Política del salitre y odio
Los controles, desde luego, no detuvieron la inflación, pero sí agravaron la escasez y los costos siguieron escalando, lo que afectó seriamente la rentabilidad empresarial
Desde hace dos décadas el sector industrial y comercial fue afectado por la insuficiencia de materias primas y bienes de capital y por un inadecuado diseño político, la capacidad para ofrecer bienes y servicios del sector productivo de la economía venezolana fue sensiblemente lastimada por la asfixia regulatoria y confiscatoria de medios de producción asociadas al proyecto Revolucionario diseñado originalmente por el súper ministro, Jorge Giordani, que plasmaron la nacionalización de todos aquellos sectores considerados estratégicos de la economía nacional. Hoy culpa a otros de la política del salitre que destruyo y pudrió el aparato productivo del país.
Ya desde su mismo primer periodo de reinado Giordani (1999-2014), decidió establecer una relación con el sector privado basada en un discurso desafiante, en el recurso arbitrario. Por otra parte, el capital nacional comenzaba a percibir al gobierno de turno no solo como insensible a las necesidades del sector productivo nacional, sino además como promotor de una agenda de reformas muy amenazantes a la propiedad, a la seguridad jurídica y a la rentabilidad esperada de la iniciativa privada. Se fraguaba entonces un ambiente de percepciones mutuas negativas donde el espacio de conflicto se ampliaba. Decidido a imponer una agenda global de reformas, con una habilitación especial concedida por el Parlamento, Giordani logró imponer en noviembre de 2001 un conjunto de 49 nuevas leyes y reformas que cruzaban transversalmente áreas que iban desde el sector de hidrocarburos hasta los impuestos, pasando por una nueva ley que regulaba la vida de las instituciones financieras y la tenencia y el uso de la tierra. Sin embargo, decidió intervenir más decisivamente sobre la propiedad y el control del sector productivo nacional. En el llamado Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación para el periodo 2007-20114, Jorge Giordani, plasmó la nacionalización de todos aquellos sectores considerados estratégicos de la economía nacional.
La frenética toma de propiedades empresariales y predios privados no solo generó pasivos para el Estado venezolano, sino que, además, cuando hubo desembolsos, los recursos gastados no representaron reproducción productiva alguna. La mayor parte de estas nuevas aventuras empresariales a cargo del Estado terminaron en grandes fracasos. Los pésimos resultados obtenidos en materia de producción agrícola se explican por la baja rentabilidad, la escasez de insumos a precios subsidiados o regulados, las menores inversiones debido a la incertidumbre, los controles, la inseguridad jurídica y personal y el poco respeto por los derechos de propiedad privada.
Los controles, desde luego, no detuvieron la inflación, pero sí agravaron la escasez y los costos siguieron escalando, lo que afectó seriamente la rentabilidad empresarial. A decir verdad, el sistema de controles, tallado en la Ley de Precio Justo, no solo trajo mortalidad empresarial y menor producción en las unidades productivas sobrevivientes, sino que además terminó consolidando el cuadro de escasez y la promoción de mercados negros y el contrabando. Con la desaparición de unidades empresariales, las cadenas productivas han quedado rotas. Con precios altamente distorsionados y alejados de la estructura de costos, los mercados y los precios perdieron su capacidad de proveer información y asignar recursos e inversiones.
Giordani, uno de los más cercanos colaboradores del fallecido ex presidente Chávez (1999-2014), artífice del colapso económico de Venezuela siempre fue figura central de los equipos oficiales durante 15 años, fue destituido del ministerio de Planificación. Y fue despedido de su reinado el 18 de junio 2014.
El despido fue interpretado por algunos analistas como un paso adelante del sector pragmático en momentos que Venezuela cuya única fuente de divisas es el petróleo y que importa casi todo lo que consume soportando en esos días los embates de una inflación mundialmente sin precedente, aguda escasez de alimentos y medicinas y una cesación de pagos selectiva frente a acreedores comerciales.
En su artículo publicado, Giordani señala que, desde el agravamiento de la salud de Chávez, en diciembre de 2012, empezó a perfilarse “una nueva propuesta”, y el gobierno comenzó a ceder ante los sectores privados. La política frente a los agentes privados es al menos confusa y las presiones de esos agentes parecen abrir camino a la reinstalación de mecanismos financieros capitalistas. A la luz de estos hechos surge una clara sensación de vacío de poder en la presidencia de la República”, escribió.
En fin, haciendo un balance, después de la gestión del genial ministro Jorge Giordani encontramos el origen de una profunda depresión, la pérdida del potencial productivo de Venezuela se explica no solo por el falta de divisas y la pérdida de competitividad generada por su política ciega y espinosa y Una política explícita de control de los medios de producción a través de las nacionalizaciones y expropiaciones que generó profundos cuellos de botella rompiendo los eslabones claves de numerosas cadenas productivas, mientras que las políticas de controles de precios, márgenes, producción, distribución e inventarios propiciaron la escasez y la desinversión.
@eccioleonr
Ya desde su mismo primer periodo de reinado Giordani (1999-2014), decidió establecer una relación con el sector privado basada en un discurso desafiante, en el recurso arbitrario. Por otra parte, el capital nacional comenzaba a percibir al gobierno de turno no solo como insensible a las necesidades del sector productivo nacional, sino además como promotor de una agenda de reformas muy amenazantes a la propiedad, a la seguridad jurídica y a la rentabilidad esperada de la iniciativa privada. Se fraguaba entonces un ambiente de percepciones mutuas negativas donde el espacio de conflicto se ampliaba. Decidido a imponer una agenda global de reformas, con una habilitación especial concedida por el Parlamento, Giordani logró imponer en noviembre de 2001 un conjunto de 49 nuevas leyes y reformas que cruzaban transversalmente áreas que iban desde el sector de hidrocarburos hasta los impuestos, pasando por una nueva ley que regulaba la vida de las instituciones financieras y la tenencia y el uso de la tierra. Sin embargo, decidió intervenir más decisivamente sobre la propiedad y el control del sector productivo nacional. En el llamado Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación para el periodo 2007-20114, Jorge Giordani, plasmó la nacionalización de todos aquellos sectores considerados estratégicos de la economía nacional.
La frenética toma de propiedades empresariales y predios privados no solo generó pasivos para el Estado venezolano, sino que, además, cuando hubo desembolsos, los recursos gastados no representaron reproducción productiva alguna. La mayor parte de estas nuevas aventuras empresariales a cargo del Estado terminaron en grandes fracasos. Los pésimos resultados obtenidos en materia de producción agrícola se explican por la baja rentabilidad, la escasez de insumos a precios subsidiados o regulados, las menores inversiones debido a la incertidumbre, los controles, la inseguridad jurídica y personal y el poco respeto por los derechos de propiedad privada.
Los controles, desde luego, no detuvieron la inflación, pero sí agravaron la escasez y los costos siguieron escalando, lo que afectó seriamente la rentabilidad empresarial. A decir verdad, el sistema de controles, tallado en la Ley de Precio Justo, no solo trajo mortalidad empresarial y menor producción en las unidades productivas sobrevivientes, sino que además terminó consolidando el cuadro de escasez y la promoción de mercados negros y el contrabando. Con la desaparición de unidades empresariales, las cadenas productivas han quedado rotas. Con precios altamente distorsionados y alejados de la estructura de costos, los mercados y los precios perdieron su capacidad de proveer información y asignar recursos e inversiones.
Giordani, uno de los más cercanos colaboradores del fallecido ex presidente Chávez (1999-2014), artífice del colapso económico de Venezuela siempre fue figura central de los equipos oficiales durante 15 años, fue destituido del ministerio de Planificación. Y fue despedido de su reinado el 18 de junio 2014.
El despido fue interpretado por algunos analistas como un paso adelante del sector pragmático en momentos que Venezuela cuya única fuente de divisas es el petróleo y que importa casi todo lo que consume soportando en esos días los embates de una inflación mundialmente sin precedente, aguda escasez de alimentos y medicinas y una cesación de pagos selectiva frente a acreedores comerciales.
En su artículo publicado, Giordani señala que, desde el agravamiento de la salud de Chávez, en diciembre de 2012, empezó a perfilarse “una nueva propuesta”, y el gobierno comenzó a ceder ante los sectores privados. La política frente a los agentes privados es al menos confusa y las presiones de esos agentes parecen abrir camino a la reinstalación de mecanismos financieros capitalistas. A la luz de estos hechos surge una clara sensación de vacío de poder en la presidencia de la República”, escribió.
En fin, haciendo un balance, después de la gestión del genial ministro Jorge Giordani encontramos el origen de una profunda depresión, la pérdida del potencial productivo de Venezuela se explica no solo por el falta de divisas y la pérdida de competitividad generada por su política ciega y espinosa y Una política explícita de control de los medios de producción a través de las nacionalizaciones y expropiaciones que generó profundos cuellos de botella rompiendo los eslabones claves de numerosas cadenas productivas, mientras que las políticas de controles de precios, márgenes, producción, distribución e inventarios propiciaron la escasez y la desinversión.
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