Extrañas comunidades judías
Un pequeño grupo de timadores y estafadores no logrará opacar el verdadero sentido de una Ley tan esperada la cual, a pesar de sus defectos, ha cumplido sus objetivos.
En el año 2015 se promulgó la Ley 12/2015 en materia de concesión de la nacionalidad española a los sefardíes originarios de España. Este instrumento legal reconoce el grave error cometido por la España de contradicciones que la llevó a uno de los mayores actos de injusticia, como lo fue la expulsión de los españoles judíos de su patria, sitio este donde éstos vivieron, desarrollando una historia de siglos.
A veces es oportuno recordar que los judíos han estado en la Península Ibérica desde la época del Rey Salomón. En el Libro de Ezequiel ya se mencionan las relaciones comerciales establecidas entre el reino de Israel y un lugar llamado Tarsis, conocido hoy como el puerto de Cádiz. Unos pocos creen que esta concesión es un regalo, pero, en honor a la verdad, se trata de un derecho y no de un favor.
Quienes tuvimos la oportunidad de participar de alguna manera en el trámite de la Ley entendimos que esta sería para abrigar no sólo a quienes practican la fe judía, sino también a los descendientes de todos aquéllos quienes han sido expulsados. Particularmente considero que existen unas líneas genealógicas muy claras alrededor de distintas familias conocidas, con amplia documentación; también estoy absolutamente de acuerdo en otorgar la nacionalidad a una persona que posee unos apellidos de aquellos que han sido utilizados por los judíos que tuvieron que convertirse obligatoriamente al cristianismo por causa de la Inquisición.
Preocupa muchísimo que en tiempos recientes hayan ido apareciendo nuevos genealogistas e historiadores que están inventando líneas genealógicas prácticamente imposibles de poderse comprobar, para ser utilizadas en las solicitudes de nacionalidad, también se ha visto la publicación de nuevos libros de texto sobre temas sefaradíes, con fecha posterior a la entrada en vigencia de la Ley. ¡Qué casualidad!
La guinda del pavo se la llevan las nuevas comunidades judeo- sefardíes y criptojudías, las cuales se han puesto de moda simplemente para emitir certificados de origen sefardí: comunidades de maletín. En Venezuela también empiezan a proliferar, sin embargo, entiendo que las autoridades de la dirección de cultos están tras la pista de estas organizaciones que forman parte de la delincuencia organizada. Las instituciones Judeo-Sefardíes, en América Latina son conocidas; en Venezuela por ejemplo existe nuestra querida Asociación Israelita de Venezuela (A.I.V.), la cual cuenta con más de 150 años de trayectoria y su autoridad rabínica está más que reconocida.
Como venezolano y como judío que soy, habiendo tenido la oportunidad de presidir a la Comunidad Judía de mi país, haré todo lo que esté a mi alcance para que las autoridades españolas, así como también las venezolanas, estén alertas ante estos "piratas del Caribe" que buscan pescar en río revuelto.
Un pequeño grupo de timadores y estafadores no logrará opacar el verdadero sentido de una Ley tan esperada la cual, a pesar de sus defectos, ha cumplido sus objetivos.
A veces es oportuno recordar que los judíos han estado en la Península Ibérica desde la época del Rey Salomón. En el Libro de Ezequiel ya se mencionan las relaciones comerciales establecidas entre el reino de Israel y un lugar llamado Tarsis, conocido hoy como el puerto de Cádiz. Unos pocos creen que esta concesión es un regalo, pero, en honor a la verdad, se trata de un derecho y no de un favor.
Quienes tuvimos la oportunidad de participar de alguna manera en el trámite de la Ley entendimos que esta sería para abrigar no sólo a quienes practican la fe judía, sino también a los descendientes de todos aquéllos quienes han sido expulsados. Particularmente considero que existen unas líneas genealógicas muy claras alrededor de distintas familias conocidas, con amplia documentación; también estoy absolutamente de acuerdo en otorgar la nacionalidad a una persona que posee unos apellidos de aquellos que han sido utilizados por los judíos que tuvieron que convertirse obligatoriamente al cristianismo por causa de la Inquisición.
Preocupa muchísimo que en tiempos recientes hayan ido apareciendo nuevos genealogistas e historiadores que están inventando líneas genealógicas prácticamente imposibles de poderse comprobar, para ser utilizadas en las solicitudes de nacionalidad, también se ha visto la publicación de nuevos libros de texto sobre temas sefaradíes, con fecha posterior a la entrada en vigencia de la Ley. ¡Qué casualidad!
La guinda del pavo se la llevan las nuevas comunidades judeo- sefardíes y criptojudías, las cuales se han puesto de moda simplemente para emitir certificados de origen sefardí: comunidades de maletín. En Venezuela también empiezan a proliferar, sin embargo, entiendo que las autoridades de la dirección de cultos están tras la pista de estas organizaciones que forman parte de la delincuencia organizada. Las instituciones Judeo-Sefardíes, en América Latina son conocidas; en Venezuela por ejemplo existe nuestra querida Asociación Israelita de Venezuela (A.I.V.), la cual cuenta con más de 150 años de trayectoria y su autoridad rabínica está más que reconocida.
Como venezolano y como judío que soy, habiendo tenido la oportunidad de presidir a la Comunidad Judía de mi país, haré todo lo que esté a mi alcance para que las autoridades españolas, así como también las venezolanas, estén alertas ante estos "piratas del Caribe" que buscan pescar en río revuelto.
Un pequeño grupo de timadores y estafadores no logrará opacar el verdadero sentido de una Ley tan esperada la cual, a pesar de sus defectos, ha cumplido sus objetivos.
davidbittanobadia@gmail.com
Twitter: @davidbittano
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