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Ocho claves para ser nominado al Óscar… y ganarlo

Talento, imagen, mercadeo y suerte son variables que se funden para predecir una nominación al apetecido premio Óscar, ante el reto jabonoso de definir “lo mejor” del cine

  • ANDRÉS CORREA GUATARASMA

27/01/2022 01:00 am

Matemáticamente es más fácil ganar el Óscar que ser nominado. En el primer caso, la competencia es entre cinco. En el segundo, hay tantos combatientes como películas se hayan estrenado ese año, en teoría.

También es cierto que cuando se anuncian las nominaciones -este año será el 8 de febrero- de 60 a 80% de los nombres son predecibles, a partir de los finalistas previos, especialmente en los premios sindicales.

El pasado 12 de enero el Sindicato de Actores de Estados Unidos (SAG) sorprendió con unas nominaciones bizarras, dejando por fuera a favoritos como Kristen Stewart, Ciarán Hinds y Jamie Dornan, y en cambio dando espacio a actuaciones minúsculas como Bradley Cooper en Licorice Pizza. Más insólito aún, en el rubro “elenco”, que equivale a “mejor película”, ignoraron a dos de las producciones más premiadas hasta ahora: The Power of the Dog y West Side Story.

La realidad es que pocos votantes ven todas las películas y se limitan más a lo que han “oído” y leído que a lo que han visto. Así, especialmente en las categorías más populares del Óscar -los actores- no siempre se premia al “mejor”, ya de por sí un concepto difícil de definir.

En cualquier escenario, para ganar primero hay que lograr ser nominado. Pequeño gran detalle que en 2018 quizá le costó el Óscar a Michelle Williams (All the money in the world). Vistos los resultados en perspectiva durante décadas, hay variables que se combinan en tonos grises para definir las nominaciones:

La Persona: el nombre como marca. El perfil público es un imán o una rémora para ser nominado. Jennifer Lawrence, Bradley Cooper, Nicole Kidman, Jeff Bridges, Judi Dench y Cate Blanchett son ejemplos recientes; como Bette Davis, Paul Newman, Marlon Brando, Al Pacino, Jack Lemmon, Jane Fonda, Ingrid Bergman, Jack Nicholson y Katherine Hepburn en su momento. Pero nadie como Meryl Streep, quien reina con su récord de nominaciones, sin nadie que le llegue ni de lejos: sumó 21 en 41 años (1978 a 2019), dejando prácticamente a las otras actrices con un cupo menos para el Óscar. Haga lo que haga, Streep parte en ventaja.


Meryl Streep tiene un récord imbatible: 21 nominaciones actorales al Óscar en 41 años (CORTESÍA)

La Carrera: parecida a la variable anterior, pero se concentra más en los antecedentes profesionales que en el carisma. Ayuda tener formación teatral, ser selectivo con los proyectos, alejarse y volver (Daniel Day Lewis), protagonizar una serie popular en TV (Helen Hunt) y/o estar activo en Broadway. Al contrario, una carrera mediocre o polémica complica, aunque siempre hay opciones de redención (Cher, Mel Gibson, Mickey Rourke, Kim Basinger, Alec Baldwin, Sharon Stone). Y si un actor respetado no ha ganado el Óscar y sigue activo, continuarán llegando las nominaciones a ver si lo logra.

Aparte, el salario. Los votantes, que en su gran mayoría son anónimos y sudan para sobrevivir, no suelen considerar para premios a actores taquilleros de sueldos astronómicos (Bruce Willis, Adam Sandler y Jim Carrey en su mejor momento, y ahora Daniel Craig). Coincidencia o no, tras separarse de Tom Cruise, Nicole Kidman se volvió una fija en los Óscars.

La Crítica: incluye la prensa especializada, los festivales y los premios acumulados esa temporada. El New York Film Festival (NYFF), que se realiza en el otoño, ha probado ser un buen catalizador. Y quien sea nominado en diciembre a los Globos de Oro (HFPA) y también al premio de su sindicato, muy seguramente entrará en el Óscar. Ello aplica para actores, guionistas, productores y directores.

El Personaje: morir en pantalla, envejecer, retar el destino, cantar, bailar, llorar, enfermar, cambiar el acento, idioma o género, hacer deportes (boxear, patinar, cabalgar), desnudarse, tocar instrumentos, estar impedido y/o tener un rol biográfico, ayuda mucho a ser nominado (este año “compiten”: Lucille Ball, Desi Arnaz, Jonathan Larson, los padres de las hermanas Williams, Aretha Franklin, Tammy Faye Bakker, Diana de Gales y el clan Gucci en pleno).

La Película: quién escribió y dirigió el largometraje y cómo lo recibió el público. Una cinta costosa que pierde dinero difícilmente gana el Óscar, aunque entre en las nominaciones. Las de bajo presupuesto (Marty, The Artist, The Hurt Locker, Moonlight, Three Billboards, Parasite, Nomadland) pueden convencer justamente si se les considera productos genuinos sin pretensiones exageradas. También hay tópicos siempre vigentes, como la discriminación, las guerras, las monarquías británicas y el nazismo, en cualquiera de sus enfoques. Y en general los dramas se imponen sobre las comedias.

Moonlight, un triunfo para el cine de bajo presupuesto (CORTESÍA)

El Vecino: esta variable funciona en dos niveles. Trabajar con un colega de prestigio suele impulsar las opciones y así muchas películas logran más de una nominación, incluso en los rubros actorales, como avalancha. En particular, los cupos “exóticos” a las minorías (afroamericanos, extranjeros no anglosajones, niños y jóvenes) suelen limitarse a uno o dos por rubro, y con más chance como actores de reparto. También si una mujer es la única en un elenco masculino, resalta (Kim Basinger).

En la segunda etapa, cuando ya están los cinco nominados y hay que escoger uno, podría pensarse que el votante compara aún más: quién ha ganado antes y especialmente quién suma más candidaturas sin haberse llevado el premio. Pero eso no ha ayudado a eternos nominados como las vigentes Glenn Close, Annette Benning y Amy Adams; mismo caso de los ya legendarios Richard Burton, Albert Finney y Peter O’Toole.

Se dan casos también de que si hay dos candidatos en lucha cerrada, un tercero puede terminar favorecido por la polarización y división de los votos (Judy Holliday, Marisa Tomei). En un año más fuerte, Sandra Bullock difícilmente hubiese ganado el Óscar por una película tan mediocre (Blind Side), un día después de recibir el Razzie a “la peor actriz” (All about Steve).

Quizás tampoco Christoph Waltz, Mahershala Ali, Jodie Foster y los esposos Frances McDormand/Joel Coen hubiesen repetido tan pronto su visita al podio. Sin duda “la suerte” también es un factor. ¿En 2006 las tres nominaciones de George Clooney anularon a Jake Gyllenhaal? ¿Y si Tom Hanks hubiese filmado Forrest Gump antes de Philadelphia habría ganado dos años seguidos?

El Momento: la sintonía con los temas en boga. En 2002 “casualmente” por primera y única vez una pareja afroamericana (Halle Berry y Denzel Washington) se llevó el Óscar en los roles protagónicos, mientras se homenajeaba la carrera del legendario Sidney Poitier…

Más recientemente, tras las críticas en 2015-16 de que aún con Barack Obama en la presidencia el Óscar era “muy blanco”, inmediatamente aumentaron las nominaciones y los premios a los actores negros. Igualmente los militantes republicanos tienen opciones reducidas, siendo el gremio fílmico abiertamente liberal. Y los acusados en el movimiento “#MeToo” están borrados de la lista por largo rato (Woody Allen, Kevin Spacey, James Franco).

El Mercadeo: el estudio que hizo la película, los productores que además de dinero quieren prestigio. En este departamento nadie como los hermanos Weinstein. Hoy devaluados y parias, pero sin ningún tapujo decidieron por años algunos nominados y ganadores (Gwyneth Paltrow, Penélope Cruz, Mira Sorvino). También manipulaban las categorías entre personajes principales y secundarios (Kate Winslet, Catherine Zeta Jones) para asegurar los cupos.

En un intento por limitar esas jugadas, entre 2004 y 2020 se redujo a un mes el lapso entre el anuncio de las nominaciones y el cierre de los sufragios (la pandemia alteró luego el calendario). En cualquier caso, las travesuras e intrigas siguen incontrolables y hay planes de mercadeo que tienen más presupuesto que una película independiente. “Una campaña exitosa de cara al Óscar puede hacer la diferencia entre ingresos de $5 ó 20 millones” de dólares, dijo una vez el hoy preso Harvey Weinstein…

En la otra acera, actores excelentes pero de bajo perfil farandulero como Willem Dafoe, June Squibb, Kenneth Branagh, Brenda Blethyn, Michael Shannon, Joan Allen, Marsha Mason, Ralph Fiennes o Jennifer Jason Leigh han llegado a ser nominados, pero corriendo en desventaja. Afortunadamente para ellos, ganar el Óscar no siempre impulsa las carreras, sino todo lo contrario. Qué lo diga Robert Redford, protagonista de varios clásicos y además creador del prestigioso festival Sundance y que apenas tiene una nominación al Óscar como actor y un trofeo como director.



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