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¡Acepta tu regalo!

Cuando das, recibes porque a quien das forma parte de ti, de tu sistema, de tu familia, de tu comunidad, de tu país, e inevitablemente su recibir, es el tuyo, incluso aunque no lo aceptes.

  • ARGENIS ALEXANDER ANGULO

23/04/2021 05:02 am

¡Qué absurda cultura transaccional! Hemos diseñado todos nuestros sistemas para el “toma y dame”, para cobrar y pagar, una y otra vez. A todo le asignamos valor, incluso emocional, y formar parte del sistema exige aceptarlo y gerenciarlo.

Ahora, si en efecto vivimos en un mundo de correspondencia, en el que gracias a nuestra cultura popular queda claro que “amor con amor se paga” como diría Jorge Negrete, y que “golpe con golpe” también, como afirmaría Pastor López, hemos de estar atentos a lo que damos porque será lo que recibiremos. Y entonces mejor comenzar a dar para recibir de los otros, de los clientes, de los socios, de la pareja, de la comunidad o del mismísimo universo, aquello que deseamos recibir. 

Suena muy bien… Sin embargo, insisto, hoy me resulta tontamente transaccional… Pues el que da esperando recibir algo a cambio parte de la premisa de que carece de algo que necesita. 

Así, en un planeta tan extraordinariamente abundante, las necesidades son absurdamente extraordinarias; en mercados de posibilidades gigantescas, hay organizaciones cerrando caminos a otras; y en familias cercanas, hay miembros que deciden no contribuir con intereses comunes pues estiman que no recibirán nada en correspondencia.
 
Es decir, parece mucho mejor y lógico adueñarnos, custodiar, preservar y acumular aquello que, teniéndolo, nos hace temer la carencia, ante la posibilidad cierta de perderlo. 

Entonces aprendimos que dar y recibir son cosas, conceptos, procesos distintos… De manera que el recibir se condiciona al dar. Y procurando trascender semejante premisa, en ciertos espacios “evolucionamos” gracias a la invitación casi “sacrificada” de “dar sin esperar recibir nada a cambio”, en una renuncia consciente a lo que se merece, y a lo que naturalmente corresponde.

¡Dar y recibir no son asuntos distintos! No es posible separarlos. El que da recibe en el mismísimo acto de dar. Mínimo recibe la satisfacción que además se incrementa en esa jugarreta de “no esperar nada a cambio”.
 
Pero ni siquiera es a eso a lo que me refiero. Cuando das, recibes porque a quien das forma parte de ti, de tu sistema, de tu familia, de tu comunidad, de tu país, e inevitablemente su recibir, es el tuyo, incluso aunque no lo aceptes. 

liderazgo@argenisangulo.com


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