Los muchachos de la Cruz Roja
A Venezuela, este movimiento llega de la mano del comerciante inglés Sir Vicent K. Barrington, quien estuvo en nuestro país entre 1893 y 1896 como representante de la Harbour Corporation
La Cruz Roja es un movimiento humanitario inspirado en el principio de solidaridad que debe existir entre todos los seres humanos. Como organización, su misión de “proteger la vida y la salud, así como hacer respetar a la persona humana”, se forjó en el escenario de la guerra de liberación del Piamonte italiano contra el dominio de Austria, conflicto que culminó con la unificación de la nación italiana en 1861.
En aquel teatro de guerra, la ciudad de Ginebra estuvo involucrada y fue allí, entre 1863 y 1864, donde se fundó la Cruz Roja, a partir del plan de sociedades de socorro a favor de los heridos en combate que Henry Dunant presentó en la Sociedad de Utilidad Pública que funcionaba en esa ciudad europea.
Para Dunant, autor del libro Un recuerdo de Solferino, aquella batalla le había dejado una fuerte impresión y “...la idea, vaga al principio, de la urgencia y de la posibilidad de conseguir la inviolabilidad permanente de los heridos y para aquellos que le presten socorro.” Es decir, respetar la vida de un ser humano en peligro y a quien lo socorre. Con esa esperanza nació la Cruz Roja, en la Conferencia de Ginebra, reunida en el Ateneo de esa bella ciudad suiza, cuna de J.J. Rousseau.
A Venezuela, este movimiento llega de la mano del comerciante inglés Sir Vicent K. Barrington, quien estuvo en nuestro país entre 1893 y 1896 como representante de la Harbour Corporation, para la construcción de “un puerto en la rada de La Guiara”. Pero no es por eso que su nombren ha quedado grabado en nuestra historia, sino por las gestiones que hizo para incorporar a Venezuela a la Asociación de la Cruz Roja, contando para ello, con el apoyo de la Cámara de Comercio de Caracas y del Presidente de entonces, general Joaquín Crespo.
La escogencia de 1895 tiene que ver con el natalicio del general Antonio José de Sucre por un dato poco conocido entre nosotros. Sucre, con los tratados de Trujillo de 1820 y la Capitulación de Ayacucho, de 1824, de los cuales fue su redactor, ha sido considerado fundador del Derecho Internacional Humanitario. Los principios que orientan a la Cruz Roja, en cierto modo, están presentes en aquellos documentos. Valdría la pena releerlos en esta hora de ira y enfrentamiento que consume a los venezolanos, para poder enfrentar con éxito la crisis que nos amenaza como pueblo y como nación.
Pues bien, el 30 de enero de 1895, quedó constituida la Sociedad Venezolana de la Cruz Roja, con una Junta Promotora encabezada por el Dr. Agustín Aveledo, ingeniero, doctor en filosofía y educador, fundador en 1878 del Asilo de Huérfanos de Caracas; junto al banquero Juan Esteban Linares, fundador del Hospital de Niños de Caracas, y el Dr. Francisco Antonio Rísquez, médico y vicerrector de la Universidad Central de Venezuela. Al constituirse el primer Consejo Supremo, quedó electo presidente el Dr. Rafael Villavicencio, quien ese momento ocupaba la Rectoría de la UCV.
1898 es un año de guerra, cuando el país vive la sublevación del general José Manuel Hernández y la invasión por el estado Táchira del general Cipriano Castro, quien al mando de la Revolución Restauradora toma el poder en 1899. En un país afectado por la guerra civil, la Cruz Roja tenía mucho que hacer. Sin embargo, Castro, en abierta hostilidad con el Dr. Villavicencio, lo obliga a renunciar al rectorado de la Universidad y a tomar el camino del exilio, lo cual afectó las actividades de la organización en esos primeros años del siglo XX. Pero esta situación cambia con la llegada al país, en 1918, de la llamada “Gripe Española”. La lucha contra esta mortífera enfermedad, le dio nuevos bríos a la Cruz Roja, esta vez de manos de los estudiantes de medicina de la UCV, quienes a través del Consejo Federal de Estudiantes organizaron campañas de socorro a nivel nacional, activando nuevamente a la Cruz Roja venezolana.
En aquel país rural, diezmado por la guerra y sin servicios de salud adecuados, aquellos muchachos levantaron la bandera de la Cruz Roja para forjar un movimiento social neutral, confiable y seguro, dirigido a atender a los enfermos, más allá de su condición política o situación social. Fue un bautismo de fuego para una institución que cien años después, enfrenta retos parecidos, en un país dividido políticamente, con una precaria infraestructura de salud y una población inerme y desconfiada, amenazada por la pandemia del COVID 19. Frente a este reto, la Cruz Roja venezolana, es mucho lo que puede hacer. Para ello cuenta con la confianza ganada en cien años de historia y del recuerdo de aquellos muchachos de la Cruz Roja, jóvenes estudiantes de la UCV, que en 1918 salieron a combatir por la salud de todos los venezolanos.
En aquel teatro de guerra, la ciudad de Ginebra estuvo involucrada y fue allí, entre 1863 y 1864, donde se fundó la Cruz Roja, a partir del plan de sociedades de socorro a favor de los heridos en combate que Henry Dunant presentó en la Sociedad de Utilidad Pública que funcionaba en esa ciudad europea.
Para Dunant, autor del libro Un recuerdo de Solferino, aquella batalla le había dejado una fuerte impresión y “...la idea, vaga al principio, de la urgencia y de la posibilidad de conseguir la inviolabilidad permanente de los heridos y para aquellos que le presten socorro.” Es decir, respetar la vida de un ser humano en peligro y a quien lo socorre. Con esa esperanza nació la Cruz Roja, en la Conferencia de Ginebra, reunida en el Ateneo de esa bella ciudad suiza, cuna de J.J. Rousseau.
A Venezuela, este movimiento llega de la mano del comerciante inglés Sir Vicent K. Barrington, quien estuvo en nuestro país entre 1893 y 1896 como representante de la Harbour Corporation, para la construcción de “un puerto en la rada de La Guiara”. Pero no es por eso que su nombren ha quedado grabado en nuestra historia, sino por las gestiones que hizo para incorporar a Venezuela a la Asociación de la Cruz Roja, contando para ello, con el apoyo de la Cámara de Comercio de Caracas y del Presidente de entonces, general Joaquín Crespo.
La escogencia de 1895 tiene que ver con el natalicio del general Antonio José de Sucre por un dato poco conocido entre nosotros. Sucre, con los tratados de Trujillo de 1820 y la Capitulación de Ayacucho, de 1824, de los cuales fue su redactor, ha sido considerado fundador del Derecho Internacional Humanitario. Los principios que orientan a la Cruz Roja, en cierto modo, están presentes en aquellos documentos. Valdría la pena releerlos en esta hora de ira y enfrentamiento que consume a los venezolanos, para poder enfrentar con éxito la crisis que nos amenaza como pueblo y como nación.
Pues bien, el 30 de enero de 1895, quedó constituida la Sociedad Venezolana de la Cruz Roja, con una Junta Promotora encabezada por el Dr. Agustín Aveledo, ingeniero, doctor en filosofía y educador, fundador en 1878 del Asilo de Huérfanos de Caracas; junto al banquero Juan Esteban Linares, fundador del Hospital de Niños de Caracas, y el Dr. Francisco Antonio Rísquez, médico y vicerrector de la Universidad Central de Venezuela. Al constituirse el primer Consejo Supremo, quedó electo presidente el Dr. Rafael Villavicencio, quien ese momento ocupaba la Rectoría de la UCV.
1898 es un año de guerra, cuando el país vive la sublevación del general José Manuel Hernández y la invasión por el estado Táchira del general Cipriano Castro, quien al mando de la Revolución Restauradora toma el poder en 1899. En un país afectado por la guerra civil, la Cruz Roja tenía mucho que hacer. Sin embargo, Castro, en abierta hostilidad con el Dr. Villavicencio, lo obliga a renunciar al rectorado de la Universidad y a tomar el camino del exilio, lo cual afectó las actividades de la organización en esos primeros años del siglo XX. Pero esta situación cambia con la llegada al país, en 1918, de la llamada “Gripe Española”. La lucha contra esta mortífera enfermedad, le dio nuevos bríos a la Cruz Roja, esta vez de manos de los estudiantes de medicina de la UCV, quienes a través del Consejo Federal de Estudiantes organizaron campañas de socorro a nivel nacional, activando nuevamente a la Cruz Roja venezolana.
En aquel país rural, diezmado por la guerra y sin servicios de salud adecuados, aquellos muchachos levantaron la bandera de la Cruz Roja para forjar un movimiento social neutral, confiable y seguro, dirigido a atender a los enfermos, más allá de su condición política o situación social. Fue un bautismo de fuego para una institución que cien años después, enfrenta retos parecidos, en un país dividido políticamente, con una precaria infraestructura de salud y una población inerme y desconfiada, amenazada por la pandemia del COVID 19. Frente a este reto, la Cruz Roja venezolana, es mucho lo que puede hacer. Para ello cuenta con la confianza ganada en cien años de historia y del recuerdo de aquellos muchachos de la Cruz Roja, jóvenes estudiantes de la UCV, que en 1918 salieron a combatir por la salud de todos los venezolanos.
enfoques14@gmail.com
@reinaldorrojashistoriador
@reinaldorrojashistoriador
Siguenos en
Telegram,
Instagram,
Facebook y
Twitter
para recibir en directo todas nuestras actualizaciones