De Venezuela son varios los símiles que pueden describir su caótica situación actual. Entre los más claro quizás, es el de una motonave de 22 años sin mantenimiento y capacidad para 30 millones de pasajeros que viaja en alta mar sin plan ninguno de navegación ni conocer su destino o puerto final. La tripulación cuestionada que gobierna a la fuerza la nave, trata de mantenerla navegando en círculos sin ir a ningún lado hasta agotarse el combustible, perder la fuerza o ambos. El pasaje disminuido pues 6 millones han huido como han podido hasta saltando por la borda y nadando hacia el puerto seguro más cercano, trata de sobrevivir por el tiempo que duren las caras y escasas existencias a bordo. Agotado el combustible, bastimento y agua, la nave está al garete mientras el hambre y la deshidratación se hacen solas con el pasaje que permanece. A espaldas de este, la tripulación que mantiene sus prebendas de cocina y cuarteles aparte, sigue gozando de todo lo necesario para su bienestar. Aspira a seguir su viaje sin destino, rico, impune e inmune habiéndose reservado en forma exclusiva la vacunación de Covid-19 y los mejores botes salvavidas que solo recibirán en puertos de la égida comunista.

Como sea que sin planes ni planificación, puede nación alguna desarrollarse ni llegar a un destino cierto en un tiempo determinado, puede aseverarse que el progreso de Venezuela y el de los venezolanos está comprometido, al ser su destino actual totalmente incierto. Del cómo y cuando revertir y solucionar esta anomalía, la respuesta única es mediante el cambio más inmediato del liderazgo y de la conducción actualmente equivocada de la nación. Siendo tarea reservada a los líderes libertarios, quienes se han elegido o elegirán ellos mismos para darnos la II Independencia y liberar a Venezuela del Castrocomunismo, para después poder ser elegibles y elegidos a ser gobierno, tendrán para alcanzarla, que diseñar y ejecutar exitosamente un plan de rescate y de progreso de la nación, como esta exige: el Plan Libertario.

Diseñado a manera de servir de columna vertebral del desarrollo definitivo y bienestar de Venezuela, el Plan Libertario es el de la cadena de la ignorancia que permite el yugo dominador. También el de la moral y luces, nuestras primeras necesidades y precisamente por ello tan atacadas. Como plan social porque la gente es primero, no será basado en dádivas sino en trabajo y esfuerzo ciudadano. No más desidia, corrupción, manguareo y burocracia inepta que caracterizan al ‘Socialismo Siglo XXI’ y su “hombre nuevo” inmoral, improductivo y dependiente del Estado, todo un lastre. Ciertamente el Plan Libertario es uno liberal, que propenderá al más deseable equilibrio entre Estado y libre mercado, para atraer y retener la inversión nacional y foránea.

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