“Prefiero a este Juanes”
El cantante y compositor presentó en su ciudad natal Medellín, "Vida cotidiana"
Cuando se habla de Juanes se habla de uno de los exponentes más representativos de la escena musical de Colombia y Latinoamérica de los últimos veinte años. Detrás del artista lleno de premios y éxitos, al margen, Juan Esteban: el hombre que creció en un país marcado por la violencia, la guerra y el narcotráfico, que supo mantener su vida alejada de los reflectores para no desmoronarse frente al público, también para entenderse, reencontrarse como hijo, padre, esposo.
Desde los amplios ventanales de su casa, que sustituyen a veces las paredes, lleno de todos los verdes posibles de los árboles y las montañas que se funden con los ojos de Juanes, quien mira de frente, sin esquivar, a veces es el Juanes de Fíjate bien y otras el Juanes de cincuenta años que reflexiona sobre el transitar de su existencia. El Universal conversó con el cantautor en Medellín, días antes del lanzamiento de su más reciente producción Vida cotidiana, ya disponible en todas las plataformas. Luego de Orígenes, álbum que reunió las canciones que influenciaron su sonido, y más de sesenta canciones escritas durante la pandemia regresan a Juanes a sus inicios como solista, en especial con temas de crítica social.
-¿Hasta qué punto su activismo, su compromiso político afectó su carrera, afectó a Juanes, el cantautor?
-Claro que ha afectado porque la gente siempre quiere ponerte o etiquetarte a un lugar. Cuando yo fui a cantar a por primera vez en la frontera con Venezuela fue hermoso, el sentido de ese concierto también lo fue. Sin embargo, la segunda vez no lo fue, fue desagradable. Recuerdo que en una de las canciones tuve que parar porque delante de mí había unos guardaespaldas pegándole a la gente mientras pasaban unos políticos. No te puedo decir que me arrepiento porque ya pasó, pero en ese momento sentí que no debí haber estado ahí. Amo a Venezuela y el concierto no resultó lo que imaginaba y quería. Cuando fui a Cuba, también pasó lo mismo. Es difícil que la gente comprenda que uno no solo piensa en activismo político, uno piensa en la gente. A mí me han dicho de todo: comunista, paramilitar... Y yo realmente no soy ninguna de esas cosas, yo puedo sentarme a conversar con cualquier persona de cualquier partido o ideología política. Uno no puede casarse con ninguna ideología, ni con las posturas extremistas. Yo soy consciente de lo que he hecho, aún más cuando escribo temas como Mayo y Canción desaparecida que forman parte de mi último álbum. Antes dije cosas que no debí, pero hoy siento que tengo derecho de expresarme.
-Y en relación a su país, ¿cómo ha visto el desarrollo del proceso de paz?
-Cuando el proceso de paz comenzó me emocioné mucho, recuerdo que escribí un tweet y mucha gente me atacó, recibí insultos. Y si bien yo apoyé la idea de los diálogos, con el tiempo uno ve que no ha pasado nada. ¿Y eso que hace? Que te desilusiones, que pierdas la esperanza. Debemos solucionar problemas profundos como el narcotráfico, que las personas puedan estudiar, la pobreza. Yo espero que se logre realmente la paz, no quiero ser pesimista, pero nos falta mucho camino.
-Vida cotidiana es una reminiscencia al Juanes de su origen, de sus primeros álbumes.
-Para mí, fue como madurar hacia la infancia. Pensé en todo lo que había experimentado a lo largo de mi carrera y sentí la necesidad de regresar a ese lugar donde comenzó todo. Pero ese Juanes siempre estuvo en mí, nunca se fue, solo que me perdí en el camino. También agradezco el haberme perdido, entender que ya no quiero seguir adaptándome a los formatos o a las modas que impone la industria o esa obsesión de estar vigente. Quiero hacer la música que me sale del alma, me identifico con el rock y la música popular.
-Sin embargo, esa fusión de géneros, para algunos incompatibles, ha sido muy cuestionada en su propuesta discográfica o su participación en festivales de rock: Rock al Parque y el Festival Cordillera que se realizará en septiembre.
-Siempre pensaron que mi música era muy pop para el rock o al contrario muy rock para el pop. Yo soy así: puedo sentarme a escuchar un disco de Sepultura o Metálica y disfrutarlo, al igual que una canción de Diomedes Díaz o de Caetano Veloso. No puedo quedarme en un solo lugar y pensar que solo un tipo de música es lo que me va a validar como artista.
-¿Y esta situación, en algún momento provocó en usted el sentimiento o deseo de abandonar la música?
-Sí, varias veces. Siempre es más fuerte el deseo y el amor por la música. Recuerdo que en 1994 o 95 yo estaba muy desilusionado, otro episodio fue en el 2010 donde estaba muy cansado de viajar, de no poder estar con los hijos. Lo que he aprendido es a buscar un equilibrio que me permita hacer música, estar sano creativa y físicamente y mi momento para ser yo: la persona.
-Lo siento por las últimas entrevistas que ha concedido y en este encuentro algo “melancólico”. No sé si será por llegar a medio siglo de vida, el crecimiento de sus hijos que ya abandonan el hogar, el fallecimiento de su hermana. Habla de su Vida cotidiana como el último disco, los tatuajes de los rostros de sus padres en sus brazos.
-Sí, míralos. Tienes razón, es el cambio en mi forma de ver la vida. No lo llamaría melancolía ni tristeza, es un proceso de reflexión. Mi madre ahora tiene 93 años, está en un estado muy delicado, mi hermana falleció después de 27 años de coma, mis hijos están creciendo. Si me preguntas, prefiero a este Juanes que está sentado ahora contigo de cincuenta años que al Juanes de veinte, tengo más claridad sobre cómo quiero seguir viviendo mi vida de aquí en adelante, que voy hacer para sentir que vale la pena.
-Usted habla de escribir canciones que sean eternas, ¿cuál sería su legado?
-No lo sé. Lo que vale la pena es el recuerdo que le dejas a las personas, lo que has vivido y compartido. Las canciones van a quedar ahí para siempre y cada quien le dará su valor, a veces canciones que a mí me parecen horribles a la gente le gusta.
-Y finalmente, ¿cómo es la ventana por donde mira Juanes?
-Es una ventana con mucha luz y naturaleza.
@DulceMRamosR
Desde los amplios ventanales de su casa, que sustituyen a veces las paredes, lleno de todos los verdes posibles de los árboles y las montañas que se funden con los ojos de Juanes, quien mira de frente, sin esquivar, a veces es el Juanes de Fíjate bien y otras el Juanes de cincuenta años que reflexiona sobre el transitar de su existencia. El Universal conversó con el cantautor en Medellín, días antes del lanzamiento de su más reciente producción Vida cotidiana, ya disponible en todas las plataformas. Luego de Orígenes, álbum que reunió las canciones que influenciaron su sonido, y más de sesenta canciones escritas durante la pandemia regresan a Juanes a sus inicios como solista, en especial con temas de crítica social.
-¿Hasta qué punto su activismo, su compromiso político afectó su carrera, afectó a Juanes, el cantautor?
-Claro que ha afectado porque la gente siempre quiere ponerte o etiquetarte a un lugar. Cuando yo fui a cantar a por primera vez en la frontera con Venezuela fue hermoso, el sentido de ese concierto también lo fue. Sin embargo, la segunda vez no lo fue, fue desagradable. Recuerdo que en una de las canciones tuve que parar porque delante de mí había unos guardaespaldas pegándole a la gente mientras pasaban unos políticos. No te puedo decir que me arrepiento porque ya pasó, pero en ese momento sentí que no debí haber estado ahí. Amo a Venezuela y el concierto no resultó lo que imaginaba y quería. Cuando fui a Cuba, también pasó lo mismo. Es difícil que la gente comprenda que uno no solo piensa en activismo político, uno piensa en la gente. A mí me han dicho de todo: comunista, paramilitar... Y yo realmente no soy ninguna de esas cosas, yo puedo sentarme a conversar con cualquier persona de cualquier partido o ideología política. Uno no puede casarse con ninguna ideología, ni con las posturas extremistas. Yo soy consciente de lo que he hecho, aún más cuando escribo temas como Mayo y Canción desaparecida que forman parte de mi último álbum. Antes dije cosas que no debí, pero hoy siento que tengo derecho de expresarme.
-Y en relación a su país, ¿cómo ha visto el desarrollo del proceso de paz?
-Cuando el proceso de paz comenzó me emocioné mucho, recuerdo que escribí un tweet y mucha gente me atacó, recibí insultos. Y si bien yo apoyé la idea de los diálogos, con el tiempo uno ve que no ha pasado nada. ¿Y eso que hace? Que te desilusiones, que pierdas la esperanza. Debemos solucionar problemas profundos como el narcotráfico, que las personas puedan estudiar, la pobreza. Yo espero que se logre realmente la paz, no quiero ser pesimista, pero nos falta mucho camino.
-Vida cotidiana es una reminiscencia al Juanes de su origen, de sus primeros álbumes.
-Para mí, fue como madurar hacia la infancia. Pensé en todo lo que había experimentado a lo largo de mi carrera y sentí la necesidad de regresar a ese lugar donde comenzó todo. Pero ese Juanes siempre estuvo en mí, nunca se fue, solo que me perdí en el camino. También agradezco el haberme perdido, entender que ya no quiero seguir adaptándome a los formatos o a las modas que impone la industria o esa obsesión de estar vigente. Quiero hacer la música que me sale del alma, me identifico con el rock y la música popular.
-Sin embargo, esa fusión de géneros, para algunos incompatibles, ha sido muy cuestionada en su propuesta discográfica o su participación en festivales de rock: Rock al Parque y el Festival Cordillera que se realizará en septiembre.
-Siempre pensaron que mi música era muy pop para el rock o al contrario muy rock para el pop. Yo soy así: puedo sentarme a escuchar un disco de Sepultura o Metálica y disfrutarlo, al igual que una canción de Diomedes Díaz o de Caetano Veloso. No puedo quedarme en un solo lugar y pensar que solo un tipo de música es lo que me va a validar como artista.
-¿Y esta situación, en algún momento provocó en usted el sentimiento o deseo de abandonar la música?
-Sí, varias veces. Siempre es más fuerte el deseo y el amor por la música. Recuerdo que en 1994 o 95 yo estaba muy desilusionado, otro episodio fue en el 2010 donde estaba muy cansado de viajar, de no poder estar con los hijos. Lo que he aprendido es a buscar un equilibrio que me permita hacer música, estar sano creativa y físicamente y mi momento para ser yo: la persona.
-Lo siento por las últimas entrevistas que ha concedido y en este encuentro algo “melancólico”. No sé si será por llegar a medio siglo de vida, el crecimiento de sus hijos que ya abandonan el hogar, el fallecimiento de su hermana. Habla de su Vida cotidiana como el último disco, los tatuajes de los rostros de sus padres en sus brazos.
-Sí, míralos. Tienes razón, es el cambio en mi forma de ver la vida. No lo llamaría melancolía ni tristeza, es un proceso de reflexión. Mi madre ahora tiene 93 años, está en un estado muy delicado, mi hermana falleció después de 27 años de coma, mis hijos están creciendo. Si me preguntas, prefiero a este Juanes que está sentado ahora contigo de cincuenta años que al Juanes de veinte, tengo más claridad sobre cómo quiero seguir viviendo mi vida de aquí en adelante, que voy hacer para sentir que vale la pena.
-Usted habla de escribir canciones que sean eternas, ¿cuál sería su legado?
-No lo sé. Lo que vale la pena es el recuerdo que le dejas a las personas, lo que has vivido y compartido. Las canciones van a quedar ahí para siempre y cada quien le dará su valor, a veces canciones que a mí me parecen horribles a la gente le gusta.
-Y finalmente, ¿cómo es la ventana por donde mira Juanes?
-Es una ventana con mucha luz y naturaleza.
@DulceMRamosR
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