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2020: Una reflexión obligatoria

2021 hereda un reto global sin precedentes: la vacunación masiva de millones de personas, manteniendo los más altos estándares de seguridad y eficacia bajo el apremio de estar contrareloj...

  • JULIO CÉSAR PINEDA

24/12/2020 05:05 am

Desafiante, retador, etéreo, drástico, complejo, ambiguo, e iracundo son algunos de los adjetivos que bien podríamos utilizar al intentar aproximarnos a un balance del año 2020. En particular la agenda global ha estado marcada por la conflictividad y la confrontación, bajo la sombra permanente del Covid-19, que, si bien no se apega a la conceptualización de Taleb de ser un cisne negro, al ser su realidad fenomenológica “esperable” dada las condiciones de globalización que vivimos, es parte de aquello que los griegos bautizaron el devenir intrínseco a la modalidad accidental del ser y del acontecer, y al azar ontológico. La dinámica global cambió, éticamente, radicalmente, fenómenos como el teletrabajo, el confinamiento, asilamiento o el distanciamiento social, irrumpieron brutalmente en nuestra cotidianidad. La existencia de condiciones objetivas previas, como crisis políticas a escala global, el cambio climático, la desigualdad social o la crisis económica mundial que ya se vaticinaba, se han sumado al fenómeno pandémico dando origen a una suerte de tormenta perfecta. Hasta las democracias más consolidadas no han estado exentas de traumatismos importantes; preocupa especialmente en la región, la situación chilena, donde 2021 iniciará con un reto histórico: la redacción de una nueva constitución, de un nuevo pacto social, que deberá sostener la legitimidad y dinámica social durante las próximas décadas. Las protestas multitudinarias no se han subordinado a las recomendaciones sanitarias en todo el mundo; convulsiones constantes han experimentado epicentros geopolíticos globales de Norte a Sur: desde Washington D.C hasta Nairobi; desde Minsk hasta Lagos; de Varsovia hasta La Paz; reafirmando una vez un hecho inexorable a nuestra condición humana: el cambio social y la historia entendida como una permanente lucha por la reivindicación de la dignidad humana. 

2020 fue también un año eminentemente electoral. Estados Unidos, Chile, Bolivia, Rumania, Polonia, Rusia, Irán y Kuwait, son algunos de los países que se han encontrado, pese a al pandemia, con las urnas electorales. El vector conductor: la reafirmación de la voluntad democrática y la aspiración inscrita en el pensamiento ilustrado francés de libertad, igualdad y fraternidad. Las elecciones estadounidenses han expresado una vez más la preponderancia e influencia de la dinámica política en las más altas esferas de poder de Washington D.C. en la agenda global y su reafirmación como epicentro mundial de poder; a su vez, los comicios presidenciales celebrados el pasado 3 de noviembre, han suscitado la curiosidad y el interés una vez más por el sistema electoral norteamericano que desde los “caucus” tiende a lo confuso, heterogéneo, sin una legislación uniforme ni una autoridad central, cuyos resultados son un claro reflejo de un fenómeno histórico multidimensional que podríamos definir como el realineamiento del sistema global. Esto significa la modificación de los patrones de votación, la redistribución de las bases electorales, la modificación de los consensos y posicionamientos ideológicos, el reacomodo de las élites, cambios en la formación y configuración de los grupos de poder extra partidistas, la transformación de los sistemas de intereses de los diferentes sectores sociales, el reordenamiento de las prioridades de los distintos actores políticos y el reajuste de las formas de participación política a una escala global que nos advierte el inicio de una nueva era marcada por el desorden mundial. 

2021 hereda un reto global sin precedentes: la vacunación masiva de millones de personas, manteniendo los más altos estándares de seguridad y eficacia bajo el apremio de estar contrareloj. Al igual que la OMS, nos esperanza los recientes anuncios de farmacéuticas como Pfizer y BioNTech, Moderna, Oxford y AstraZeneca, entre otras compañías, que ejemplifican que a problemas globales sólo se pueden optar por soluciones globales, siendo sus resultados fruto de la cooperación tecnológica, científica y económica internacional, alejado de las confrontaciones y las falsas fronteras ideológicas que dividen al mundo. 

En 2021 el mundo debe seguir enfrentado el populismo, esta amalgama de concepciones políticas, que ha ganado espacios a lo largo del globo terráqueo. En alianza, sus amigos más cercanos, la antipolítica y la posverdad. El triunfo de Biden y Harris tiene un reto inicial: reconciliar a una nación divida, polarizada y seducida por los avatares de la antipolítica. Son múltiples los temas de interés global que marcarán el acontecer global de 2021: el cambio climático y la necesidad imperiosa de retomar con fuerza lo pactado en el Acuerdo de París; la coordinación con la Organización Mundial de la Salud; el Acuerdo Nuclear Iraní; las relaciones transatlánticas, tanto a nivel Washington D.C-Bruselas como EEUU-OTAN debilitadas drásticamente durante la administración Trump, y muchos otros issues, como las relaciones con América Latina; las comerciales con China; la democracia, especialmente en América Latina, y en particular los venezolanos nos enfrentamos a un desafío histórico nacional, a saber, continuar en nuestra lucha por la defensa del territorio Esequibo, que es en definitiva un tema de Estado. Entremos pues en 2021 con la esperanza de un futuro mejor y la convicción de un mejor mañana. 
 
jcpineda01@gmail.com
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