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El hombre sin futuro

Los nuevos paradigmas comienzan a bullir también en la lingüística, en la geografía y en la comunicación, sólo por nombrar algunas áreas, pero deben afianzarse en la política...

  • TEÓDULO LÓPEZ MELÉNDEZ

09/09/2020 05:00 am

Es evidente que si influenciamos el advenimiento de una nueva realidad es porque el presente no nos gusta y pensamos que el mantenimiento de las tendencias pueden conducir a resultados catastróficos. Como ya la utopía no es el incentivo es menester repensar al hombre inerte para que ejerza la reflexión sobre las ideas que han sido lanzadas al ruedo y crea en la posibilidad de su realización. La tarea comienza con la descripción de las taras del presente, con un llamado a la rehumanización, con el análisis puntual de las consecuencias posibles y con una acción que conlleve a su adopción y práctica.

Es menester perseverar y verificar su grado de modelación sobre la realidad. Algunos ensayistas han llamado a esta sociedad democrática que he descrito como instituyente, y en permanente movimiento, una “sociedad de transformación”. Está basada, obviamente, sobre la auto-organización, una donde la interacción cumple su papel de mejorar mediante una toma de conciencia. Esto es, mediante la absorción del valor de las relaciones simbióticas, lo que implica un cambio de valores.

El vencimiento de los paradigmas existentes, o la derrota de la inercia, debe buscarse por la vía de los planteamientos innovadores e inusuales que, con toda lógica en los procesos humanos, serán descartados ab initio por el entorno institucionalizado. El derribo de los dogmas no es un proceso fácil ni veloz.

La inutilidad de los viejos paradigmas queda de manifiesto cuando el hombre comienza a sospechar que ya no le sirven exitosamente a la solución del conflicto o de los problemas. Está claro que la revocatoria de los anteriores requiere de un esfuerzo sostenido pues se deben revalorar los datos y los supuestos.

Nuevos paradigmas requieren, generan o adoptan nuevos actores. Cuando los nuevos prendan en la conciencia entraremos en un “encargo a la multitud”. Los nuevos paradigmas comienzan a bullir también en la lingüística, en la geografía y en la comunicación, sólo por nombrar algunas áreas, pero deben afianzarse en la política.

El hombre se queda sin los amarres del pasado y sin una definición del porvenir. Es una auténtica contracción del futuro definido en la especulación ficcional desde el ángulo tecnológico, uno ansioso de perspectivas.

@tlopezmelendez
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