En días recientes una “borrasca” sorprendió al territorio español; la nieve colapsó Madrid y paralizó media España.

Si bien es cierto que los creyentes no debemos cuestionarnos los fenómenos naturales, este evento nos deja una reflexión muy interesante: los planes de emergencia han resultado desastrosos e insuficientes, habiendo desbordado todas las capacidades materiales de los distintos organismos, dejando a la población casi a la deriva. Lo peor del asunto fue la falta de coordinación de quienes gobiernan, muchos de ellos vistos en mitad de la debacle haciendo muñequitos de nieve y/o esquiando en la Gran Vía. ¡Por favor!

La fotografía de la España actual es similar a la de una de las escenas de la película “Titanic”, cuando vemos que el barco se está hundiendo y los violinistas siguen tocando su música.

Resulta vergonzoso, haber visto por más de una semana, uno de los aeropuertos más modernos del mundo, que hasta hace poco era orgullo de los españoles, prácticamente cerrado por hielo, y que la única solución que se tenía a mano era la de rezar, o recurrir a brujos, y/o chamanes para que atrajeran la lluvia y así poder deshielar las pistas.

El verdadero quid del asunto es que los empleados de la empresa encargada de realizar el mantenimiento a las pistas de ese aeropuerto se encuentran amparados bajo una figura legal de paro, lo que en España se conoce como “ERTE” (Expediente de Regulación Temporal de Empleo) , y bueno que les importa a los sindicatos una emergencia como está, es la típica mentalidad comunistoide. En cualquier país, con decencia política y donde los que gobiernan trabajan de verdad por su gente ésto no ocurre. Seriamente, muchas veces se extraña al “caudillo”, a ese que tienen paseando de cementerio en cementerio y hasta que no lo regresen al Valle de los Caídos -como bien dice mi amigo Juanito-, España estará condenada a una racha de mala suerte porque, "de que vuelan, vuelan".

Era inimaginable pensar en un aeropuerto como Barajas sin aviones y lo peor es que no pasa nada; no hay dimisión de ningún ministro, no se señala la responsabilidad de ningún sindicato, simplemente porque esto ya es parte de algo que se llama “socialismo”, que nos acostumbrará ver cosas tan normales como, por ejemplo: hospitales sin médicos, ministros sin ninguna instrucción, un vicepresidente con mala presencia y mucho resentimiento -pero viviendo en medio de gran lujo-, políticos vacunados, rodeados de múltiples comodidades y ancianos falleciendo de mengua; del otro lado un pueblo en medio del sufrimiento.

Quienes gobiernan España en este momento la llevan a años de retraso en todos los aspectos pues piensan que arruinándola, atacando a la Monarquía, apoyando el separatismo, promoviendo una republica y empobreciendo a su gente se podrán atornillar en el poder, pero se equivocan: a los españoles todavía nos sobra moralidad, y también pantalones, para quitar y poner presidentes.

Pablito Iglesias, ésto va sobre todo por tí: ¡Olé, olé y Olé! Mientras tanto el Pedrito aplaude, literalmente, porque ese pan y circo por ahora le resulta.