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El Islamismo en contra del Islam

Las redes sociales se han convertido en caldo de cultivo para los yihadistas, pero sus dueños están más preocupados por callarle la boca a Trump, que tratar de frenar...

  • DAVID BITTAN OBADÍA

18/04/2021 05:05 am

El terrorismo constituye un verdadero dolor de cabeza para el mundo. Sería injusto señalar que sólo existe terrorismo islámico, sin embargo ese terrorismo es el que lleva la batuta, el que más crece y el más difícil de controlar por la falta de voluntad, precisamente de quienes forman parte de su entorno, que quizás no son violentos y se convierten también en víctimas de su propia gente.

El Islam se divide en dos grandes grupos: uno mayoritario, los sunitas, que se estima representan el 90%. Son la rama tradicional más ortodoxa del Islam; veneran a Mahoma, quien es considerado el profeta definitivo. Arabia Saudita es la cuna del sunismo. Luego están los chiitas, quienes son seguidores de Alí, yerno de Mahoma. Los chiitas representan la mayoría de la población en Irán, Irak, Baréin, Azerbaiyán y Yemen pero es Irán el que lleva la voz cantante.

Con la muerte del profeta Mahoma, en el año 632, comenzaron las disputas entre ellos para saber quién le sucedería en el liderazgo espiritual y político y, desde allí, siglos de irreconciliable animadversión. El odio entre ellos es igual, o mayor, al que sienten por cristianos y judíos.

Los musulmanes representan una población de, aproximadamente, 1600 millones de personas, pero si un 5% de esa población es radical, o está dispuesta a radicalizarse, son muchos millones de voluntarios para la maldad y allí está el detalle.

Solidaridad
Hay muchísima información que demuestra que en las mezquitas es donde se están generando miles de terroristas, entonces es la misma comunidad musulmana la que debe involucrarse para identificarlos. El mundo también aspira a una mayor solidaridad de los musulmanes cuando ocurre un atentado. ¡Basta del silencio cómplice! Ése es precisamente el que genera la islamofobia.

Hay que frenar las aspiraciones hegemónicas de países donde hay radicalismo islámico. En América Latina, que ya ha sido penetrada, existe una alianza entre el islamismo radical y la extrema izquierda; ellos se unen al coincidir en el antiimperialismo, anticapitalismo, antioccidentalismo, en el antisistema y, finalmente, en el antisemitismo. Entran silenciosamente, comprando voluntades y luego se atornillan caminando de la mano del populismo, que no es una ideología, sino una metodología.

Nuevas maneras...
También se debe generar una nueva manera de relacionarse con el mundo árabe-musulmán; exigirles compromisos y entender que su lucha es ideológica, recordando que ellos no pasaron a la modernidad hay que cuidar todo a los verdaderos amigos de Occidente en la zona de los acontecimientos: el más importante de ellos, Israel, una democracia sólida, que respeta todas la religiones, creencias y/o cultos; el lugar donde las mujeres tienen absolutamente los mismos derechos que los hombres y donde los grupos LGBT pueden promocionarse libremente, etc.

Las redes sociales se han convertido en caldo de cultivo para los yihadistas, pero sus dueños están más preocupados por callarle la boca a Trump, que tratar de frenar a los locos.

Si el Islamismo no actúa de inmediato, se comerá al Islam y a todos nosotros. Cuidado: los malos se esconden, se disimulan y escogen el mejor momento para hacer daño pues, para ellos, la maldad es un llamado de Dios.

davidbittanobadia@gmail.com


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