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Investigaciones corporativas. Principios

Las habilidades duras, el conocimiento técnico y científico tienen y tendrán un peso decisivo en las investigaciones corporativas, pero por sí solos no garantizan el éxito...

  • ALFREDO YUNCOZA

07/09/2020 05:00 am

Las investigaciones corporativas cada vez más, van tomando interés por parte de las organizaciones, al reconocer su importancia como opciones que contribuyen a preservar la integridad de los activos tangibles e intangibles. 

Por lo general, y de acuerdo con las legislaciones vigentes de cada país, las investigaciones dirigidas hacia el área de seguridad (safety), tradicionalmente han sido más atendidas ya que las mismas pueden ser de carácter obligatorio, y su incumplimiento generar diversos tipos de sanciones administrativas y hasta penales.

Las investigaciones motivadas a aspectos de protección (security), quizá por no tener “presiones de carácter legal”, no siempre son consideradas. Existen algunas puntuales excepciones como en los casos relacionados con compliance (cumplimiento), que son tema común en las entidades financieras, aseguradoras y varias transnacionales. 

Independientemente que las motivaciones sean por seguridad o por protección, hay un objetivo común en ambos casos: determinar la verdad de los hechos y facilitar información a los tomadores de decisiones, para minimizar la ocurrencia de eventos similares y por tanto los impactos.

Cuando se trata de investigaciones corporativas, hay ciertos principios que deben ser considerados ya que marcan la diferencia entre una gestión exitosa y otra ineficiente. Algunos, aunque pudieran parecer muy básicos al ser obviados, tarde o temprano generan consecuencias.

Integridad. Una investigación puede ponerse en duda cuando la imparcialidad no es claramente percibida, los intereses particulares tienen prioridad o se insiste en determinar como investigador, los objetivos a alcanzar. El exceso de familiaridad con las personas, los prejuicios y las intimidaciones, de seguro sembrarán la desconfianza en el profesional y en la calidad de los resultados.

Veracidad y precisión. Lo que el investigador considere como un hallazgo, más allá de la naturaleza de este, debe estar basado en evidencias. Las pruebas deben tener un altísimo nivel de verificación y ser plasmadas en cada informe, ajustándose plenamente a la verdad de los hechos.

Diligencia. El esmero, el interés y la rapidez deberían ser características presentes en la gestión de todo investigador. Al hacerlo, no sólo agregan valor en alcanzar los objetivos propuestos, sino que suman a la calidad e integridad de la investigación.

Confidencialidad. No sólo se trata de uno de los principios más importantes sino uno de los más apreciados por los clientes y que directamente habla del profesionalismo del investigador. Formalmente los acuerdos de confidencialidad son de gran ayuda para establecer las condiciones de preservación de la información. Por otra parte, con mucha frecuencia los acuerdos no deben pasar por alto consideraciones relacionadas con la legislación vigente.

Mejora continua. Los investigadores exitosos reconocen que toda gestión tiene oportunidades de mejora y que, por muy pequeñas que puedan parecer, no deben ser desechadas. En un mundo que cambia cada vez más y más rápido, hay que tener la disposición a evaluar permanentemente lo que hacemos, cómo lo hacemos y a desecharlo de ser necesario. Aferrarse a ciertas metodologías solamente por tradición, de seguro va a ampliar las brechas de lo que espera el cliente y de lo que el investigador está en capacidad de ofrecerle. 

Relevancia y minuciosidad. No es casual que los resultados de una investigación se basen en los detalles. De hecho, se espera que todo investigador se esfuerce en profundizar, detallar, corroborar, aclarar y confirmar la información y los testimonios, entre otros. Por otra parte, cuando se desarrolla una investigación, es necesario no perder el foco y concentrarse en aquello que realmente contribuya a alcanzar los objetivos. Irse innecesariamente por las ramas puede convertirse en un derroche de recursos y en un elemento que haga más compleja la investigación. Aquí también aplica aquello de “entre más sencilla sea la metodología y contribuya a la toma de decisiones, mucho mejor”.

Comportamiento ético. El investigador debe realizar siempre sus gestiones en el marco de la legislación vigente, respetando las políticas de la organización y los valores ciudadanos. No es válido decir que “el fin justifica los medios” ya que, de lo contrario, pone en peligro la integridad de las investigaciones y a las partes interesadas. El liderazgo que se espera de un investigador tiene en el ejemplo una excelente opción. Cuando el “haz lo que yo digo, pero no lo que hago” se manifiesta, es el principio de un desastroso final.

Las habilidades duras, el conocimiento técnico y científico tienen y tendrán un peso decisivo en las investigaciones corporativas, pero por sí solos no garantizan el éxito. Las habilidades blandas, el interés en velar por el cumplimiento de principios fundamentales, son los complementos que garantizan el alcance de los objetivos y los resultados esperados. 

ayuncoza@gmail.com

Twitter e Instagram: @alfredoyuncoza

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