Limitada a la renta petrolera e imbuida en un mundo tan controversial, en torno al petróleo, accidente geológico proclive a generar discordias de índole diversa y hasta guerras, tal y como ocurre, ahora, en medio oriente. El acechante geopolítico del “excremento del diablo” se afianza predominantemente, sobre los regímenes del hemisferio sur dueños de este y otros recursos estratégicos; no solo conflictos en torno al mismo o de buscar apropiárselo, sino de un mundo establecido bajo su potestad exclusiva; que, hoy por hoy, se halla ante una crisis abismal y clama por apoyo ante otros escenarios de caracteres indubitables.

Experimentamos una problemática intrincada, explícitamente, destello diáfano de un síndrome pertinaz y ofensivo por las ambiciones petroleras: rivalidades geopolíticas; la crisis energética mundial y nuevas entelequias del petróleo; disputas internas por la supervisión del petroestado más su expoliación, fuera de las que se originan por su aprovechamiento local a causa de los riesgos medioambientales (sostenibilidad).

Trátase de una interconexión de disputas cuyos efectos atisban señales claras por una crisis cultural de los hidrocarburos; indica, también, el quiebre de los factores que apoyan tal modelo de sociedad imperativa, reforzando los conflictos actuales que, por causa efecto, genera otros indirectos con el petróleo: oro, coltán, tierras y aguas, entre otros, que, lejos de la geopolítica petrolera EEUU/Venezuela, inciden sobre la cotidianidad in situ.

Nada menos el cero mata cero en los aranceles motivó la caída de los precios del crudo ante una posible desaceleración económica mundial e incluso hasta una recesión en EEUU que, aparte de la pandemia, afectó la demanda de petróleo.

Más aún, hubo un anuncio tímido acerca de las represalias que podía sdoptar China contra los aranceles estadounidenses mediante compras ingentes de petróleo a Irán en desafío a las puniciones de Washington contra la nación miembro OPEP.

Hacia otras latitudes del mundo, el sondamiento de la guerra comercial EEUU/China y luego Irán por la muerte de Soleimani, pudo causar un impacto doble en el mercado petrolero, tan frágil e incierto, en suspenso, hoy día, por la pandemia del coronavirus.

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