En estos días reflexionaba sobre la perfección que se manifiesta de múltiples maneras en la naturaleza que nos rodea; incluso aún más allá de nuestro planeta, en el espacio exterior, existe una maravillosa y constante sincronización de diversos eventos, algunos de ellos muy complejos. Y en lo más cercano, pensaba sobre hechos y sucesos perfectos que nos circundan y que son realmente una maravilla, algunos ejemplos: 1. La increíble arquitectura de un árbol, cómo al mismo tiempo nos prodiga oxígeno, alimentos (frutas), belleza única, sombra y hasta madera para hacer muebles; 2. La formación que adopta una bandada de pájaros en vuelo, donde vuelan muchas aves dando vueltas rápidas sin llegar a chocar entre ellas; o como cuando van migrando de un lugar a otro en ciertas temporadas del año (¿quién les dice a dónde tienen que ir?); 3. Uno de los ejemplos quizás más impresionantes somos nosotros mismos, los seres humanos. Cómo hemos sido diseñados de tal manera que permite funcionar al mismo tiempo múltiples sistemas, laboratorios químicos que a su vez nos permiten ejecutar muchas funciones. Por ejemplo, la maravilla de como el hígado puede ¡regenerarse por sí solo! Así es, cómo este importante órgano cuyas funciones son vitales para el funcionamiento del cuerpo humano puede sanarse solo cuando está enfermo, e incluso recuperar hasta el 66% de su volumen original. Aquí cabe un largo etcétera que nos demuestran, con mucha claridad, que todas estas maravillas no pudieron surgir del azar, que tienen que provenir de un diseño...y por lo tanto de un Diseñador inteligente, muy inteligente.

Además, al saber que existen 60.000 variedades de escarabajos, aprendemos que a ese Diseñador, Dios, le gusta la variedad. Al ver un volcán, un maremoto o un terremoto, aprendemos que Él es poderoso. Del delicado equilibrio del ecosistema, podemos observar que Dios es ordenado de una forma impresionante.

Ahora bien, por otro lado y en contraste con todo este orden, tenemos un desorden y un caos que hemos creado los humanos, todos, con muchas decisiones y acciones que hemos tomado. Bastantes de esas decisiones y acciones son negativas, y hasta muy negativas, incluyendo algunas de nosotros mismos. Personalmente a lo largo de mi vida recuerdo haber metido la pata innumerables veces, y en algunas de ellas incluso de esa manera perjudiqué a otras personas, a veces seriamente. Y eso sigue ocurriendo mientras actuamos con egoísmo, engaño, desdén hacia el dolor ajeno, sin solidaridad, mintiendo, siendo deshonestos en ocasiones, etc.

Además, con frecuencia nos colocamos en posición de exigir casi que la perfección en los demás y en lo demás, aunque al respecto usualmente somos más indulgentes con nosotros mismos, o con quien tenemos una afinidad de algún tipo. Asimismo deberíamos tomar conciencia de que al estar en crisis, las cosas usualmente no pueden funcionar en una forma normal, va a haber problemas en el funcionamiento de todo. Es algo previsible. Por ello debería ser también previsible que decidiéramos ser más comprensivos con las demás personas. Y que estuviésemos más prestos a practicar la paciencia. De hecho una de las cosas en la que continuamente somos ejercitados es en la paciencia. Cada día suceden cosas que nos llevan a ir aprendiendo paciencia, o al contrario, a reaccionar con impaciencia ante ellas. Es de verdad vital aprender a tener paciencia, más hoy día; la prueba de que es tan importante podemos percibirla en el hecho de que nada que realmente valga la pena sucede de prisa...

Por otro lado, existe una realidad: que en este mundo se nos presentan muchas y cada vez más tentaciones, de todo tipo. Muchas personas ponen su ingenio al servicio de su egoísmo y del mal. Y muchas de las ideas que esas personas trasmiten son atractivas, en especial para adolescentes y jóvenes, ya que ellos no han vivido todavía las experiencias que les mostrarán que en esta vida no todo lo que brilla es oro.

En medio de todo este ambiente hay personas, algunas de ellas de seguro con buenas intenciones, que asiduamente están señalando lo negativo y lo malo que hacen otros. De esa forma en realidad lo que están es contaminando más el ambiente en la sociedad, tal como lo hace una infección en el cuerpo de una persona. Lo único de verdad eficaz que podríamos hacer, además de cultivar una fe firme en Dios, es lo que una vez dijo Gandhi al respecto: Tú tienes que ser el cambio que deseas ver en el mundo. Poco a poco. Cada día. En los pequeños detalles. Empezando por nuestro entorno más cercano.

Finalmente, hay algo que en medio de todo esto para mí está siendo un tremendo aliciente, y espero que para los lectores también lo sea: que si bien es Dios quien ha permitido que estemos en la situación actual, Él aún está con nosotros, en medio del caos y el desorden... y nos va a apoyar y a guiar si lo buscamos en serio y tomamos una decisión constante de ser ese cambio que deseamos ver en el mundo.

@agusal77
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