Hace ya un cuarto de siglo escribí mi primer artículo de opinión, con el título Karakastán. Entonces estaba horrorizado pues Venezuela en paz tenía más asesinatos que Afganistán en guerra, y que Caracas era mucho más violenta que Kabul. Hoy estar horrorizado es poco si pensamos que Caracas ha sido considerada la capital más peligrosa del mundo durante varios años desde entonces, y ahora acaba de aparecer en la lista de ciudades peores para vivir de la prestigiosa publicación inglesa The Economist.
A inicios de la década de 1990, Venezuela tenía cerca de 4.000 homicidios, una cifra ya superior a la de Afganistán que entonces se encontraba en plena guerra civil bajo el avance del grupo terrorista Talibán. Dos décadas más tarde, los asesinatos han disminuido en Afganistán, pero se han multiplicado en Venezuela. De hecho, a pesar del terrorismo todavía imperante en Kabul, la capital afgana es muchísimo más segura que Caracas.
El gobierno chavista hace años que no entrega cifras globales sobre delitos y crímenes en Venezuela, así que no existen cifras oficiales desde hace mucho tiempo. Sin embargo, el Observatorio Venezolano de la Violencia (OVV) compila datos extraoficiales de homicidios y otros tipos de muertes violentas. El número de homicidios es enorme, con alrededor de 10.000 homicidios por año durante la década pasada, pero esa cifra es muy conservadora pues no incluye las víctimas de la policía, conocidos como “resistencia a la autoridad”, y tampoco incluye las llamadas “muertes en averiguaciones”. Si contamos todos los homicidios y muertes violentas, superamos más de 20.000 asesinatos por año en promedio durante la década pasada.
Alrededor de medio millón de ciudadanos han sido asesinados desde 1999, cuando comenzó este régimen. Medio millón de personas corresponde al tamaño de una ciudad media en Venezuela. Karakastán podría ser el nombre para esa necrópolis de la muerte en Venezuela. Mientras que la situación sigue mejorando en Kabul, la realidad es mucho peor en Caracas. ¡Quizás debemos llamar a los cascos azules de la ONU antes de que sea demasiado tarde!
www.cordeiro.org
A inicios de la década de 1990, Venezuela tenía cerca de 4.000 homicidios, una cifra ya superior a la de Afganistán que entonces se encontraba en plena guerra civil bajo el avance del grupo terrorista Talibán. Dos décadas más tarde, los asesinatos han disminuido en Afganistán, pero se han multiplicado en Venezuela. De hecho, a pesar del terrorismo todavía imperante en Kabul, la capital afgana es muchísimo más segura que Caracas.
El gobierno chavista hace años que no entrega cifras globales sobre delitos y crímenes en Venezuela, así que no existen cifras oficiales desde hace mucho tiempo. Sin embargo, el Observatorio Venezolano de la Violencia (OVV) compila datos extraoficiales de homicidios y otros tipos de muertes violentas. El número de homicidios es enorme, con alrededor de 10.000 homicidios por año durante la década pasada, pero esa cifra es muy conservadora pues no incluye las víctimas de la policía, conocidos como “resistencia a la autoridad”, y tampoco incluye las llamadas “muertes en averiguaciones”. Si contamos todos los homicidios y muertes violentas, superamos más de 20.000 asesinatos por año en promedio durante la década pasada.
Alrededor de medio millón de ciudadanos han sido asesinados desde 1999, cuando comenzó este régimen. Medio millón de personas corresponde al tamaño de una ciudad media en Venezuela. Karakastán podría ser el nombre para esa necrópolis de la muerte en Venezuela. Mientras que la situación sigue mejorando en Kabul, la realidad es mucho peor en Caracas. ¡Quizás debemos llamar a los cascos azules de la ONU antes de que sea demasiado tarde!
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