“Blanca luna, blancas
Flores del peral, La Vía Láctea
Blanca a través del cielo.
Un pájaro ignorante
repite y repite su canto,
Sin darse cuenta
De la pena de la primavera.
Estar demasiado consciente es una enfermedad;
Me mantiene despierto toda la noche”.
“Estar Consciente” YI CHO-NYON (1269-1343)

Con “Estar Consciente”, poema del coreano Yi Chon Nyon, se evidencia que el transitar por el camino de la verdad implica el dolor de estar consciente. La confianza en estar o no consciente nos conduce como sujetos cognoscentes por la razón principal de la conducta humana, cuya inmanencia es el amor por lo que hacemos. Las preocupaciones y ocupaciones del sujeto cognoscente descansan en la capacidad que él mismo, como ser material, cultive en su condición de ser consciente. Todo circunda sobre rededor, alrededor y sub rededor, porque se busca con ambición y esmero la trascendencia, como forma y dinámica consciente del propio trabajo de pensar.

Nada fácil, ya que, implica el ejercicio de comprender lo que esta fuera, comprendiendo lo que está dentro. Con sorpresa se descubren ideas, hipótesis, enfoques, que conducen a preguntas y respuestas acerca del deseo de desaprender lo que se ha aprendido. Porque, estar consciente da la oportunidad de combinar lo que existe con lo que puede crearse. No se niega la esencia de lo clásico, fue y es la base de la ciencia. Porque a ello le importó, estar consciente de la realidad, del objeto, del sujeto, pero, sobre todo de la necesidad de responder a asuntos que aquejaban la vida humana.

Los acuerdos y desacuerdos aparecieron cuando fue necesario una nueva respuesta frente a la nueva realidad. Lo humano no es constante, muta, cambia y se transforma. Con ello, la mente actúa de la misma manera, aunque, con el principio de la inmanencia la mente solo podrá alcanzar algún objeto producto de sus propias ideas y representaciones. Es así que, construir ciencia no depende únicamente de lo que la mente evidencia como objeto. Ya que construir ciencia representa un ejercicio que trascienda al pensamiento humano. No se trata de pensar las cosas, sino pensar sobre el pensar. Al lograrlo, el sujeto cognoscente podrá ayudar a su propia esencia, a su propia interpretación, a su propio ejercicio de creación en el que es consciente de lo que tiene y de lo que podrá alcanzar.

También este ejercicio implica unir el camino del pensamiento con el camino de la praxis como esencia de la confrontación. Porque nada existe si no se aplica. Si la aplicabilidad no existe no tiene sentido lo creado, porque será estéril, incapaz de avanzar, actuar y decidir. Allí el Estar Consciente muta a la sabiduría, es decir, saber hacer con el conocimiento creado.

Ciertamente, cada uno como individuo pensante posee una memoria, un recuerdo, una visión acerca del objeto y de él mismo como objeto y sujeto de pensamiento, sin embargo, esa memoria no tiene sentido o no encuentra orientación si no reconoce que podrá hacer con lo que tiene. De esta manera no entendería el conocimiento. Estar Consciente implica reconocer lo que se puede y debe hacer, pero no limitado a las explicaciones y sus métodos, porque Estar Consciente es la esencia que motiva la existencia.

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