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¿Retorno a la bipolaridad?

En el marco de la pandemia, que azota inclemente al mundo entero, se hace imperiosa la necesidad del multilateralismo y la pluralidad, bajo el ideal del diálogo y el encuentro

  • DYLAN J. PEREIRA

03/04/2021 05:00 am

La época de la postguerra, significó una reconfiguración del sistema global de pesos y contrapesos y hoy parece que el mundo se encamina hacia una nueva era en la política internacional. La Guerra Fría fue el resultado insensato y lamentable de una de las heridas más graves de la historia universal, a saber, la Segunda Guerra Mundial, que concatenó una serie de campos de batallas, como Vietnam, que dio paso a un mundo donde regiría la bipolaridad y que costó miles de vidas inocentes.

El enfrentamiento constante de dos bloques hegemónicos, de dos sistemas, dos grandes ideologías, dos potencias, se desenvolvió en el marco de un terreno abonado por las Conferencias de Yalta y Postdam. Precisamente del 4 al 11 de febrero de 1945 Roosevelt, Churchill y Stalin se reúnen en Yalta y avanzan en sus planes de repartición del mundo. Alemania -a pesar de que no había firmado su rendición ni los Aliados habían entrado en Berlín- fue repartida en cuatro zonas ocupadas.

En Yalta fue discutida una política general de transiciones a la democracia y de transformación de las colonias en semicolonias (política que favorecía a EEUU sobre Inglaterra y Francia). Roosevelt impulsó la fundación de la ONU consolidada en San Francisco, para reemplazar a la extinta y desprestigiada Sociedad de las Naciones. Esto fue aprobado y se realizó el 24 de octubre de 1945 con la firma de la carta de las Naciones Unidas.

En la misma Conferencia, entró en juego el reparto de Yugoslavia, y Polonia fue directamente cedida a la URSS que, aunque se comprometió y mantuvo por algunos meses un gobierno provisional de unidad nacional que llamaría a elecciones terminaría incluyéndola como parte de un glacis defensivo durante la “Guerra Fría”.

Otro vector conductor de los Estados bajo el control y la influencia hegemónica de Moscú, en el Este de Europa fue la persistencia de una economía planificada por el Estado, centralista, de desarrollo y jerarquía plenamente vertical, basada en la propiedad colectiva de los medios de producción; asimismo, la posición privilegiada de Moscú como el gran ente de control hegemónico y agente de influencia primario en el oriente del mundo, llevó a la creación de la Comecon en torno a la URSS por diversos países comunistas cuyos objetivos eran el fomento de las relaciones comerciales entre los estados miembros, basado en un esquema unitario y especializado de producción de sus miembros, en un intento de contrarrestar a los organismos económicos internacionales de economía capitalista, tales como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial, así como presentar una alternativa al denominado Plan Marshall desarrollado por Estados Unidos para la reorganización de la economía europea tras la Segunda Guerra Mundial, y equivalente también a la Comunidad Económica Europea, aunque en un ámbito geográfico mayor.

La Conferencia de Potsdam terminó de sellar el reparto mundial. Asistieron Truman por EEUU, Churchill (acompañado por Clement Atllee del Partido Laborista) y Stalin. No podemos olvidar el trasfondo ideológico y la lucha por la sobrevivencia de la imagen de éxito o fracaso de los dos modelos hegemónicos, Capitalismo vs. Comunismo, que ya hoy parecen también agotados.

En el marco de la pandemia, que azota inclemente al mundo entero, se hace imperiosa la necesidad del multilateralismo y la pluralidad, bajo el ideal del diálogo y el encuentro. Sin embargo, son varios los escenarios internacionales que nos dan señales preocupantes de un retroceso en esta materia. Las difíciles y tensas conversaciones entre China y EEUU en Alaska; una cercanía y cooperación ratificada entre Moscú y Pekín; el reciente encuentro entre los ministros de Asuntos Exteriores de China e Irán, ambos países sometidos a sanciones de Estados Unidos, y la firma de un histórico acuerdo de cooperación de 25 años, en la última expansión de la emblemática iniciativa de la Ruta de la Seda de Pekín; el recrudecimiento de las sanciones internacionales tanto por parte de Washington como Pekín; así como un tono amenazante y de discordia amenazan al mundo con un retorno abrupto a la bipolaridad.

La Unión Europea y las Naciones Unidas parecen luchar al unísono para evitar que los bastiones conquistados por el multilateralismop sean perdidos. Esperemos que la racionalidad y el respeto por la dignidad humana se impongan en la agenda internacional y comprendamos finalmente que en un mundo globalizado como el de hoy, con retos globales sólo podemos aspirar a soluciones globales.

Dylanjpereira01@gmail.com
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