Espacio publicitario

Mentira de vida

La realidad como un don, no solo como un dato, es lo que interpela sin descanso al mentiroso. Y es al mismo tiempo su oportunidad más certera

  • JOSÉ ANTONIO GÁMEZ E.

26/08/2020 05:00 am

“Una persona que vive una «mentira de vida» está intentando manipular la realidad a través de la percepción, el pensamiento y la acción, de tal modo que solo pueda producirse un resultado predeterminado que se desea de forma agónica. Una vida vivida de esta forma se basa, consciente o inconscientemente, en dos premisas. La primera es que el conocimiento actual con el que se cuenta basta para definir lo que es bueno, ahora y más adelante, sin el menor asomo de duda. La segunda es que la realidad resultaría insoportable si se la deja ser tal y como es”. (Jordan B. Peterson, 12 REGLAS PARA VIVIR Un antídoto al caos).

Es notable encontrar entre los promotores de los hechos de verdad, a los críticos definitivos. La hiper racionalización de la crítica, se hace compatible con una muestra de intensidad religiosa. O mejor dicho pseudo religiosa. En función de unas creencias poco sustentadas. La realidad suele mostrar con crudeza, lo mal fundadas de muchas actitudes. El sufrimiento de una vida no aceptada, se suma al sentimiento de inconformidad con lo que se considera injusto.

Son frecuentes los personajes, que nunca dan el juego por perdido. Pretenden insistir una y otra vez, aunque la realidad les muestre lo contrario. Nadie es capaz de insistir indefinidamente, pero hay quienes abusan del buen juicio de sus oponentes. La imposibilidad de aceptar que se ha perdido, suele ser una muestra de cómo no se aprecia lo que sucede más allá de los propios deseos. La venganza aparece como posibilidad, de hacer justicia por los propios medios.

Si y no
“Si dices «no» a tu jefe, a tu mujer o a tu madre cuando hay que decírselo, entonces te transformas en alguien que puede decir «no» cuando hay que decirlo. Por el contrario, si dices «sí» cuando tienes que decir «no», te transformas en alguien que solo puede decir «sí», incluso cuando manifiestamente toca decir lo contrario. Si alguna vez te has preguntado cómo es posible que personas totalmente comunes y decentes acabaran realizando las cosas terribles que hacían los guardias de los gulags, aquí tienes la respuesta. Cuando había llegado el momento de decir claramente «no», ya no quedaba nadie en condiciones de hacerlo.”.

Los vengadores suman excusas a sus razones. Aparece entonces un apego incondicional a las propias ideas. Las convicciones se transforman en dogmas y la percepción de los hechos se adapta a una lógica circular. Se va creando distancia con cualquier principio, contrario a lo que se cree y manifiesta. La posibilidades de olvidar y perdonar se alejan de una voluntad empecinada. Perdiendo la capacidad de distinguir lo afirmativo y lo negativo, en función de unos juicios comunes.

“En la concepción intelectual, cuando nace un pensamiento en la mente siempre permanece dentro de ella sin separarse. El intelecto protege su juventud en tal forma que los más grandes pensadores de todas las épocas han llamado a la inteligencia la vida superior de la tierra. Este es el significado de las palabras del salmista: Intellectum da mihi et vivam, —dame conocimiento y viviré—.”(Fulton Sheen) La avidez por información se convierte en una necesidad insatisfecha. La capacidad de distinguir e interpretar adecuadamente los hechos y las personas, se ve acortada por una emocionalidad desatada.

Conocimiento
Conocer no siempre se identifica con saber. Tampoco conviene confundir información y conocimiento. Mucho menos deseo con información. Entre cada una de estas etapas media un proceso de asimilación y experiencia, que no es posible obviar. Si se quiere que la vida tenga relación con la realidad y no solo con el pensamiento. La percepción, el pensamiento y la acción deben guardar coherencia. Pero la coherencia no es suficiente. Hace falta la consistencia que proviene, de su aproximación a la realidad. Lo que sucede al margen de las propias expectativas, suele ser el mejor acicate para el reconocimiento de lo verdadero. Eso es lo que hace que la mentira, no encuentre justificación.

La realidad como un don, no solo como un dato, es lo que interpela sin descanso al mentiroso. Y es al mismo tiempo su oportunidad más certera. El realismo del presente en el que se encuentra, hace imposible ocultarse tras la falsedad. La belleza de la realidad es el contraste, contra el que la vida de mentira se hace palpable. Su propia experiencia, lo deja al descubierto.

“No puede achacarse nada de esto a la inconsciencia o a la represión. Cuando un individuo miente, lo sabe. Puede que quiera ignorar las consecuencias de sus acciones, puede que sea incapaz de analizar y articular su pasado y que así no lo entienda, puede incluso que olvide que ha mentido y no sea por tanto consciente. Pero en ese preciso instante, cuando cometió cada uno de los errores en cuestión o cuando obvió cada una de sus responsabilidades, sí que lo era. En ese momento sabía lo que estaba haciendo. Los pecados de los individuos inauténticos corrompen el Estado”. (Jordan B. Peterson)

jagamez@icloud.com
@vidavibra
Siguenos en Telegram, Instagram, Facebook y Twitter para recibir en directo todas nuestras actualizaciones
-

Espacio publicitario

Espacio publicitario

Espacio publicitario

DESDE TWITTER

EDICIÓN DEL DÍA

Espacio publicitario

Espacio publicitario