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Soberbia, autoridad y derechos

Tener la razón por la razón no es sólo una humillación a la inteligencia y sentido común de los demás, sino además un atropello consigo mismo

  • LEONARDO ZURITA

06/10/2020 04:59 am

Según nuestras creencias asumimos posturas en la vida, o así debería ser. Sin atropellar a los demás con los pensamientos y criterios propios debemos reconocer sus formas de entender al mundo, porque aunque diferentes existen actitudes no necesariamente en contra sentido a nosotros.

Pensar y actuar diferente no debe ser para nada razón para agredir o ser agredido, simplemente es postura y acción propia. La conversación, el acuerdo, la negociación, el respeto y la tolerancia suman al reconocimiento del otro, del que nos puede parecer diferente, pero que al final tiene nuestros mismos derechos y deberes.

Ya asumiendo esta postura como un camino de consenso para una convivencia y coexistencia en comunidad y paz, también debemos entender que ningún absoluto es válido, ni siquiera el propio. Por igual debemos estar negados a la soberbia como expresión de insolencia y arrogancia.

Tener la razón por la razón no es sólo una humillación a la inteligencia y sentido común de los demás, sino además un atropello consigo mismo que terminará en una separación lógica del sujeto con el resto del conjunto social.

No debemos reconocernos como dueños de la razón absoluta y menos aun echar mano de argumentos sin sustento para ser portadores de la verdad verdadera.

Todo esto nos afecta como seres individuales pero también impacta en lo colectivo. Asumir un rol no significa atropellar sino demostrar con pruebas lo que se dice o hace. De otro modo será soberbia.

Para graficar más lo anterior vamos a tomar el ejemplo de los colegios privados, los organismos del Estado y las familias, abordado aquí la semana pasada.

En todo el país hay denuncias por el cobro excesivo de matriculas en los planteles privados. Evaluaremos los tres actores comprometidos, analizando sus posturas y el respeto por los demás. Nuestro objeto de estudio será el estado Nueva Esparta.

Con más de 600 mil habitantes este estado cuenta con 258 planteles públicos y 86 privados en todos los niveles desde educación inicial hasta secundaria.

Los colegios privados, con sus diferencias, han elevado el monto de inscripción y mensualidad bajo dos argumento básicos: “tal o cual colegio cuesta tanto y nosotros debemos cobrar igual o similar” y, “este colegio vale más que eso o debería costar tanto”. Esto no tiene derecho a discusión, o lo asume o te llevas a tu representado a una escuela pública. Así se desconocen leyes y autoridades. Se imponen criterios a rajatabla y sin consenso. Esto es soberbia.

El segundo actor, el Estado y sus organismos públicos, tiene sus diferenciaciones bien marcadas en cuanto a efectividad y autoridad. La Zona Educativa actúa en apego a las leyes y reglamentos y por eso han tratado de desacreditarla por inclinación hacia los padres, un argumento por demás bastante torpe. El Sundde regional ha sido objeto de críticas y denuncias por su retardo en la aplicación de las medidas y el poco respeto y nula observancia de los planteles a su autoridad. Los Consejos de Derecho de Niños, Niñas y Adolescentes han actuado apegados a la norma y de manera eficiente e inmediata. La Defensoría del Pueblo orienta y apoya de forma eficaz. Aquí se aplica el reconocimiento y respeto a todos dentro del marco legal de la República. Se ejerce Autoridad.

Padres y representantes, el tercer actor, siendo víctima del atropello y la tozudez de los colegios privados han conseguido respuesta en las instituciones del Estado donde sus responsables y directores han asumido con hidalguía, responsabilidad y respeto su rol de servidores públicos. La autoridad como garante de los Derechos.

Este ejemplo, que también es una denuncia, muestra la importancia del respeto y el reconocimiento del otro como vía para la convivencia social y el acuerdo entre partes. Siempre la concordia, el entendimiento y la negociación serán caminos para evitar y resolver los conflictos. Son el camino corto.

La educción es un hecho social y la escuela es el espacio de formación de los nuevos ciudadanos donde se deben reforzar un conjunto de valores diferentes que permitan hacer de nuestro país un lugar de desarrollo en el que todos puedan actuar de forma creativa, proactiva y productiva.

En esa nueva sociedad pujante, emprendedora y con nuevos valores se requiere de todos los actores sociales, escuela incluida, con una visión colectiva y menos egoísta, donde el afán de lucro individual no se anteponga al derecho fundamental e inalienable de la educación.

Aprende, crea y emprende.

Comunicador Social UCV
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