Avanzar y progresar
Deberíamos hacer con el barco de nuestra vida ¿cómo? aprendiendo a aislarnos de la ansiedad producto de situaciones, errores y fracasos que ya ocurrieron
Hay temas recurrentes hoy día: las dificultades que afrontamos, las preocupaciones que nos surgen, los problemas diarios. Todo esto nos afecta, a veces mucho, dependiendo de la medida en que lo percibamos como una amenaza a nuestra tranquilidad y/o seguridad.
La mayoría de nuestras preocupaciones vienen de dos fuentes: 1. Remordimientos por actuaciones que terminaron mal en el pasado; 2. Temores por lo que pueda traernos el futuro incluso a partir de ahorita.
Algunas reflexiones sobre estos temas:
1. Uno de los grandes aprendizajes de las crisis estaría en aceptar que ellas siempre traen cambios. Algunos de estos no están bajo nuestro control, otros sí; aunque el resultado dependerá de cómo reaccionamos a ellos. Podemos cambiar nuestro modo de pensar, para así percibir y actuar más provechosamente sobre lo que nos sucede. Ejemplo, cuando tenemos un problema o afrontamos una dificultad, en vez de hacer lo que naturalmente hacemos, que es comenzar a quejarnos o a echar la culpa a alguien de ello y resentirnos, nos enfocamos en buscar qué podemos aprender cada uno con lo que sucede, o en revisar de qué modo en lo personal podríamos hacer las cosas de otra forma para superar la dificultad o el problema. Y si aún no lo podemos superar porque hay situaciones que requieren más tiempo u otras condiciones, así al menos es más probable que aprendamos a resolver de verdad muchas cosas, y de paso que maduremos en el proceso.
2. Los barcos grandes usualmente se construyen con secciones modulares herméticas. Cada módulo o compartimento se hace de tal forma que quedan incomunicados entre sí para reducir la posibilidad de hundimiento del barco por inundación, o la propagación de un incendio.
Asimismo deberíamos hacer con el barco de nuestra vida ¿cómo? aprendiendo a aislarnos de la ansiedad producto de situaciones, errores y fracasos que ya ocurrieron, colocándolos en el módulo pasado, así como de los temores del porvenir, confinándolos al departamento futuro. Además, enfocándonos en buscar soluciones reales a los problemas del compartimento presente, aprendiendo a afrontar las situaciones a medida que se van presentando. Si no hacemos todo esto, las preocupaciones pueden hundirnos, como un barco al que penetra el agua.
3. La vida consta de ciclos. Hay etapas donde todo va bien y otras donde todo parece ir mal. Con las primeras no tenemos problemas, pero con las segundas sí, y muchos. A veces las cosas van mal porque cometemos errores o hacemos las cosas mal, y caemos. Aunque según las afrontemos, las caídas pueden llegar a ser para arriba, si estamos dispuestos a aprender: son oportunidades para crecer en fe y ejercitarla, y para conocer de verdad a un Dios vivo, quien nos ama realmente y nos puede ayudar a ser personas diferentes, aptas para afrontar los grandes desafíos de hoy día.
En fin, no asociemos problemas y caídas en la vida con derrotas, sino con ocasiones para avanzar y progresar de verdad.
@viviendovalores
@agusal77
La mayoría de nuestras preocupaciones vienen de dos fuentes: 1. Remordimientos por actuaciones que terminaron mal en el pasado; 2. Temores por lo que pueda traernos el futuro incluso a partir de ahorita.
Algunas reflexiones sobre estos temas:
1. Uno de los grandes aprendizajes de las crisis estaría en aceptar que ellas siempre traen cambios. Algunos de estos no están bajo nuestro control, otros sí; aunque el resultado dependerá de cómo reaccionamos a ellos. Podemos cambiar nuestro modo de pensar, para así percibir y actuar más provechosamente sobre lo que nos sucede. Ejemplo, cuando tenemos un problema o afrontamos una dificultad, en vez de hacer lo que naturalmente hacemos, que es comenzar a quejarnos o a echar la culpa a alguien de ello y resentirnos, nos enfocamos en buscar qué podemos aprender cada uno con lo que sucede, o en revisar de qué modo en lo personal podríamos hacer las cosas de otra forma para superar la dificultad o el problema. Y si aún no lo podemos superar porque hay situaciones que requieren más tiempo u otras condiciones, así al menos es más probable que aprendamos a resolver de verdad muchas cosas, y de paso que maduremos en el proceso.
2. Los barcos grandes usualmente se construyen con secciones modulares herméticas. Cada módulo o compartimento se hace de tal forma que quedan incomunicados entre sí para reducir la posibilidad de hundimiento del barco por inundación, o la propagación de un incendio.
Asimismo deberíamos hacer con el barco de nuestra vida ¿cómo? aprendiendo a aislarnos de la ansiedad producto de situaciones, errores y fracasos que ya ocurrieron, colocándolos en el módulo pasado, así como de los temores del porvenir, confinándolos al departamento futuro. Además, enfocándonos en buscar soluciones reales a los problemas del compartimento presente, aprendiendo a afrontar las situaciones a medida que se van presentando. Si no hacemos todo esto, las preocupaciones pueden hundirnos, como un barco al que penetra el agua.
3. La vida consta de ciclos. Hay etapas donde todo va bien y otras donde todo parece ir mal. Con las primeras no tenemos problemas, pero con las segundas sí, y muchos. A veces las cosas van mal porque cometemos errores o hacemos las cosas mal, y caemos. Aunque según las afrontemos, las caídas pueden llegar a ser para arriba, si estamos dispuestos a aprender: son oportunidades para crecer en fe y ejercitarla, y para conocer de verdad a un Dios vivo, quien nos ama realmente y nos puede ayudar a ser personas diferentes, aptas para afrontar los grandes desafíos de hoy día.
En fin, no asociemos problemas y caídas en la vida con derrotas, sino con ocasiones para avanzar y progresar de verdad.
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