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Las sonrisas

Ahora las sonrisas se habían convertido en pixeles. ¡Horror! ¿Que pudo haber sucedido? Su acción había dejado a muchas personas sin sonrisa

  • MANUEL ZAPATERO

24/03/2021 05:00 am

El tipo buscaba la felicidad, pero no sabía dónde encontrarla y más teniendo en cuenta que era incapaz de definirla. Y así, primero intentó buscarla en las mujeres, después en el dinero y acabó buscándola en sus obsesiones. Con cierto desencanto, pensaba que, en la búsqueda del placer, el corazón y la cabeza son dos buenos recursos cuando, por lo que sea, a nuestras manos les falla el bolsillo. Por esa causa se refugiaba en sus obsesiones y en concreto por las sonrisas. Comprendió que ellas formaban parte de su felicidad. Coleccionaba sonrisas de actrices, cantantes y de cualquier desconocida, cuya sonrisa llamara su atención, en algún anuncio publicitario. En su estudio, tenía gran número de carteles. De entre ellos destacaban dos: del filme, La souris de Amélie, y una copia del cuadro Mona Lisa, un enigma dentro de un misterio.

Y buscando esa felicidad, un día le dio por aumentar su colección fotografiando a la gente común, especialmente mujeres y niñas. Con su cámara fotográfica al hombro, salió a la calle para captar en pixeles todas las sonrisas que pudiera. Pensó que un parque sería un lugar idóneo para comenzar. Allí podría encontrar abundancia de sonrisas de niñas, de madres orgullosas y de abuelas cariñosas. Sonrisas espontaneas, aunque a veces para conseguirlas, tuviera que provocar la sonrisa de las pequeñas con muecas divertidas. ¡Como disfrutaba! Otras veces se ocultaba tras los árboles, para evitar molestar a las madres, celosas en la protección de sus vástagos. Buscaba también, las sonrisas de muchachitas abriéndose a la vida y de mamas realizadas. Sonrisas naturales, llenas de vida. A veces, se colocaba estratégicamente en la puerta de las iglesias para captar el momento de llegada de la novia y de los invitados. Entonces las sonrisas se multiplicaban y con ellas las fotos. Conseguía muchas en fiestas juveniles, bautizos y celebraciones en general. Observó, que los jóvenes ríen mucho y en voz alta y le alegró comprobar que la gente mayor, sonríe más que los jóvenes. Sus sonrisas expresan cordialidad y empatía. Al cabo de unas semanas había tomado tantas que tuvo que descargarlas en un disco duro para verlas con comodidad. Lo tituló, Disco de las Sonrisas.

Al atardecer con una copa de su bebida preferida y buena música, se dispuso a disfrutar de una velada relajada, rodeado de sonrisas. Lentamente, se estaba aproximando a la felicidad. La comodidad y el confort le ayudaban. Los pensamientos y las emociones en la intimidad provocan sensaciones placenteras difíciles de explicar. Y así durante varias noches se recreó viendo docenas de sonrisas. Pasados unos días, volvió al parque para seguir con sus fotos. Algo extraño había sucedido. Observó asombrado que las sonrisas habían desaparecido. Ni las niñas, ni las madres y abuelas, sonreían ahora. Era como si el acto de fotografiar digitalmente también hubiera borrado la sonrisa natural de la cara. Ahora las sonrisas se habían convertido en pixeles. ¡Horror! ¿Que pudo haber sucedido? Su acción había dejado a muchas personas sin sonrisa.

Tan ensimismado estaba con sus sonrisas, que no se percató del enorme daño que estaba infligiendo a las fotografiadas. Al faltar las sonrisas, la gente comenzó a deprimirse y perder el buen humor. La consecuencia, fue un deterioro severo de la vida social. Las buenas maneras, comenzaban a resquebrajarse pues la gente no devolvía con sonrisas los detalles de amabilidad y de cordialidad. Admitió que la vida sin sonrisas era muy triste y monótona. y que jamás una carcajada podría sustituir a una sonrisa. Que saber sonreír tenía el significado de las palabras y que, a las mentes bien organizadas, nunca les falta la sonrisa que acompaña al buen humor. No entendía nada, aunque sí sabía que debería hacer algo, para devolver las sonrisas a sus dueñas. En la noche, arrepentido de lo hecho, tomó la mejor decisión de su vida. Reiniciar y devolver las sonrisas. Abrió el disco duro y sin dudar, las borró todas. Y sin más, se deshizo de la cámara.

mzapatero21@gmail.com
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