Transcurrido menos de un año desde la declaración de la pandemia Covid-19 por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), ya se han aprobado 10 vacunas diferentes para su uso en varios países del mundo. Pero esta buena noticia no puede aprovecharse a plenitud, debido a que la capacidad instalada de las empresas responsables de su producción no es suficiente para producir las vacunas que necesita la población mundial. En otras palabras, las vacunas son efectivas solo si las personas pueden vacunarse, por ende, el nuevo gran reto que enfrenta el mundo es la desigual distribución de las pocas dosis producidas.

Esta falta de acceso persiste en gran parte del mundo. La mayoría de los países no han comenzado a vacunar a sus poblaciones, en gran parte debido al limitado nivel de producción de vacunas, los desafíos logísticos asociados con la distribución de dosis, así como los retrasos regulatorios. En este sentido, en medio de una pandemia que no termina, la lenta implementación de los planes de vacunación amenaza con socavar los éxitos logrados por las medidas de confinamiento.

Al respecto, los esfuerzos para mejorar el acceso a las vacunas Covid-19 merecen especial atención. El primero es COVAX, una asociación conjunta entre la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Coalición para la Promoción de Innovaciones en pro de la Preparación ante Epidemias (CEPI) y Gavi, The Vaccine Alliance (GAVI).

COVAX representa una colaboración global para luchar contra el nacionalismo de las vacunas y ampliar su disponibilidad. La pandemia seguirá amenazando al mundo y continuará siendo un reto mientras la mayoría de los países no tengan acceso a las vacunas Covid-19. En este orden, casi todas las naciones se han adherido al plan COVAX, lo que da un fuerte impulso a su legitimidad y refuerza la interdependencia inherente a la lucha contra las pandemias globales.

A pesar de este optimismo, COVAX enfrenta tres serios desafíos que podrían limitar su efectividad para los Estados del mundo. Primero, carece de recursos económicos. Si bien ha recaudado 6 mil millones dólares, los líderes de COVAX estiman que requerirán al menos otros 2 mil millones de dólares para lograr sus objetivos. Y, en segundo lugar, la iniciativa debe superar serios obstáculos logísticos asociados con: a) transportar las dosis rápidamente, b) mantener los requisitos de almacenamiento en frío, c) capacitar a suficientes trabajadores de la salud para administrar la vacuna, y d) realizar campañas de información pública que incentiven la participación de la población.

El segundo esfuerzo es la diplomacia de las vacunas, específicamente los esfuerzos que están realizando los gobiernos de India y China. Este tipo de diplomacia la practican los gobiernos que brindan a otros países acceso a las vacunas como parte de una estrategia para generar buena voluntad a nivel internacional.

India, que alberga el 60% de la capacidad de fabricación de vacunas del mundo, y China, que ha desarrollado al menos dos vacunas Covid-19, son países con capacidad instalada para producir masivamente las vacunas y han demostrado estar preparados para colocar las dosis necesarias a disposición de los países del mundo. La principal ventaja de la diplomacia de vacunas desarrollada por India y China es que permite a más personas tener acceso a la vacuna. Pero el mayor desafío que genera es cómo los Estados receptores enfrentan las tensiones geopolíticas generadas por esta diplomacia, principalmente en asuntos relacionados con los temas comerciales, reconstrucción de lazos diplomáticos y confrontación de los movimientos diplomáticos de terceros países.