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Nueva respuesta

Es posible que nuestra respuesta al desastre, pueda tener un componente original y propio. Alimentar la esperanza nunca es tarea redundante

  • JOSÉ ANTONIO GÁMEZ E.

30/12/2020 05:00 am

“Lo que nos enseña la historia es que el grado de destrucción desatado por una pandemia, no explica como la pandemia es vista y experimentada por las personas y la sociedad. Cómo es experimentado el desastre y que tan duramente impacta a la sociedad, es también consecuencia de cómo la comunidad responde al mismo. En definitiva, cómo la sociedad responde a un desastre similar a una epidemia de gripe, es lo que determina su legado en el futuro a largo plazo.” (Frank Furedi; A disaster without precedent; Spiked 20th March 2020)

Los venezolanos en estos últimos 20 años de historia, hemos tenido que enfrentar grandes catástrofes. Sin duda, la menor de todas es la pandemia del Covid-19. Si a nivel global realizaran un ranking de resistencia frente a los desastres, no cabe duda que estaríamos entre los primeros rankeados. Los que vivimos en esta tierra de gracia, sabemos de sobra a qué nos referimos. No se necesita demostración para lo evidente.

Pero no podemos situarnos al margen de las calamidades, que atañen al mundo en general. Los argumentos que siguen por tanto aplican, tanto a lo global como a lo local. Teniendo en cuenta que la reacción fruto de un conocimiento regional, puede tener un impacto mayor que lo que se pretende aplicar a escala mundial. Cuando un mal se perpetua es consecuencia de la acción del que lo produce y de la pasividad de quien lo padece. Nuestra primera gran tragedia nacional, comenzó con el escapismo. La negación conciente e intencional de nuestra identidad.

Conviene recordar las palabras teólogo y escritor Fulton Sheen: “El escapismo es la forma de vencer la sensación de completa esterilidad y futileza. El egoísmo se oculta bajo un lenguaje de humanitarismo y filantropía, pero no hay amor porque no hay sacrificio del ego; hay una actividad incesante, pero no alegría; hay filantropía, pero no paz “interior; hay una conciencia social, pero no una conciencia individual; y hay comunismo en el orden social, porque primero hay ateísmo en el corazón humano.”

La cultura
“Hacia 1932, en una de las tempranas discusiones sociológicas sobre el sentido de los desastres, Lowell Juilliard Carr argumentaba, que el cómo una comunidad reacciona frente a un desastre es determinado probablemente por su cultura, su moral, su liderazgo, y por la velocidad, el alcance, la complejidad y la violencia de la catástrofe en sí misma. Carr reconocía que el carácter del desastre y su grado de destrucción, por supuesto que juegan un papel crucial en la forma de la repuesta pública al mismo. Pero insistía que esta respuesta era mediada también por un sistema de significados, normas, instituciones y liderazgo en la comunidad misma”

No es vana la insistencia del sociologo, sobre la importancia de la cultura dentro de la respuesta a una calamidad. Cultura que sin duda es comportamiento primario, pero especialmente dentro de este contexto, se refiere a la trasmisión consiente de logros, méritos, invenciones, trabajos y creaciones, como colectivo. Nunca insistiremos suficiente en lo original de nuestra cultura mestiza. Su alcance y arraigo popular sigue vigente. El olvido y descuido por parte de nuestro liderazgo de esta carga y herencia, explica parcialmente lo débil de nuestras respuestas.

Tenemos una oportunidad renovada al finalizar el año de examinar nuestra participación. Es posible que nuestra respuesta al desastre, pueda tener un componente original y propio. Alimentar la esperanza nunca es tarea redundante.

El miedo
Pocas pasiones paralizan y disminuyen más a los individuos, que el miedo. De hecho, el escapismo como actitud colectiva comenzó, cuando el miedo se apoderó del ánimo de la clase dirigente. Las personas no pueden situarse al margen de su tierra y de su gente para enfrentarlo ¿Los tiempos se han hecho duros o nosotros nos hemos hecho blandos? Para la antigüedad clásica estaba claro: ser persona significaba ser fuerte, virtuoso. Posteriormente, esa visión que partía de la fortaleza física y llegaba a la rectitud moral, fue modelada y elevada por la idea de un futuro trascendente. De cualquier forma para nosotros; postmodernos de pensamiento débil, la respuesta no acaba de alcanzar un grado confiable de intensidad. Nos falla la memoria y nos confunde la emoción.

“A partir de mi investigación de cómo funciona el miedo, he llegado a la conclusión que la más importante influencia sobre el miedo la ejerce la dramática redefinición del concepto de la condición de persona, o qué significa ser persona. Diferentes culturas en diferentes épocas han contrastado visiones sobre la condición de persona. Estos diferentes abordajes sobre cuestiones cómo si una persona es vista como agente a cargo o es el destino de él o ella el que está a cago; o ser visto como un ser incapaz de ejercer su autonomía. El significado de la condición de persona también aborda la cuestión de cuánto dolor o distress espera la sociedad que un individuo soporte”. Feliz año nuevo.

jagamez@icloud.com
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