presidente de Colombia, Gustavo Petro, el productor respondió: “El tráfico de niños es uno de los pocos temas que quedan en la mesa que no debe ser partidista, no importan tu ideología política o tus creencias religiosas. Si alguien quiere apoyar la película, no importa si es de derecha o de izquierda, estamos dispuestos a reunirnos con quien sea y mostrarle el filme”.
Hernández destacó que desde el inicio, cuando el equipo conoció a Tim Ballard, su único propósito fue visibilizar y crear consciencia sobre el tema, se rehúsa a que Sound of Freedom sea usada como plataforma política. Ante esto, se le preguntó precisamente sobre el uso político que Eduardo Verástegui, productor y actor del filme, le está dando para su posible candidatura a la Presidencia de México; afirmó que solo puede responderlo él directamente y que ninguno de los involucrados hicieron la película con ese objetivo.
Reescribir al héroe
Con Sound of Freedom, Tim Ballard ha logrado visibilizar el trabajo que viene realizando desde hace veinte años y que implicó sacrificar su carrera, ya que sentía que no podía seguir con tanta burocracia: “La trata de niños no reconoce fronteras, ni culturas, ni países. Nunca me importó de dónde era un niño, su nacionalidad, porque ningún niño merece una vida de esclavitud ni de abuso”,dice.
Si bien para Hernández la figura de Ballard, interpretado por Jim Caviezel, representa a un héroe real y no a los que venden las películas de superhéroes, ante la pregunta de un colega de que si Ballard consideraba que sus hijos tenían esa misma imagen, se quebró emocionalmente: “Yo quería ser como mi padre lo fue conmigo, pero nunca he podido. Mi trabajo no me permite estar en casa. No sé qué piensan mis hijos de mí. Hace un mes los llevé al estreno, mi oración fue que mis hijos al ver la película, tal vez, entendieran porque nunca estuve”.
La otra Colombia
Atrás quedó la Colombia de las narconovelas, la imagen más reciente vendida por la industria del entretenimiento es la de Encanto (2021). Uno de los escenarios de Sound of Freedom es Cartagena, la ciudad turística por excelencia vista sin filtros: la prostitución normalizada bajo el resplandor del Caribe. ¿Cómo reaccionará el público colombiano ante esta imagen de su país? Aunque es una realidad latente, también en otras ciudades como Medellín y Bogotá es un asunto que pocos reconocen y con el que muchos espectadores se pueden sentir incómodos porque aunque haya muerto hace treinta años Pablo Escobar, la cultura narco sigue vigente solo que la mercancía hoy no son las drogas, son niños y mujeres.
Más allá de lo dicho, la temática de Sound of Freedom es necesaria, se debe hablar del tráfico de niños sin tabú. Y si bien la actuación de Caviezel resulta fría y plana, los actores secundarios, especialmente los estelares infantiles, sostienen el relato. Una película que quizás por la originalidad de su guion podría figurar al Óscar; la producción apuesta por la nominación de Cristal Aparicio y Lucas Ávila en la categoría de actuación.
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