Jazz
En Venezuela hay un detalle histórico, cuando arribó la “Santo Domingo Jazz Band” en diciembre de 1937, dirigida por “Billo” Frómeta, contratado por los hermanos Sabal, dueños del caraqueño “Roof Garden”, quienes de una vez cambiaron el nombre por “Billo´s Happy Boys”; y luego “Billo´s Caracas Boys”.
Hoy en día uno de los estilos musicales a nivel mundial en el “JAZZ”, que como sucede a menudo con las cuestiones trascendentes, que se distorsiona o evoluciona hacia la excelencia; el término “jazzy” se utilizaba en los bajos fondos sexuales de Nueva Orleans, ciudad del estado norteamericano de Luisiana, como sinónimo de copulador, casi como un “prestador de favores sexuales” o chulo de prostitutas de raza negra. Esta región fue explorada entre varios conquistadores españoles, por Hernando De Soto y Álvaro Cabeza de Vaca, a comienzos del siglo XVI, pero perdieron interés en la zona al no encontrar oro ni plata, abandonando sus exploraciones, hacia las costas del actual México, en el golfo del mismo nombre. El aventurero francés Roberto Cavelier de La Salle, reclamó el derecho de Francia sobre el territorio bañado por el río Misisipi, y lo bautizó como “Luisiana”, en honor al “Rey Sol”, Luis XIV y a su madre la española Ana de Austria, en 1682; una vez finalizada –a favor de Inglaterra-, la “guerra de siete años”, España, por el “Tratado de París” de 1763, recuperó esta posesión, conformando con la península de Florida, una especie de virreinato, a cargo de Bernardo Gálvez, sobrino del todo poderoso José Bernardo Gálvez y Gallardo, gobernador del Consejo de Indias, hasta su muerte ocurrida en 1787.
Desde comienzo de 1700, el comerciante francés Antoine Crozat, consigue el monopolio de comercio de Luisiana, y el lucrativo negocio de traer en calidad de esclavos a miles de africanos, que fueron aposentados como tales en ese territorio, para utilizarlos en actividades agrícolas, especialmente en la siembra y cosecha de algodón; Napoleón I, en vista del fracaso de sus lugartenientes en Haití, se desembarazó de su posesión en Estados Unidos, y la vendió a su Gobierno por 15 millones de dólares, en 1803. Ya la población esclava llevaba en cautiverio casi un siglo, y aunque sus actividades seudorreligiosas estaban prohibidas, los negros practicaban sus cánticos ancestrales, y con tambores rudimentarios (Tam tam) y panderetas se acompañaban. Poco a poco se van creando grupos musicales o combos, con 5 ó 6 integrantes, e incorporando instrumentos de viento tales como trompetas, saxofones, clarinetes, con cantantes muy subyugantes, que les recodaban y evocaban sus orígenes y sus creencias anímicas ancestrales. Con mezclas de canciones de trabajo (work songs), con un sincretismo, hasta cierto punto extraño, de amos y colonos, franceses, españoles e ingleses, aparecen como bandas de marchas en Nueva Orleans, funerales, fiestas y hasta bailes; se tiene como referencia al trompetista Buddy Bolden, quien fundó su banda hacia 1895, hasta que fue mejorado y sustituido por el cornetista Freddie Kepard; a su vez superado por King Oliver. El Jazz de se va extendiendo hacia estados del norte, pero jamás será olvidado su inicio en Nueva Orleans; y después de 1917, cuando se graba por primera vez música de Jazz, por un grupo blanco (The Original Dixieland Jass Band) para el sello Columbia el temas “Darktown Strutter Ball” y en la otra cara del 78 RPM, “Indiana”, contando con notable aceptación.
Después de la incipiente aventura musical, aparece la figura de un negro rechoncho, cantante y trompetista sin igual, Louis Armstrong; unido con la banda de Fletcher Anderson en Nueva York, desde 1924, impuso su estilo y sus improvisados “blues”, en su inigualable estilo. Armstrong, después del fin de la Segunda Guerra Mundial en 1945; creó sus grupos “Hot Five” y “Hot Seven”, imponiendo su indiscutible originalidad y aparecen los pianistas Jelly Morton, James Johnson y el notorio Duke Ellington. Y los músicos blancos famosos incorporan el Jazz en su repertorio, fueron ellos Bing Crosby y Benny Goodman; otro tanto grandes músicos y cantantes se van imponiendo, Charles Parker y Dizzie Gillespie, destacan maravillosamente. Y el ciclo se completa con el ciego Ray Charles Robinson, cantante, pianista, saxofonista y clarinetista, y la sin par Ella Fitzgerald, entre un universo de artistas, cantantes, compositores y creadores de soul, ragtime, gospel, bop, y paremos de contar.
En Venezuela hay un detalle histórico, cuando arribó la “Santo Domingo Jazz Band” en diciembre de 1937, dirigida por “Billo” Frómeta, contratado por los hermanos Sabal, dueños del caraqueño “Roof Garden”, quienes de una vez cambiaron el nombre por “Billo´s Happy Boys”; y luego “Billo´s Caracas Boys”. El director de orquesta, que se unió al movimiento jazzista, fue el maestro Aldemaro Romero; quien creó su versión de “Jazz latino”; con su “Onda Nueva” revolucionó el disímil mundo de la buena música. Entre los más recientes, han sido notables, Rafael Velásquez, “El Gallo”; “El pavo Frank”, Aquiles Báez, Alberto Naranjo, Vinicio Ludovic, Michel Berti, Benjamín Brea, “El Gordo” Monje, Santiago Díaz y Edgar Saume. Cerramos estas notas con el recuerdo inolvidable de nuestro gran amigo ya ido, Juan Toro Martínez, y su programa “El Jazz en Caracas”.
Miguel Azpúrua