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Falleció la ceramista Esther Alzaibar

Reconocida artista y docente, fue una de las fundadoras de la Asociación Venezolana de las Artes del Fuego

  • Diario El Universal

27/01/2022 06:00 am

El pasado miércoles 26 de enero, falleció en Caracas Esther Alzaibar, a quien se reconoce como docente y pionera del movimiento de la cerámica que florece en Venezuela entre los años 70 y 80, por ser una de las fundadoras de la Asociación Venezolana de las Artes del Fuego y por las significativas piezas suyas que forman parte del patrimonio del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas.

Había nacido en San Juan de Puerto Rico, el 28 de agosto de 1930, como Esther Margarita Piccardo de Alzaibar, la tercera de nueve hermanos, cuyo padre, venezolano de origen español, estudiaba en esa isla para ser pastor presbiteriano.
Madre de cuatro hijos, después del fracaso de su primer matrimonio, se dedicó a la cerámica, en la que encontró la paz que necesitaba.

Comenzó sus estudios con Reyna Herrera en la Casa de la Cultura Mariano Picón Salas de Caracas y en la Escuela Cristóbal Rojas, entre 1968 y 1972, y el profesor Sergio González, venezolano formado en México, le brindó todos los conocimientos que hicieron de ella no solo una ceramista de escuela, sino que siguió el oficio de la docencia.

Fue profesora de cerámica en el Instituto Neumann de 1972 hasta 1976 y de la Escuela Cristóbal Rojas de 1974 hasta 1976. En este último periodo, participó en la exposición “Ceramistas de Venezuela” (Casa Andrés Bello) y en una exposición del Colegio de Profesores realizada en el Ateneo de Caracas.

Como artista, participó en diversas colectivas, como “Mujeres artesanales e industriales” (Palacio de las Industrias, Caracas, 1975), “Taller de cerámica” en el Museo de Arte Contemporáneo (1977), VI y VII Salón Nacional de las Artes del Fuego (Valencia, Edo. Carabobo, 1978 y 1979) y XII y XIII Exposición Artes del Fuego en la Sala Mendoza, en 1979 y 1980.

En esa década fundó en su casa en El Hatillo su conocido taller Barro y Fuego, donde recibía a alumnos y a profesores extranjeros que venían a dictar charlas y talleres, y para avanzar en su labor importa desde Japón los primeros seis tornos marca Shimpo, que le facilitarían su oficio y el de sus alumnos. Además comenzó con la comercialización de lo que fabricaba, abriendo una tienda anexa.

De la cerámica, declaró, aprendió el arte de la paciencia. "El apuro está reñido con la arcilla, ella se toma tiempo para todo".



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