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La “furia revolucionaria” no quiere reclamos

El mensaje que se trata de enviar a los ciudadanos que hoy tienen acceso a los medios de comunicación es de seguridad, de que se tiene el control, de revolución exitosa y de máxima felicidad

  • FRANCISCO OLIVARES

23/05/2020 05:00 am

En sus últimas alocuciones, Nicolás Maduro suele estar acompañado por el ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López y miembros del Alto Mando Militar. Desde allí se anuncian imaginarios escenarios de ataques a su revolución como que los venezolanos que regresan desde Colombia con sus familias a cuestas son parte de una “guerra biológica” ordenada por el presidente Iván Duque. Al mismo tiempo se anuncia que desde La Orchila se hacen pruebas con misiles para el contraataque que se espera tras el arribo de los 5 barcos iraníes con la gasolina

Detrás de la escena cotidiana, destaca un gran mensaje en pantalla que dice: “Traidores nunca”, una advertencia a los cuarteles y a los ciudadanos a que desistan de cualquier ocurrencia insurreccional, en un país que ha sentenciado que “no volverán”. Es decir, aquellos tiempos en los que había una vida normal con mercados llenos de productos, agua, electricidad y gasolina.

c que arropa al pueblo venezolano que día tras día derrota las apetencias de opositores que intentan sacarlos del poder. Y si alguno tiene dudas, muestran estadísticas que indican que 88% de los venezolanos rechazan al líder opositor Juan Guaidó y 86% está en contra de Donald Trump. Pero además 84% de la población piensa que debemos permanecer en cuarentena. En ningún momento se revela cuál es la supuesta fuente, dando por hecho, que si lo dice el Presidente, la población debe aceptar su verdad.

Pero desde los últimos rincones del país, la realidad es otra. Una existencia que ya no se refleja en los medios masivos de información. Algunos como DirecTV ha tenido que cesar sus funciones en el país, y otros por el bloqueo que aplica la revolución a quienes pretenden ser independientes.

Videos que todavía circulan en las redes sociales muestran largas filas de gente subiendo los cerros de Caracas con bidones para cargar agua y llevarlas a sus casas. Un joven de 12 años en Petare tiene medido los 280 escalones que debe ascender para cumplir la misión de llevar el agua a su casa, siempre que no sea víctima de algún grupo armado que lo intercepte en el camino. En otro video se observa un remolino de tobos azules con gente disputándose la poca que llega en un camión cisterna; mientras otros en Maracay descubren con alborozo un pozo debajo de un puente.

En otras imágenes se observan a colectivos armados, FAES, GNB, reprimiendo y deteniendo a personas que salen a protestar, desafiando el toque de queda impuesto por los colectivos armados.

Provea y Laboratorio de Paz reportan que durante el primer mes de cuarentena, desde el 13 de marzo al 13 de abril, se registraron 36 detenciones y en el segundo mes se agregaron otras 49, para sumar 85 detenciones en dos meses. De ellas, 22 fueron periodistas que informaron sobre el coronavirus, 11 personas son funcionarios de la Asamblea Nacional o vinculados a figuras políticas opositoras. El resto de detenciones se produjo por protestar por servicios públicos y atención médica. Destacan los casos de personal de salud por declaraciones vinculadas al Covid-19. En total por protestar se registraron 51 detenidos y dos asesinados por los cuerpos de seguridad.

Al mismo tiempo en algunas regiones se desató la llamada “furia bolivariana” que entre otras acciones hostigan a personas críticas de la sociedad civil y líderes sociales con el marcaje de sus viviendas con epítetos de amenazas de muerte sentenciados como “enemigos del Gobierno”. Las amenazas se registraron en 19 estados.

Si sumamos a todos los ciudadanos que el gobierno de Maduro considera “enemigos de la patria” allí están, los repatriados señalados como parte de la “guerra biológica”, los políticos y activistas sociales, las familias marcadas como enemigos, los que protestan por hambre y necesidad, más los 5 millones que abandonaron el país y todos aquellos a quienes se les ha negado la identificación, el pasaporte, los servicios públicos, la salud el trabajo y las libertades.

Del lado de la revolución queda solo un sector integrado por los altos funcionarios gubernamentales, una parte de la élite militar y policial, los colectivos armados, las FARC disidente, el ELN y el FBLN, las bandas que extraen el oro de Guayana, y parte de las “megabandas” que controlan las zonas populares del país, ya que allí se ha producido una fuerte disidencia.

Esa es la nueva geografía de un país en el abismo en el cual, de un lado están los civiles y del otro quienes poseen las armas y controlan el poder.

Twitter: @folivares10

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