Jaime Gili: “Ya no hay cultura ni presupuesto para integrar el arte a la arquitectura”
El artista caraqueño regresa a partir de este 26 de marzo de 2023 al circuito expositivo local para traspasar los límites de la pintura, con la exposición "Ojo", en la Sala Mendoza
Para Jaime Gili, “el arte es algo más que un cuadro colgado en la pared”. Así lo podemos apreciar en la exposición Ojo (Ñawi), con la que este artista venezolano-español, residenciado en Londres, se reencuentra con el público caraqueño después de más de una década, para mostrar los resultados de su intención de llevar la pintura más allá de sus límites, mediante el diálogo con la abstracción, la integración a la arquitectura y la repetición como tema en la historia del arte.
En torno a estos tres ejes se articula la muestra que tiene lugar en la Sala Mendoza hasta el 27 de mayo, conjuntamente con la galería Henrique Faría de Nueva York, integrada por 60 obras entre lienzos de pequeño, mediano y gran formato realizados durante la pandemia, gráficas en papel sobre los textiles bolivianos, y un mural expansivo de 7x8 metros.
Gili (Caracas, 1972) es licenciado y doctorado en Bellas Artes en la Universitat de Barcelona, con maestría en el Royal College of Art de Londres. Su obra, en torno a la revisión del abstraccionismo latinoamericano, particularmente a la luz del trabajo óptico y cinético en Venezuela, ha sido exhibida en individuales y colectivas en Londres, Madrid, Barcelona, París, Porto, Ginebra, Kassel, Zúrich, Nueva York, Los Ángeles, Miami, México DF, Cali, Bogotá, Panamá y Caracas, entre otras capitales.
El primer eje de la muestra tiene que ver con su viaje a Bolivia, donde, luego de su residencia artística de un mes en Kiosco, se acercó a otras poblaciones más vinculadas con las culturas ancestrales, como Potosí, Uyuni o Sucre. En esta última, las formas geométricas en los textiles etnográficos del Museo de Arte Indígena de la Fundación ASUR lo conectaron con “formas más universales de la abstracción”, resultado de cuyo estudio son los trabajos en papel que incluye, en los que, dice, “alcancé un aspecto de la repetición que pocas veces había logrado”.
“Las formas básicas del rombo, el triángulo y el círculo, se sabe que se han usado en decoración sagrada en cientos de culturas a través de la geografía y el tiempo. La conexión con eso hoy en día me da mucha fuerza porque quizás la abstracción más moderna, latinoamericana o no, esté pasando un momento de revisión extrema”.

En torno a estos tres ejes se articula la muestra que tiene lugar en la Sala Mendoza hasta el 27 de mayo, conjuntamente con la galería Henrique Faría de Nueva York, integrada por 60 obras entre lienzos de pequeño, mediano y gran formato realizados durante la pandemia, gráficas en papel sobre los textiles bolivianos, y un mural expansivo de 7x8 metros.
Gili (Caracas, 1972) es licenciado y doctorado en Bellas Artes en la Universitat de Barcelona, con maestría en el Royal College of Art de Londres. Su obra, en torno a la revisión del abstraccionismo latinoamericano, particularmente a la luz del trabajo óptico y cinético en Venezuela, ha sido exhibida en individuales y colectivas en Londres, Madrid, Barcelona, París, Porto, Ginebra, Kassel, Zúrich, Nueva York, Los Ángeles, Miami, México DF, Cali, Bogotá, Panamá y Caracas, entre otras capitales.
El primer eje de la muestra tiene que ver con su viaje a Bolivia, donde, luego de su residencia artística de un mes en Kiosco, se acercó a otras poblaciones más vinculadas con las culturas ancestrales, como Potosí, Uyuni o Sucre. En esta última, las formas geométricas en los textiles etnográficos del Museo de Arte Indígena de la Fundación ASUR lo conectaron con “formas más universales de la abstracción”, resultado de cuyo estudio son los trabajos en papel que incluye, en los que, dice, “alcancé un aspecto de la repetición que pocas veces había logrado”.
“Las formas básicas del rombo, el triángulo y el círculo, se sabe que se han usado en decoración sagrada en cientos de culturas a través de la geografía y el tiempo. La conexión con eso hoy en día me da mucha fuerza porque quizás la abstracción más moderna, latinoamericana o no, esté pasando un momento de revisión extrema”.

Ñawi 14, 2022. Spray acrílico sobre papel (CORTESÍA SALA MENDOZA)
El otro eje es la relación de la pintura que busca salir del soporte y expandirse a las paredes en diálogo con el espacio arquitectónico, y el tercero, la pintura en sí, realizada en el encierro del taller durante la pandemia, en las que incorpora el ángulo como símbolo de la ruptura e incorporación del soporte al espacio pictórico.
Sobre la repetición, recuerda que fue precisamente este el tema de su tesis doctoral en España: “Lo que me interesa son los artistas, sobre todo pintores, que se repiten. ¿Por qué un pintor siente la necesidad o impulso de repetir la obra anterior? La conclusión de la tesis fueron 18 tipos de repetición en arte, sobre todo en pintura, desde la repetición mística, según la que el universo es uno y por lo tanto hago siempre la misma cosa y eso representa el todo, hasta la repetición capitalista de Andy Warhol diciendo que hacía la misma obra para poder vender más”.
Llama la atención, sin embargo, que a pesar de su interés, no lo haya trabajado prácticamente en su obra. “Pero en esta exposición, en parte por el texto de presentación de Juan Carlos Ledezma, a quien le gusta mucho la repetición, he forzado un poco la selección de obras, y por primera vez estoy presentando obras en torno a la repetición y la expansión a través de un módulo”.
Abstracción e integración a la arquitectura, dos elementos de los inicios de la modernidad en Venezuela, son otro aspecto en los que Gili, “arquitecto de corazón”, ha destacado con trabajos tan disímiles como los de Portland, Maine, probablemente el proyecto público más grande del mundo, o el Diamante de las Semillitas, en el barrio José Félix Ribas, en los que, a decir de Max Pedemonte, transforma el espacio convirtiéndolo en “un diálogo visual interactivo”.
El otro eje es la relación de la pintura que busca salir del soporte y expandirse a las paredes en diálogo con el espacio arquitectónico, y el tercero, la pintura en sí, realizada en el encierro del taller durante la pandemia, en las que incorpora el ángulo como símbolo de la ruptura e incorporación del soporte al espacio pictórico.
Sobre la repetición, recuerda que fue precisamente este el tema de su tesis doctoral en España: “Lo que me interesa son los artistas, sobre todo pintores, que se repiten. ¿Por qué un pintor siente la necesidad o impulso de repetir la obra anterior? La conclusión de la tesis fueron 18 tipos de repetición en arte, sobre todo en pintura, desde la repetición mística, según la que el universo es uno y por lo tanto hago siempre la misma cosa y eso representa el todo, hasta la repetición capitalista de Andy Warhol diciendo que hacía la misma obra para poder vender más”.
Llama la atención, sin embargo, que a pesar de su interés, no lo haya trabajado prácticamente en su obra. “Pero en esta exposición, en parte por el texto de presentación de Juan Carlos Ledezma, a quien le gusta mucho la repetición, he forzado un poco la selección de obras, y por primera vez estoy presentando obras en torno a la repetición y la expansión a través de un módulo”.
Abstracción e integración a la arquitectura, dos elementos de los inicios de la modernidad en Venezuela, son otro aspecto en los que Gili, “arquitecto de corazón”, ha destacado con trabajos tan disímiles como los de Portland, Maine, probablemente el proyecto público más grande del mundo, o el Diamante de las Semillitas, en el barrio José Félix Ribas, en los que, a decir de Max Pedemonte, transforma el espacio convirtiéndolo en “un diálogo visual interactivo”.

A585 (Ouled Berhil IV), 2023. Acrílico sobre tela (CORTESÍA SALA MENDOZA)
-¿Cómo ve actualmente esa relación en Venezuela?
-Creo que en el paréntesis que tuvimos como país democrático aprovechamos muchísimo ese impulso que empezó con Villanueva, como discípulo de Le Corbusier, y se hicieron obras como el Guri, que constituyó un orgullo nacional, hasta el Metro de Caracas, en los años 80. Pero últimamente no hay ni la cultura ni el presupuesto para hacer semejantes obras, y con el contexto político que tenemos, no creo que los artistas que tenemos estén demasiado interesados en lavar la cara del régimen.
Ojo estará en los espacios de la Sala Mendoza, ubicada en la Universidad Metropolitana hasta el 27 de mayo, tiempo durante el cual tendrá lugar un taller sobre el color dictado por el artista, el primero de abril, y un conversatorio sobre arte y arquitectura con invitados especiales, la segunda quincena de ese mes.
“Estoy muy feliz de poder volver a mostrar en Caracas y que sea en un lugar como la sala Mendoza, que tiene tantos años y tanta tradición. Yo me siento como sosteniendo un hilito, yo y tantos otros, a los que nos une un pasado muy importante que no podemos perder”, finaliza.
@weykapu
-¿Cómo ve actualmente esa relación en Venezuela?
-Creo que en el paréntesis que tuvimos como país democrático aprovechamos muchísimo ese impulso que empezó con Villanueva, como discípulo de Le Corbusier, y se hicieron obras como el Guri, que constituyó un orgullo nacional, hasta el Metro de Caracas, en los años 80. Pero últimamente no hay ni la cultura ni el presupuesto para hacer semejantes obras, y con el contexto político que tenemos, no creo que los artistas que tenemos estén demasiado interesados en lavar la cara del régimen.
Ojo estará en los espacios de la Sala Mendoza, ubicada en la Universidad Metropolitana hasta el 27 de mayo, tiempo durante el cual tendrá lugar un taller sobre el color dictado por el artista, el primero de abril, y un conversatorio sobre arte y arquitectura con invitados especiales, la segunda quincena de ese mes.
“Estoy muy feliz de poder volver a mostrar en Caracas y que sea en un lugar como la sala Mendoza, que tiene tantos años y tanta tradición. Yo me siento como sosteniendo un hilito, yo y tantos otros, a los que nos une un pasado muy importante que no podemos perder”, finaliza.
@weykapu
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