Dulce Gómez: “La pintura es el medio ideal para reflexionar sobre el presente”
La artista expondrá "Azul, rosa y siena" en la galería ABRA, del Centro de Arte Los Galpones, hasta el 5 de julio
Para Dulce Gómez cada cuadro es “una búsqueda para tener una mayor conciencia en lo que hago”, afirma esta creadora cuya muestra más reciente, Azul, rosa y siena, se presenta en la galería ABRA del Centro de Arte Los Galpones.
Reconocida como uno de los nombres que destacan en el panorama de los 80 por sus trabajos en pintura, ensamblaje e instalación, Dulce Gómez (Caracas, 1967), en esta oportunidad somete a consideración del espectador un conjunto de 20 lienzos realizados entre 2020 y 2022, en los que, partiendo de la famosa sentencia de Magritte, “Ceci n’est pas une pipe”, pone en cuestionamiento la función de las imágenes.
Al mismo tiempo, la acompañan una relectura del ensayo de Michel Foucault sobre la obra de Magritte, y la propuesta del filósofo Gilles Deleuze sobre la tensión entre el hecho y su semejanza.
-Emoción, inconsciente, son palabras vinculadas con su trabajo, pero también hay una fuerte presencia racional de la palabra en estos referentes intelectuales.
-He hecho psicoanálisis por años, y eso me ha ayudado a ahondar en lo que hago. La emoción implica movimiento de sensaciones, vivencias, experiencias que selecciono mientras estoy pintando. Mi trabajo siempre ha sido muy intuitivo. Por ello, tuve la necesidad de tener un equilibrio teórico con el estudio de Gilles Deleuze o Boris Groys, por mencionar dos autores que me interesan. También leo diariamente narrativa y poesía.
Cursó estudios en la Escuela de Artes Visuales Cristóbal Rojas entre 1983 y 1986; obtuvo la licenciatura en Universidad Experimental de las Artes en 2010 y una Maestría en Artes Plásticas en Universidad Central de Venezuela (2019). En 2009 se trasladó a Nueva York gracias al programa de residencias para artistas que viven fuera de Estados Unidos ofrecido por The Bronx Museum of the Arts.
Reconocida como uno de los nombres que destacan en el panorama de los 80 por sus trabajos en pintura, ensamblaje e instalación, Dulce Gómez (Caracas, 1967), en esta oportunidad somete a consideración del espectador un conjunto de 20 lienzos realizados entre 2020 y 2022, en los que, partiendo de la famosa sentencia de Magritte, “Ceci n’est pas une pipe”, pone en cuestionamiento la función de las imágenes.
Al mismo tiempo, la acompañan una relectura del ensayo de Michel Foucault sobre la obra de Magritte, y la propuesta del filósofo Gilles Deleuze sobre la tensión entre el hecho y su semejanza.
-Emoción, inconsciente, son palabras vinculadas con su trabajo, pero también hay una fuerte presencia racional de la palabra en estos referentes intelectuales.
-He hecho psicoanálisis por años, y eso me ha ayudado a ahondar en lo que hago. La emoción implica movimiento de sensaciones, vivencias, experiencias que selecciono mientras estoy pintando. Mi trabajo siempre ha sido muy intuitivo. Por ello, tuve la necesidad de tener un equilibrio teórico con el estudio de Gilles Deleuze o Boris Groys, por mencionar dos autores que me interesan. También leo diariamente narrativa y poesía.
Cursó estudios en la Escuela de Artes Visuales Cristóbal Rojas entre 1983 y 1986; obtuvo la licenciatura en Universidad Experimental de las Artes en 2010 y una Maestría en Artes Plásticas en Universidad Central de Venezuela (2019). En 2009 se trasladó a Nueva York gracias al programa de residencias para artistas que viven fuera de Estados Unidos ofrecido por The Bronx Museum of the Arts.
"Pintar con el color puro sin mezclarlo me permite darle determinación al trazo", afirma la artista (CORTESÍA GALERÍA ABRA)
-¿Cómo fue su acercamiento a la pintura?
-A los once años pinté en el garaje de la casa de mis padres un mural de Pedro y Vilma Picapiedra en el troncomóvil, copiados de una caricatura de un suplemento dominical. Me quedó perfecto. En esa época me gustaban mucho los cómics y los diccionarios ilustrados. Mis padres entonces me inscribieron en clases de pintura en las diferentes casas de cultura de Baruta y El Hatillo. Luego, terminé mi bachillerato en la Cristóbal Rojas. He pintado desde entonces.
-Abstracción orgánica… ¿cómo definiría en su trabajo la relación de la forma y los materiales?
-Tengo muchos años de oficio, esto hace que la pintura sea para mí muy natural. Las formas las voy creando mientras pinto. La contemplación de lo que hago y de mi entorno (el jardín), es lo que hace que el resultado sea casual pero firme. Yo trabajo cuando me siento bien anímicamente, también tengo una preparación física: soy corredora. Utilizo materiales encontrados (que tienen un desgaste y su vida útil ha expirado). A partir de allí, creo ensamblajes que me sirven de motivos para pintar.
“Lo llamo abstracción orgánica –continúa– porque hay una suerte de hábitat en mi taller donde voy seleccionando los materiales que acumulo en mis paseos y los que he utilizado en obras. Hay una transformación constante entre las experiencias vistas como capas y la pintura, que también son capas de color, veladuras, por una parte, y por otra, recuerdos y deseos. La imaginación es el aglutinante de todo. En mí experiencia la pintura es el medio ideal para reflexionar sobre el presente. En Azul, rosa y siena hice dos pinturas sobre los NFT, que son un medio digital (artificial) para la exposición de ideas, y la pintura que es, en gran medida, artesanal”.
-¿Cómo fue su acercamiento a la pintura?
-A los once años pinté en el garaje de la casa de mis padres un mural de Pedro y Vilma Picapiedra en el troncomóvil, copiados de una caricatura de un suplemento dominical. Me quedó perfecto. En esa época me gustaban mucho los cómics y los diccionarios ilustrados. Mis padres entonces me inscribieron en clases de pintura en las diferentes casas de cultura de Baruta y El Hatillo. Luego, terminé mi bachillerato en la Cristóbal Rojas. He pintado desde entonces.
-Abstracción orgánica… ¿cómo definiría en su trabajo la relación de la forma y los materiales?
-Tengo muchos años de oficio, esto hace que la pintura sea para mí muy natural. Las formas las voy creando mientras pinto. La contemplación de lo que hago y de mi entorno (el jardín), es lo que hace que el resultado sea casual pero firme. Yo trabajo cuando me siento bien anímicamente, también tengo una preparación física: soy corredora. Utilizo materiales encontrados (que tienen un desgaste y su vida útil ha expirado). A partir de allí, creo ensamblajes que me sirven de motivos para pintar.
“Lo llamo abstracción orgánica –continúa– porque hay una suerte de hábitat en mi taller donde voy seleccionando los materiales que acumulo en mis paseos y los que he utilizado en obras. Hay una transformación constante entre las experiencias vistas como capas y la pintura, que también son capas de color, veladuras, por una parte, y por otra, recuerdos y deseos. La imaginación es el aglutinante de todo. En mí experiencia la pintura es el medio ideal para reflexionar sobre el presente. En Azul, rosa y siena hice dos pinturas sobre los NFT, que son un medio digital (artificial) para la exposición de ideas, y la pintura que es, en gran medida, artesanal”.
Dulce Gómez: "Tengo muchos años de oficio, esto hace que la pintura sea para mí muy natural" (BEATRIZ GONZÁLEZ)
-En una exposición anterior usó el amarillo, azul y rojo. Ahora es azul, rosa y siena. ¿Qué puede decirnos de su relación con el color, y qué la lleva a determinar su escogencia?
-Durante muchos años he utilizado la misma paleta: los colores primarios y secundarios y otros como el rosado, el ocre y el siena. Utilizo acrílicos y óleos importados de una marca estadounidense de gran calidad. En obras previas el color lo uso directamente del pote o tubo de pintura. En esta ocasión lo usé más líquido para que fondos y formas se acoplaran de manera natural.
“Para pintar necesito estar muy concentrada, y como trabajo a mano alzada, pintar con el color puro sin mezclarlo me permite darle determinación al trazo. En Azul, rosa y siena me limité a pocos colores diluidos, y a trazos también más simples. He incorporado el lápiz para calcar algunos elementos y marcar algunos límites en el soporte”, agrega.
-En una exposición anterior usó el amarillo, azul y rojo. Ahora es azul, rosa y siena. ¿Qué puede decirnos de su relación con el color, y qué la lleva a determinar su escogencia?
-Durante muchos años he utilizado la misma paleta: los colores primarios y secundarios y otros como el rosado, el ocre y el siena. Utilizo acrílicos y óleos importados de una marca estadounidense de gran calidad. En obras previas el color lo uso directamente del pote o tubo de pintura. En esta ocasión lo usé más líquido para que fondos y formas se acoplaran de manera natural.
“Para pintar necesito estar muy concentrada, y como trabajo a mano alzada, pintar con el color puro sin mezclarlo me permite darle determinación al trazo. En Azul, rosa y siena me limité a pocos colores diluidos, y a trazos también más simples. He incorporado el lápiz para calcar algunos elementos y marcar algunos límites en el soporte”, agrega.
Azul, rosa y siena se puede visitar en el galpón 6 de la galería ABRA (CORTESÍA GALERÍA ABRA)
-¿Cómo es su proceso de realización del trabajo?
-Preparo el soporte con gesso, que es un material que me permite tener una superficie adecuada para hacer los trazos a mano alzada. Yo no hago bocetos. Pinto con el soporte colocado en mi mesa de trabajo, después de una sesión de trabajo, lo cuelgo en la pared. Siempre lo dejo unos días y luego hago otra sesión donde voy incorporando formas que, en la mayoría de los casos, están en mi entorno. Además, suelo hacer conexiones entre lo que veo y lo que siento. Eso se traslada a los trazos, brochazos y los campos de color.
Su muestra estará hasta el 5 de julio en el galpón 6 de la galería ABRA, en el Centro de Arte Los Galpones, de miércoles a domingo, de 11:00 am a 4:00 pm.
@weykapu
-¿Cómo es su proceso de realización del trabajo?
-Preparo el soporte con gesso, que es un material que me permite tener una superficie adecuada para hacer los trazos a mano alzada. Yo no hago bocetos. Pinto con el soporte colocado en mi mesa de trabajo, después de una sesión de trabajo, lo cuelgo en la pared. Siempre lo dejo unos días y luego hago otra sesión donde voy incorporando formas que, en la mayoría de los casos, están en mi entorno. Además, suelo hacer conexiones entre lo que veo y lo que siento. Eso se traslada a los trazos, brochazos y los campos de color.
Su muestra estará hasta el 5 de julio en el galpón 6 de la galería ABRA, en el Centro de Arte Los Galpones, de miércoles a domingo, de 11:00 am a 4:00 pm.
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