Joaquín Salim: "En mis obras, trato que el déficit de atención guíe mis manos"
El artista venezolano, residenciado en Los Ángeles, inaugura mañana, en el Galpón 17 del Centro de Arte Los Galpones, su primera exposición en el país: "Déficit de atención"
"El trastorno de déficit de atención e hiperactividad (ADHD por sus siglas en inglés) es un trastorno psicológico común que se caracteriza por problemas de atención, impulsividad y/o hiperactividad". Quizás, para un joven como Joaquín Salim, esta definición de déficit de atención, sacada de la página web de The Cleveland Clinic, remita a una condición que hizo más compleja su infancia, sus días de escolar, pero que en su juventud, en esos momentos en que cada persona comienza a escoger lo que quiere ser, lo llevó a entender que le interesaban otras cosas más allá de lo que socialmente se le imponía como aprendizaje e interpretación de la vida.
Y es, precisamente, Déficit de atención el título que Joaquín Salim, el artista y el publicista, ha escogido para su primera individual en Venezuela, país en el que nació hace 34 ¿o 35? años -él no recuerda, por lo menos en esta entrevista, su edad-. No pasa nada. Muchos quisiéramos hacer lo mismo.
Salim trabaja como Director Creativo en la sede de Los Ángeles de la agencia de publicidad Anomaly, una de las más reconocidas en su ámbito, pero también desarrolla en paralelo una carrera artística en la que, según escribe Gabriel Guevara Jurado, curador de la exposición que se presenta al público desde mañana, 4 de diciembre de 2021, en el Galpón 17 del Centro de Arte Los Galpones, se muestra como "un artista integral que quiere abordar el significado múltiple del lenguaje”.
En Déficit de atención Salim presenta un conjunto de obras bidimensionales en las que predomina la técnica del collage, entendida no como un fin, sino como el punto de partida de composiciones visuales que, por encima de la forma, encierran visiones múltiples del entorno en el que se mueve el artista. También presenta una instalación que ocupa en centro de la sala -y que no describimos para evitar spoilers- y otra más en la que el público podrá ver algunos de los videos que ha realizado para agrupaciones de rock alternativo como La Vida Bohème o Arawato.

After Hours (CORTESÍA)
Aun sin terminar el montaje de la muestra, y con muchas horas de trabajo por delante, Salim se toma un break para conversar con El Universal.
-Comencemos por el título de su primera exposición en el país.
-Déficit de atención... En teoría estoy diagnosticado con eso y es algo que he tratado toda mi vida. En mis años de colegio me afectaba mucho porque no me podía enfocar en las materias. En las clases me la pasaba dibujando, tenía otros intereses. Al evolucionar como creativo, como artista, me he dado cuenta que el déficit de atención significa simplemente que le presto atención a otras cosas, tengo intereses diferentes a los que me estaban inculcando en aquel momento. Me estaban hablando de algo y yo pensaba en otra cosa. Y mi interés está en esa otra cosa. Lo que yo quiero decir con el título de esta exposición es que cuando le prestas un poco de atención a ese déficit, te puede salir esto que estoy presentando en Caracas. Si me hubiera quedado con mi carrera de publicidad y no hubiera estado distraído pensando en estas cosas, no las hubiera perseguido, no tendría estas obras.
Y prosigue Salim: "En mis obras, trato que el déficit de atención guíe mis manos. Yo no digo: ‘Voy a hacer una obra del Rey del Pescado Frito (imagen que aparece en una de sus obras); yo tengo por ahí tirada una fotografía del Rey del Pescado Frito y dejo que sea esa dispersión sea la que me vaya moviendo".
Y prosigue Salim: "En mis obras, trato que el déficit de atención guíe mis manos. Yo no digo: ‘Voy a hacer una obra del Rey del Pescado Frito (imagen que aparece en una de sus obras); yo tengo por ahí tirada una fotografía del Rey del Pescado Frito y dejo que sea esa dispersión sea la que me vaya moviendo".
Aunque lleva diez años trabajando en el terreno del arte, al principio Salim no sabía qué quería expresar a través de él, "no sabía si era dibujo o pintura, y me costó hasta que llegué a esto que estoy haciendo ahora", comenta.

Una mirada a la realidad nacional: El soborno (CORTESÍA)
Una obra en la que la intuición es fundamental, tanto como ese inesperado momento en que Joaquín Salim descubrió que el arte podía ser el camino para expresar aquello que por otras vías no podía expresar. Cuenta el artista que trabajando para una agencia de publicidad, eran tantos los proyectos que le rechazaban que un día llegó a su casa y rompió todo el material que había creado para una campaña. Por mera casualidad (¿o causalidad?) sobre los pedazos de papel se derramó un vaso de agua, y allí comenzó a observar las transparencias que se formaban. Ahí descubrió el collage. "Mi obra es limpia, casi minimalista, pero en el medio hay un caos, una arrechera, como dice Gabriel (Guevara Jurado). Y esto trato de mantenerlo, me gusta mucho este mundo limpio, pero con la explosión en el centro", explica.
Salim estructura sus collages con páginas de libros antiguos, etiquetas farmacéuticas, precios, envoltorios, boletos, detalles impresos de consumo masivo, los cuales le brindan la sumatoria reflexiva en donde su trabajo artístico está inmerso y a la vez se desprende de su trabajo publicitario. "Utiliza estos códigos no al servicio de lo comercial, sino al proceso reflexivo de lo humano en los campos de la violencia, la fuerza, la esperanza y la historia”, escribe el curador de la muestra. Un trabajo que lo "enfrenta una reflexión del mecanismo de la autocrítica, proceso de gran madurez del cual se desprende una sensibilidad notable; la técnica del collage y la apropiación se nutren al fotografiar su propia obra para luego imprimirla en un nuevo tamaño amplificado y llevarla a otra escala, generando una diversa jerarquía visual que luego de mutilar esa propia imagen impresa la interviene ofreciendo otro nuevo proceso del lenguaje que en sí mismo reprocha y revierte su significado original, en fin se crea, transforma y genera otra obra de su propia obra, descontextualizando su propio lenguaje, allí está el aporte de su trabajo", dice Guevara Jurado.

AAA (CORTESÍA)
Al momento de trabajar, Salim escucha cuatro discos de una banda cuyo nombre prefiere no revelar, pero para él esa música es como un mantra. “No me fastidio de las canciones de esos discos, si estoy manejando sí me fastidian, pero en el arte las pongo y me prenden un botón en la cabeza… Es como si esa música supiera decirme cómo recrear mi estilo. Pongo otra música y me salen cosas terribles", comenta. Lo único que asoma es que se trata de una banda de punk rock de como hace 20 años, "que es bien agresiva y rápida, que tiene unas letras muy buenas que describen lo que pienso y cómo me siento con el mundo". La sagacidad periodística intuye que se puede tratar de The Velvet Underground, que figura en una de las piezas.
-En su trabajo artístico, ¿cuestiona la publicidad?
-A mí me encanta la publicidad como carrera, porque es la única en la que puedo ser tan creativo, pero al crecer en la industria me di cuenta que es una farsa, uno cree que es súper creativo pero cuando empiezas a llegar a las normas a veces te frustras. Yo no me voy a morir de hambre porque todo el mundo necesita una publicidad, un logo, es una necesidad básica para cualquier negocio, pero eso, en el fondo, da un poquito de asco; el agua es más importante, la naturaleza es más importante, pero las compañías prefieren invertir más en publicidad que en donar para ayudar a alguien. A veces me siento un poco sucio porque es allí donde expreso toda mi creatividad, pero el arte es un balance con el que digo: "Yo puedo traer los mensajes que quiero expresar, que están alineados con la música que escucho, utilizando elementos de la publicidad, deconstruyendo la publicidad’".
"El arte -prosigue- es una reacción, un desahogo, a la publicidad. No veo a la publicidad como un enemigo, pero emocionalmente son tantas horas de trabajo y el resultado al final no es exactamente lo que uno pensó cuando comenzó -la mayoría de las veces, diría 80%, el resultado en publicidad no es tan satisfactorio-; esa frustración al llevarla a mi estudio es un arma brutal. Si yo en mi estudio fuese feliz todos los días, creo que me cansaría o no saldrían obras tan contundentes".

Era a las siete (CORTESÍA)
-Más allá de lo formal, ¿qué quiere decir con su obra?
-En mis obras hay mucha crítica a la sociedad tradicional, y eso proviene de pasar 20 años en Venezuela como contenido, cuando quería expresarme, si montaba patineta era un malandro, si surfeaba era malandro, o eras drogadicto porque te gustaba un tipo particular de música. Mi obra está tratando de revelarle a mi entorno que yo tenía razón. Los mensajes vienen de muy dentro de mí. Cada obra tiene uno. Todo es muy contracultura, el consumismo, la opresión, el país que ya no somos…
Joaquín Salim es un artista multidisciplinario que durante su trayectoria ha expuesto su obra en varios países como Venezuela, Estados Unidos, Portugal, Hungría y España. Como Director Creativo ha ganado algunos de los premios de publicidad más importantes de la industria, como los 6 Leones de Cannes. En 2017 hizo una colaboración con el diseñador de modas Ángel Sánchez que fue expuesta en la pasarela de Miami Fashion Week, y otra colaboración para Bombay Saphire, donde presentó un mural en Nueva York junto a un grupo de reconocidos artistas contemporáneos. En 2019 creó el arte del disco The Last Word de la banda estadounidense The O’Jays, y además, durante la pandemia, dirigió varios videos musicales para las bandas venezolanas Arawato y La Vida Bohéme, y otro para Ava Casas. Actualmente está participando en el evento 35 celebrando Ángel Sánchez, organizado por Latam Freedom & Development Foundation y Ángel Sánchez, al que donó una obra que será subastada para recaudar fondos para la fundación.
-¿El arte lo ha salvado?
-El arte me ha salvado, pero también los rebeldes de la música: Johnny Cash, Bob Dylan, Iggy Pop, The Ramones, y ahí también entra Marcel Duchamp, toda la gente que va a contracultura es la gente que a mí me deja dormir en las noches. Cuando mi vida era toda publicidad, sabía quién quería ser, quería ser el dueño de una agencia, el más arrecho, el Don Draper de la publicidad, pero en este momento de mi arte, vivo en una incertidumbre que me da miedo porque toda mi vida he sido muy calculador; no sé a dónde me va a llevar el arte, pero mientras tenga tiempo no dejaré de exponer. Esta año vine por mes y medio a Venezuela, ¡vamos a exponer!; el año que viene estaré en Los Ángeles, ¡vamos a exponer! Y si me mudo a otro lugar, pues allí expondré. Me cuesta mucho estar tranquilo sin hacer nada.
Déficit de atención, de Joaquín Salim, se estará exhibiendo desde mañana y hasta enero de 2022, en el Galpón 17 del Centro de Arte Los Galpones, ubicado en la avenida Ávila con 8va transversal de Los Chorros, Caracas. El horario es de martes a sábados, de 11:00 am a 6:00 pm, y domingos, de 11:00 am a 4:00 pm.
@juanchi62
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