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La nueva normalidad y sus cuatro jinetes

Uno de los impactos de estas fuerzas en las ciencias sociales es la certeza de la insuficiencia de los sistemas clasificatorios convencionales

  • DANIEL ASUAJE

10/03/2021 05:00 am

Una nueva Venezuela ya está instalada entre nosotros pivoteada fuertemente por los efectos de a) las nuevas tecnologías, b) los cambios en el orden mundial, c) el deterioro de nuestra economía e infraestructura física, social, institucional y d) la pandemia. El empuje de estos factores es variable pero el impacto de esta Venezuela emergente en nuestras vidas ya se hace sentir. Nuestra estructura demográfica de forma aproximadamente piramidal abruptamente pasa a ser como una guitarra por el deslave demográfico hecho por la diáspora, predominando las edades más jóvenes y las más avanzadas. Nuestra economía tiene hoy las dimensiones de Panamá, ya no somos un país petrolero, ni con el tejido empresarial de otros tiempos, el crecimiento de nuestra brecha digital no se detiene. La informalidad en los mercados ahora se apuntala y modela bajo el impacto de las nuevas tecnologías y conjuntamente con el cambio de las condiciones económicas se abren oportunidades a quienes sepan responder adaptativamente a los nuevos tiempos.

La disolución de la integridad nacional ha resultado en una institucionalidad que cuesta llamar nacional y pocas organizaciones son entidades con presencia en todo el territorio nacional. Esta nueva circunstancia ha dado lugar a burbujas económicas, políticas, sociales y culturales que coexisten con lo que queda de aquella Venezuela. Nuevos valores y comportamientos crean una nueva diversidad a la cual deben adaptarse no solo mercadólogos sino políticos, hombres de ciencia y el ciudadano de a pie. La policromía social ha devenido en un gris poblacional con más del noventa por ciento de empobrecidos. La polarización política entre rojos y azules ha sido sustituida por la fragmentación del espectro entre política y la no política. Dentro de ambas el surgimiento de nuevas islas de oposiciones, chavistas originarios vs neos, enchufados y desenchufados, apolíticos, no políticos y anti políticos. Cada uno con sus modos de percibir la realidad y formular sus demandas en un espectro que al observarlo nos permite comprender por qué es tan difícil –tanto para el gobierno como a quienes se le oponen- conseguir unificar a su alrededor a porciones significativas del cosmos social.

Es un contexto donde actúan fuerzas que unas veces se suman y otras se anulan entre sí, produciendo, no una, sino muchas realidades que se solapan, compiten, cooperan, sepultan unas a otras con efectos simultáneamente convergentes, divergentes o neutros. La nueva normalidad es una nueva complejidad y no hay una manera única válida de ver las cosas y tan cierto es que ver sentados a Fedecámaras y el gobierno ciertamente significa que ambos se reconocen mutuamente y deciden colaborar “con el enemigo”, obligados a cooperar por la ineficacia de las fuerzas del cambio en producir la transición de régimen y el gobierno en aniquilarlas, como que ninguno por ello renuncia del todo a sus antiguas pretensiones. El gobierno los necesita porque ya no le es suficiente la renta extractiva, los empresarios necesitan condiciones mínimas para producir. Nuevas realidades imponen un nuevo lenguaje y junto al enfrentamiento competitivo o guerrerista se impone la cooperación, surgiendo la competencia y la guerra-pacífica en donde los “peores enemigos” mutan hacia “mejores enemigos” y mientras hablan de acuerdos siguen las fiscalizaciones, por ejemplo, y las actividades opositoras.

Uno de los impactos de estas fuerzas en las ciencias sociales es la certeza de la insuficiencia de los sistemas clasificatorios convencionales, a la pretensión de las tipologías de ser exhaustivas y con categorías mutuamente excluyentes se impone la necesidad de tener un marco categorial con límites difusos para una realidad donde las cosas son lo que son, al mismo tiempo que están dejando de serlo para transformarse en otras entidades. Hoy día un opositor y un oficialista son realidades tan difusas como el dinero o el futuro. Para el hombre común, el científico, el empresario o el político esto significa la carencia de mapas mentales que guíen sin error hacia los destinos porque rutas y destinos se mueven o cambian mientras nos movemos hacia ¿ellos? Certeza e incertidumbre pasan a ser realidades relativas.

Es una situación más afín con el pensamiento paralelo y multidimensional que con las formas lineales y monolíticas de entender y relacionarse con la(s) realidad(es). Actuamos en tableros diversos que comprometen la coherencia, si es que no la tornan en imposible globalmente, pero si posible en cada tablero en particular. Difíciles tiempos estos por sus retos adaptativos, pero lo es más aún por el esfuerzo de comprensión. Nuevos lazos sociales surgen en un contexto donde la solidaridad tiende a dar paso a la primacía de la sobrevivencia individual. Nueva moral y luces se abren paso. No todo será color de rosa y mejor es entender que ellas brindan aromas sin dejar de tener espinas. Saberlo no deja de dar escalofrío.

@signosysenales

dh.asuaje@gmail.com
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