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Karina Gómez Franco: “Un país sin cultura es un país a la deriva”

La presidenta de la de la Fundación para el Desarrollo de las Artes y la Cultura (Fundearc) y directora del Festival del Cine Venezolano remonta con persistencia la cuesta de la 18a edición de la muestra

  • JUAN ANTONIO GONZÁLEZ

10/07/2022 01:00 am

Hay eventos relacionados con las artes que se quedan grabados en la memoria de quienes los viven desde la pasión del espectador. Pero esa huella no solo permanece impresa en el territorio impreciso de los recuerdos. Se suma también al conocimiento, al bagaje cultural de sus fieles seguidores.

Por ejemplo, el Festival Internacional de Teatro de Caracas que desde principios de los años setenta organizó Carlos Giménez, no solo nutrió al público de fascinantes imágenes como las de un exuberante pavo real blanco caminando sobre el escenario del Teatro Nacional o las de unos demonios pirotécnicos danzando en las azoteas de varios edificios de Chacaíto, sino que lo familiarizó con las propuestas de grandes artistas de la escena del siglo XX: Peter Brook, Andrezj Wajda, Giorgio Strehler, Tomaz Pandur, Peter Stein, Kazuo Ohno y Alberto Boadella, entre muchos otros.

También están la Semana Internacional de la Poesía de Caracas, que por doce ediciones organizó el poeta Santos López, y, quizás el más cercano a quien suscribe, el Festival del Cine Venezolano, porque fue descubierto -y perdóneseme la confidencia- siendo estudiante de periodismo, luego como reportero encargado de cubrirlo y, más recientemente, como parte de su jurado de premiación. Así que cualquier acercamiento a la muestra de la cinematografía nacional pasa, en este caso, por la reafirmación de no pocos lazos afectivos.

La décimo octava edición del Festival del Cine Venezolano, que se realizará del 17 al 21 de julio, en la ciudad en la que nació, Mérida, reaviva las dimensiones de su antecesor; valga decir, el festival que se gestó en el Departamento de Cine de la Universidad de Los Andes y permaneció activo hasta 1990 por esos avatares de la epiléptica vida cultural del país.

"El festival tiene un costo aproximado de unos 100 mil dólares, que evidentemente logramos producir no en plata, sino en servicios", afirma Karina Gómez Franco (CORTESÍA FUNDEARC)

Para Karina Gómez Franco, directora del Festival del Cine Venezolano desde 2005 y presidenta de la Fundación para el Desarrollo de las Artes y la Cultura (Fundearc), que le da sustento institucional, no hay circunstancia que la obligue a cancelar. Cuando en 2019 la crisis económica y de servicios (luz, transporte) transformaron a Mérida en una ciudad prácticamente invivible, ella optó por trasladar la muestra a Caracas; y cuando el Covid-19 puso en jaque a la humanidad se valió de la tecnología para hacerlo, primero, virtual, y posteriormente, híbrido.

“Todos los principios son difíciles y este es otro principio después de tres años”, dice Gómez Franco sobre las dificultades a las que se ha enfrentado en la organización del XVIII Festival del Cine Venezolano, en Mérida. “Es como cuando uno tiene un carro, que independientemente que lo tengas en muy buen estado, lo paras tres años, lo dejas en un garaje, y entonces hay que hacerle el motor, cambiarle el aceite… Hay que cambiarse y reinventarse. Hace cuatro, cinco meses, cuando vimos que era posible hacerlo en Mérida, cuando vimos que ya habíamos salido parcialmente de la pandemia, nos dimos cuenta de que hay una ciudad pujante que además se está levantando de nuevo. Una ciudad bellísima con gente que la quiere y además está haciendo absolutamente todo para repotenciarla. Conseguirse la gente del estado con ganas de que la ciudad sea la ciudad que era y queremos que sea, es totalmente reconfortante”.

La empresa Cinex se negó este año a ceder sus salas al festival. Sobre el particular, comenta Karina Gómez Franco: “Las salas de Cinex en Mérida tiene un componente diferente. Yo no quiero meter en el saco a todo Cinex. El Cinex de Mérida es de una persona, una persona natural que está en alianza para usar la marca Cinex, y esa persona decidió simplemente no prestarlas. Él aduce que el centro comercial está en obra, cosa que no es verdad porque siguen proyectando películas en sus cines todos los días. Ya esto había ocurrido hace un par de años, pero en ese momento cuando decide no prestarlo era porque había Mundial de Futbol, y era totalmente entendible. Pero bueno nada, ¡prueba superada! Tenemos el Multicine Las Tapias que son gente con quien hemos trabajado por años y quiere muchísimo al festival”.

Y agrega: “Lastimosamente no todo el mundo quiere, o no todo el mundo impulsa o quiere involucrarse, pero es una empresa privada y cada uno puede hacer con su compañía lo que quiera y disponer de ella como quiera. Simplemente es un impase, pero nada más. Además, hubo mucha gente tratando de ayudar y entre otras cosas, se nos ofreció hacerlo en otra ciudad con la misma compañía, pero bueno, la verdad es que el FCV es de Mérida”.

La nueva película de Hernán Jabes se verá en Mérida (CORTESÍA FUNDEARC)

-¿Cuánto cuesta hacer el festival?
-Esa es la pregunta del millón de dólares… Mira, el festival tiene un costo aproximado de unos 100 mil dólares, que evidentemente logramos producir no en plata, sino en servicios. Yo tengo un equipo que trabaja incansablemente para conseguir las cosas o más baratas o gratis o hacer alianzas… Recuerda que empezamos trabajando 8 personas y terminamos más de 50, 60 dentro del festival, y una ayuda aquí y una ayuda allá. Esa es la verdad. Nosotros tenemos en este momento 45 patrocinantes o más. Me siento muy orgullosa de que los productores de cine venezolano que están en el exterior nos estén ayudando, claro con sumas pequeñas, pero entre esas sumas pequeñas, hemos llegado a donde estamos. ¡Tenemos Festival en una semana!

-¿Qué apoyo han recibido del Estado?
-La Gobernación ha sido increíble con el festival; el Centro Nacional Autónomo de Cinematografía también, y bueno una cantidad de instituciones que hay aquí en Mérida como Tromerca, Teleférico, han sido de gran apoyo por muchísimos años. La verdad es que nosotros hemos recibido ayuda del CNAC durante los últimos 18 años, unos muchos mejores y otros no tanto, pero nunca han dejado de participar, esa es la realidad. Y este año el apoyo es mucho más importante, pues fueron ellos los que hicieron el puente con la Gobernación.

Despierta, de Kevin Quintero, es uno de los once largos de ficción en competencia (CORTESÍA FUNDEARC)

-A todas estas, ¿qué receptividad reciben los organizadores del festival de parte de los cineastas?
-La verdad es que cuando las cosas son competencias, sabes que no todo el mundo siempre está contento, y todo el mundo opina y está bien, porque el festival es para los cineastas, pero en general la receptividad es increíble. Todo el medio cinematográfico, técnicos, productores, directores, actores, …, todo el mundo, quiere venir y todo el mundo quiere ser partícipe y de eso se trata el FCV, incluir el medio completo. Hace dieciocho años, cuando se empezó hacer el festival, el medio cinematográfico estaba increíblemente diluido, y esa fue una de las razones por las que el festival nace: volver a tener el medio junto y que la gente empezara a conocerse, a integrarse, porque había gente nueva que los grandes no conocían y los chiquitos a los grandes tampoco. Estas competencias son para empezar a mirar a los cineastas del futuro. Para ellos trabajamos.

-¿Cómo evalúa el cine que se está haciendo en el país en este momento?
-De muy alta calidad. Multitemático, de diferentes orígenes, de diferentes formas de hacerse y concebirse como tal, y de proyectarse no solo dentro del país sino fuera de él. Antes había en el país unas 5 o 6 escuelas de cine, hoy hay 32 donde se enseña audiovisual y de ahí hemos logrado no solamente tener para el consumo local, sino para exportar el talento que se formó aquí. Me parece que no solo estamos haciendo, sino mostrándonos y trabajando aquí en el país y afuera.

El exorcismo de Dios llega a las cumbres andinas (CORTESÍA FUNDEARC)

-Sigue apostando por la cultura en el país con todo en contra. ¿Por qué persiste?
-Un país sin cultura es un país a la deriva. Se persiste porque hay trabajo que mostrar. Se persiste porque entiendo a la cultura como una forma de llevar bienestar al país, entretenimiento, profundidad, conocimiento. Fíjate en nuestro lema, siempre lo ha sido, pero este año más que nunca: “Entre a ver cine, compre ticket venezolano”. Esa es la máxima este año porque necesitamos apoyar al cine y necesitamos que la gente vea lo maravilloso que es el cine nacional y además verse, sentirse, disfrutarse, aprender, en fin…

Toda la información del XVIII Festival del Cine Venezolano está disponible en la página: www.festivaldelcinevenezolano.com.
@juanchi62



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